La luxación de hombro es la más frecuente

El médico, en la mayoría de casos, recolocará el miembro del paciente sin intervención quirúrgica ni anestesia, pero puede haber casos más graves

Observación. El traumatólogo Marc Aguilar revisándole el el hombro a un paciente.

Observación. El traumatólogo Marc Aguilar revisándole el el hombro a un paciente.

MARÍA
GARCÍA SAN NARCISO

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Las luxaciones son lesiones especialmente frecuentes, sobre todo en los hombros. «Son las que más atendemos en urgencias», explica Marc Aguilar, del servicio de traumatología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Se producen cuando dos huesos que están anclados entre ellos, de manera que generan una articulación, dejan de estarlo. En el caso del hombro, este contacto se produce entre la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea.

El problema es que estos dos huesos no son muy compatibles. De ahí que su descolocación sea relativamente fácil. «Al tener la cabeza del húmero una forma circular, y la cavidad glenoidea una superficie muy plana, es fácil que con un movimiento se salga del sitio», explica el traumatólogo. La facilidad no es la misma para todos. «En pacientes jóvenes son causadas sobre todo por impactos de más o menos alta energía, como la caída de una bicicleta o de una moto. También cuando se produce desde su propia altura: gente que está haciendo verticales y de pronto se cae», dice el doctor. En personas más mayores se provoca por impactos de menor intensidad.

ANTERIORES Y POSTERIORES/ Las luxaciones de hombro se clasifican en anteriores, cuando la cabeza del húmero se va hacia adelante, o posteriores, cuando se va hacia atrás. «Lo más común es que sea anterior porque los músculos que tiran hacia delante tienen más fuerza», explica el traumatólogo.

Las anteriores no solo son más frecuentes. También son las más fáciles de tratar. «Es relativamente sencillo reducirla y colocarla en su sitio», explica el traumatólogo. En la gran mayoría de este tipo de desencajamiento se puede reducir de manera cerrada, es decir, sin intervención quirúrgica.

En cambio, en una posterior es muy habitual que se necesite anestesiar al paciente. «El problema con el diagnóstico de este tipo de luxación es que no duele tanto. Aunque puede causar un poco de impotencia funcional, la deformidad no es clara», expresa Aguilar.

FORMA DE ACTUAR/ «Cuando nos traen a un paciente con el hombro luxado, si todo va según lo normal, se le diagnosticará, se le recolocará de manera cerrada y sin anestesia, y en un par de horas podrá irse a su casa», explica Aguilar. Si no se puede reducir de manera cerrada, se anestesia al paciente.

Pocas veces las luxaciones van asociadas a otras lesiones graves, aunque puede ocurrir. «La lesión no es solamente en la estructura ósea. También desgarra otras estructuras, como los tendones, que por sí solas curan en un periodo de tres semanas». El problema es que a veces pueden arrastrar estructuras con ellas muy importantes, como nervios o vasos arteriales.

«Puede pasar que genere una lesión arterial, o neurológica, por los nervios que pasan alrededor del hombro, y que precisen algún tratamiento extra que no sea simplemente la reducción de la luxación», afirma. «Por eso siempre conviene, antes de la reducción, comprobar que esas estructuras vascular-nerviosas están funcionando». Según explica el doctor, la exploración debe hacerse antes de colocar el hombro y también después. «Puede pasar que una arteria que estaba bien después de colocarla se genere un problema vascular», explica.

Si la luxación es normal, donde solamente hay asociadas lesiones tendinosas y ligamentosas, pero no neurológicas o vasculares, «simplemente se inmoviliza el hombro una media de tres semanas para que las estructuras de alrededor se curen. Después, habrá que hacer un tratamiento de fisioterapia para que estas estructuras se fortalezcan.