Tres años del primer caso de covid en el mundo
Lo que la pandemia dejó: "El sistema sanitario no está diagnosticando el covid persistente"
El colectivo de afectados alerta de que muchos médicos aún desconocen la enfermedad y denuncia el "abandono asistencial"
A falta de un registro oficial, profesionales sanitarios y entidades calculan que unos 300.000 catalanes padecen esta nueva dolencia
Beatriz Pérez
Periodista
Responsable del área de sanidad/salud de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde 2018. En este tiempo he podido profundizar en temas de relevancia social y humana, como la pandemia de covid-19, el sistema de salud catalán, los avances médicos o las desigualdades en el acceso a la sanidad. En abril de 2024, gané la primera edición del Premi Salut i Drets Socials del Col.legi de Periodistes de Catalunya (demarcación de Tarragona).
El 1 de diciembre de 2019 se supo del primer caso conocido de covid-19 en China, el epicentro de la pandemia que durante dos años y medio ha mantenido en jaque a todo el planeta. Después se supo que el virus llevaba semanas circulando y que las primeras infecciones se habían producido en noviembre en un mercado de animales vivos en la ciudad de Wuhan.
Tres años después, el covid-19 (que en España ha causado más de 13 millones de contagios con prueba diagnóstica confirmada por el sistema sanitario y unas 116.000 muertes) ya no condiciona la vida de la población como entonces, pero la resaca que ha dejado es inapelable. Y parte de ella son los pacientes de covid persistente(o 'long covid', en la literatura inglesa), enfermedad que desarrolla entre el 10% y el 15% de los contagiados. A falta de un registro oficial, en Catalunya la sufren, calculan médicos y entidades, unas 300.000 personas.
"Aún hay muchos médicos de la atención primaria y de hospitales que no nos diagnostican como tal. Hay mucho negacionismo en torno al covid persistente", señala Sílvia Soler, portavoz del Col.lectiu d'Afectades Persistents Covid-19, del que forman parte unos 1.400 catalanes, muchos de los cuales arrastran la enfermedad desde la primera ola. Esta entidad comparecerá este jueves en la comisión de salud del Parlament para denunciar el "abandono asistencial" y la "falta de interés" del Govern.
"Hay niños y adolescentes que están estudiando con muchos déficits de atención y fatiga"
"La pandemia ha pasado, pero esta subpandemia sigue aquí. Nadie quiere afrontar un problema grave que afecta a gente de todas las edades. Hay niños y adolescentes que están estudiando con muchos déficits de atención y fatiga", asegura Soler. El colectivo piden, principalmente, que se haga un recuento oficial de enfermos de covid persistente porque, hasta ahora, se ignora la cifra de afectados. "No se hace porque no hay voluntad política", añade.
La mayoría de los pacientes con un covid-19 leve se recuperan pasadas dos semanas. Sin embargo, entre un 10% y un 15% continúa teniendo síntomas, como mínimo, tres meses después. A partir ahí, los médicos los consideran enfermos de covid persistente: personas que, pese a que las pruebas de coronavirus ya dan negativo y no hay restos del virus, continúan sufriendo síntomas como fatiga, disnea (o dificultad respiratoria), dolores torácicos y de cabeza o niebla mental.
La misma Soler es una enferma de covid-19 persistente. Se contagió en la primera ola y, aunque en verano estuvo mejor, en octubre volvió a recaer. "Vuelvo a tener febrícula, desregulación de temperatura y afonía. Vuelvo a estar muy cansada", dice esta mujer de 54 años.
"Desconocimiento"
"En la atención primaria y la hospitalaria aún hay cierto desconocimiento sobre la enfermedad", reconoce Gemma Torrell, médica del centro de atención primaria (CAP) Les Indianes, de Montcada i Reixac (Barcelona). El covid persistente entraña unos síntomas que a veces son "difíciles" de asociar con una "infección pasada". "Ahora, además, solo hacemos test a personas vulnerables, por lo que mucha gente puede tener covid y desarrollar fatiga más adelante. En una situación poscovid puede ser difícil de objetivar", dice Torrell.
Esta médica de familia hace seguimiento de muchos pacientes diagnosticados de covid persistente. Pero, además, le siguen llegando otros nuevos. "Hay mucha gente que llega a la consulta por otro motivo, pero luego explica que no está igual de bien que antes del covid. Y ves que tiene síntomas persistentes y que además ha adaptado su vida a estos síntomas", cuenta Torrell.
Estos pacientes acusan, sobre todo, una gran falta de energía. No siempre están de baja, pero a muchos que siguen trabajando les resulta imposible mantener por ejemplo su vida social. "O la mantienen pero con mucho cansancio", dice esta médica. "Son personas que parece que están bien pero los síntomas -fatiga, niebla mental, taquicardias- han irrumpido en su vida".
Impacto sanitario
Torrell ve urgente comenzar a contabilizar a estos pacientes. Según ella, es un "problema" desconocer el "volumen" de los mismos. Podría hacerse desde la atención primaria, pero "mucha gente con síntomas no consulta". También se podría hacer una encuesta poblacional. Pero, para esto, aclara Torrell, la atención primaria debe estar "fuerte" para atender bien a la gente y derivarla en caso de que sea necesario. Una primaria, precisa, con un 25% del presupuesto total de Salut.
"El estado del sistema tiene un impacto en esta enfermedad y en otras. Hay mucha lista de espera para acceder a rehabilitación, para las pruebas complementarias y a veces también para acceder a la atención primaria", apunta Torrell. Cree que hay una "necesidad" de "cerrar" la pandemia, pero el covid persistente "no lo permite" porque es una situación que "sigue ahí".
Investigación y lista de espera
La jefa de la unidad de covid persistente del Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti) de Badalona, Lourdes Mateu, insiste en la necesidad de investigar esta enfermedad tan desconocida. Ahora mismo hay varios estudios en marcha en todo el mundo. Can Ruti inició recientemente uno con plasmaféresis, una técnica para limpiar la sangre de sustancias inflamatorias, pero hasta abril o mayo no habrá resultados.
Mateu advierte de que, pese a que la variante ómicron causa menos casos de covid persistente que la original de Wuhan, a la unidad de Can Ruti aún siguen llegando pacientes. Actualmente hay una lista de espera de seis meses para acceder a ella. Desde que comenzó la pandemia, ha atendido a unos mil pacientes. "No se está invirtiendo lo que se debería en covid persistente, ni en asistencia ni en investigación", denuncia Mateu.
"Aún hay un desconocimiento del colectivo médico y no están siendo bien identificados los pacientes. Faltan estudios. La atención primaria es muy importante porque es la que ve al paciente, pero tiene un problema de sobrecarga", añade esta internista. Tanto ella como la doctora Torrell ven importante que también las empresas conozcan qué es el covid persistente y adapten sus trabajos a las personas afectadas.
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