Teatro

Auge de las obras sobre salud mental en los escenarios

Teatro y danza incorporan temas y participantes vinculados a problemas psiquiátricos, sin perder narratividad artística

El efecto terapéutico y pedagógico se suma a la profesionalidad con la que se abordan las historias en escena

"Hacer 'Boja' me ha cambiado la vida"

Un momento de la obra A la Deriva, protagonizada por Marta Montiel y Elies Barberà

Un momento de la obra A la Deriva, protagonizada por Marta Montiel y Elies Barberà / El Periódico

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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Sí, existen numerosos talleres de teatro para personas con problemas de salud mental. Pero lo que está sucediendo en los escenarios del circuito comercial catalán va mucho más allá y es una tendencia clara a abordar los problemas psiquiátricos de forma artística y profesional, no solo terapéutica. Este auge va de la mano del creciente interés social por la cuestión.

Y las actrices y actores trabajan directamente con personas con este tipo de trastornos confirman el interés de programadores, público y dramaturgos. Es el caso de Berta Giraut, profesora, poeta y actriz, que confirma la tendencia al alza de este tipo de contenidos en escena. "Ha habido una sensibilización y no me gustaría que fuera una moda", advierte de entrada.

Giraut trabaja codo con codo con personas con problemas de salud mental, escribiendo en función de las vivencias recogidas pero sin saber los diagnósticos. "Se trata de no juzgarlos, para nada; en escena les cuesta de entrada sonreir, y tocar, pero al final lo consiguen. Se van abriendo y es un proceso muy bonito; no se va a buscar, pero todo esto tiene un efecto curativo inevitable, les cambia la cara", describe.

Efecto terapéutico contra pornografía emocional

El público, además, responde, porque "tiene ganas de ver este tipo de propuestas y vienen entregados, mientras que para los actores es una experiencia fantástica". Giraut, que estrenará "Que juguin, que juguin" en L'Altre Festival, es partidaria de evitar textos de autoficción directa sin metáfora ni poesía. "Soy mucho más partidaria de hacer saltar la historia, que pase otra cosa", propone, para evitar que la propuesta se acabe convirtiendo en pornografía emocional.

Marta Montiel, actriz.

Marta Montiel, actriz. / Irene Vilà

Montse Colomé, coreógrafa y bailarina de larga trayectoria y reconocimiento, también confirma que cada vez proliferan más este tipo de propuestas. Ella ha trabajado con un grupo de usuarios del centro de salud mental del distrito barcelonés de Les Corts. "Sí tienen una reacción más lenta, la música les entraba con cierto retraso, pero a los más creativos les iba muy bien bailar. Todo lo que sea usar el cuerpo les va muy bien. Tras los ensayos creamos una pieza propia", recuerda. "Este tipo de enfermedades han sufrido el estigma de la locura durante años y hay gente muy distinta, y nos cuesta entenderlo; a mí misma me costó entender que necesitaba ayuda en un momento de mi vida", opina Colomé. Su satisfacción es, pues, doble, al poder ayudar a este tipo de personas mediante la danza.

Testimonios reales

Marta Montiel y Elies Barberà llevan poniendo el foco en la salud mental desde antes de la pandemia, con asuntos tan crudos como el intento de suicidio. "Sí que está ahora más presente, porque todos como sociedad podemos hablar más de ello y detectamos temas de salud mental donde antes no lo habíamos hecho", opina Montiel. ¿Cómo ponerlo en escena? "Con mucha delicadeza, sensibilidad y cautela en temas como suicidio juvenil o los abusos, formándonos con asociaciones y especialistas para saber cómo preguntar, porque depende de cómo se ponga en el escenario te alejas de los objetivos", explica esta actriz.

Montiel y Barberà estrenan "A la deriva" en el L'Altre Festival el 2 de junio, en la que abordan la vivencia de personas que han sido ingresadas en centros de salud mental. "La reacción del espectador es que les toca directamente", explica. Y también considera que la apuesta es terapéutica. Y hace que nos formulemos preguntas sobre cuándo se debe ingresar a una persona y qué significado le damos a la palabra locura.

Montiel coincide con Giraut en la necesidad de transformar la vivencia pura en una narratividad artística: "Hacemos un trabajo a partir de la oralidad, a través de la voz, las inflexiones y las pausas y la respiración, conectas con las emociones de la persona, y cada dramaturga ha escuchado todas las entrevistas previas con los testigos; se le da a todo una forma artística, con elementos como la música, el sonido y el video". Lo cual significa que ver "A la deriva" se convierte no únicamente en una apuesta teatral, sino, probablemente, en la manera más directa de conocer por dentro lo que pasa a un paciente ingresado por problemas graves de salud mental, con situaciones tan extremas como los ingresos involuntarios o las contenciones.