Pandemia de covid-19

"Más tranquilos" y con "menos angustia": así mejora el estado anímico de los vacunados

Aun a falta de datos científicos, los médicos de familia creen que la ansiedad y la angustia poblacional causada por la pandemia bajarán con la vacuna. Los beneficios en la salud mental ya se perciben en algunos inmunizados, quienes se notan "más contentos". Los geriátricos se sienten "salvados". "La gente sale con una sonrisa de oreja a oreja tras el pinchazo", dice una enfermera.

Araceli Vallejo

Araceli Vallejo / Anna Mas

Beatriz Pérez

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Araceli Vallejo, jubilada de 64 años y vecina de Sant Celoni (Vallès Oriental), ha pasado un último año "muy triste". Ha visto muy poco a sus nietos, sobre todo a los dos que viven en Barcelona (los otros dos viven en Sant Celoni), debido al confinamiento comarcal. "Además, mi padre tiene 96 años y me daba pena que los últimos años de su vida fueran así", cuenta. Pero el estado anímico de Vallejo ha dado un vuelco hace poco más de un mes, concretamente desde que se vacunó contra el coronavirus.

"Estoy más contenta y mucho más tranquila. Me ha disminuido mucho la angustia de antes. Estoy con ganas de que todo el mundo se vacune". Ya puede ir a buscar a sus nietos (los que viven en Sant Celoni, pues el cierre comarcal sigue) al colegio sin "riesgo" de contagiarse. En julio, su padre, el bisabuelo de los pequeños (también vacunado), cumple 97 años y Vallejo espera juntarse con la familia y celebrarlo.

El caso de Vallejo ejemplifica cómo se sienten gran parte de los que ya han sido vacunados contra el covid-19, la enfermedad que tiene en jaque al mundo desde hace un año. Aún no hay datos científicos sobre cómo la inmunización está mejorando la salud mental de quienes ya tienen el pinchazo, pero la sensación de los médicos de primaria en sus consultas es que está siendo así. Lo apuntó el lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. "La vacuna es muy beneficiosa, también para la salud mental de todos", dijo el epidemiólogo en rueda de prensa.

"Nos encontramos a gente mayor que lleva un año recluida en su casa y que llora de la emoción cuando la llamas para vacunarla", certifica Ethel Sequeira, médica de familia en el CAP Casanova de Barcelona y miembro de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (Camfic). "Es emocionante vacunar a los mayores", añade. Para Sequeira, el "ejemplo clarísimo" de los beneficios de la vacuna se refleja en los ancianos de las residencias, quienes hace un año estaban "muertos de miedo" y ahora "han vuelto a la vida". "No tenemos datos científicos, pero estoy segura de que, en los vacunados, han bajado la ansiedad y la angustia. La vacuna tendrá, seguro, una repercusión positiva en la salud mental", opina esta médica.

Los geriátricos: "Estamos salvados"

El geriátrico Sant Pere de Les Fonts de Terrassa poco a poco el ritmo de visitas de antes de antes de la pandemia, aunque con las debidas restricciones: los encuentros son siempre al aire libre y los familiares no pueden abrazar a las ancianas.

'Salvadas' por la vacuna en el geriátrico Sant Pere de les Fonts

Residentes del geriàtrico Sant Pere de Terrassa se sienten 'salvadas' del covid después de haber sido vacunadas. / Ferran Nadeu

"Aquella angustia de antes ya no está", dice Andrés Rueda, director de una residencia de ancianos que presume de no haber tenido un solo contagio en su interior. "Estamos más tranquilas, aunque nuestras familias vienen poco porque ellos no están vacunados", cuenta Pepita Gallinat, residente de 85 años.

"Lo que nos preocupa ahora es la familia. Nosotras estamos resguardadas. Estamos contentas y salvadas", añade Josefina Puig, de 90 años. Aquel miedo al virus ya no existe gracias a la vacuna. "Nuestra preocupación más grande ahora es la familia", insiste Natalia Becedas, 89 años.

Estas ancianas echan de menos ver más a sus nietos y estar más tiempo con ellos. Verlos crecer. "Tengo una nieta en Francia que ha tenido un bebé y solo lo conozco por fotos", explica Becedas. "Es que esto es mundial. Yo también tengo un hijo en Suecia y tampoco puede venir. Pero yo tengo fe en la vacuna", responde Gallinat. "Todavía muere mucha gente...", masculla Isabel Martínez (96 años). "Queremos que se vacune todo el mundo", añade. Saben que volver a la normalidad implica que al menos el 70% de la población esté vacunada.

Los vacunados con AstraZeneca

Frente al entusiasmo que viven los geriátricos también está la otra parte, la de los pacientes vacunados con AstraZeneca (los de 60 a 69 años) que viven la "alegría" de estar inmunizados y, a la vez, la "angustia" por la posible vinculación del fármaco con las trombosis. Hay "muchas personas", reconoce esta médica, que no se quieren vacunar con AstraZeneca o que llaman a los CAP para que les cambien la vacuna, algo que no se puede hacer. "Otra gente dice que se espera para vacunarse. Tienen que entender que, si no lo hacen ahora, no sabemos cuándo le podremos ofrecer otra vacuna. Y yo insisto: debe darles más miedo el virus que la vacuna. Los efectos secundarios son rarísimos", declara. Sequeira añade que quienes deciden vacunarse salen todos con una "sonrisa" tras el pinchazo.

"Puedo intuir esta tranquilidad en los vacunados. En las llamadas lo notamos: hay una preocupación por vacunarse cuanto antes", explica por su parte Pepi Estany, enfermera del CAP Artesa de Segre (Lleida) y coordinadora del grupo de vacunas de la Associació d'Infermeria Familiar i Comunitària (Aificc). Cree, como Sequeira, que la vacuna supondrá una "gran mejora" en el aislamiento de las personas y en su estado anímico, aun a falta de datos oficiales. "La gente sale de vacunarse con una sonrisa de oreja a oreja", dice.

Sebas Pi, profesor de música de 54 años en Barcelona, reconoce estar "más tranquilo" desde que se vacunó con AstraZeneca. "No solo por mí, sino también por los demás. Creo que he hecho bien vacunándome", cuenta Pi. Lo pincharon a principios de febrero y en mayo le pondrán la segunda dosis. "Me quiero vacunar ya del todo con las dos dosis". Para él, fue una "sorpresa muy agradable" recibir el mensaje de la Conselleria de Salut para pedir cita. Se vacunó inmediatamente al día siguiente.

Dicen lo mismo Joaquín Osuna (61 años) y Lola González (65), dueños de un kiosco en el paseo de Sant Joan de Barcelona. Se vacunaron con AstraZeneca hace un mes y repiten lo que dice la mayoría. "Estamos mucho más tranquilos. Teníamos miedo: siempre en la calle, con tanta gente...", comenta González.

"Decepcionados"

Pero también están quienes se sienten "decepcionados" ante la información que ha ido saliendo del fármaco de AstraZeneca. Es el caso de Mireia Bertran, maestra de primaria en Girona de 47 años. "Era reticente a vacunarme, pero por respeto a otra gente y por seguridad lo hice. El día que me fui a vacunar salió la noticia de los trombos...", relata al otro lado del teléfono.

"El día que paralizaron la vacunación [que se retomó días después] fue un desengaño y una decepción muy grande. Me cogió angustia después, de no saber qué me pasaría. Ahora no sabemos si nos administrarán la segunda dosis y está todo paralizado", comenta Bertran. A día de hoy, ella está sana y salva y no ha tenido efectos graves secundarios, más allá del malestar de los dos días siguientes, que entran dentro de lo normal

España baraja tres opciones para los menores de 60 años vacunados con la primera dosis de AstraZeneca (el fármaco se sigue administrando solo a los mayores de esa edad): ponerles sus correspondientes, administrarles una segunda dosis de otro fármaco o dejar a este colectivo sin segundas dosis dada la alta protección que ya ofrece la primera (en torno a un 70%).

El porcentaje de aparición de trombosis en enfermos graves de coronavirus es del 16,5%, frente al 0,0004% de incidencia tras la inoculación de AstraZeneca. Coger un avión o tomar anticonceptivos implica más probabilidades de sufrir coágulos graves.

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