En el paseo Marítim

El restaurante-club Carpe Diem reabre renovado tras la sanción de Colau

Barcelona cierra 45 días el restaurante-club Carpe Diem por infracciones

Carpe Diem

Carpe Diem / Ricard Cugat

Patricia Castán

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Uno de los restaurantes club más conocidos de Barcelona, y premiado internacionalmente, Carpe Diem, levanta de nuevo la persiana este jueves tras haber permanecido cerrado 45 días por una sanción del ayuntamiento. Sus responsables han aprovechado el parón para efectuar mejoras de cara a la temporada alta que ahora comienza.

El Carpe Diem, que se ubica en el paseo Marítim, junto a otros locales como Opium Mar y Shoko, pero es el más pequeño, conforma una línea de gastronomía y ocio nocturno muy visitada por barceloneses y viajeros. Precisamente, fue durante una famosa fiesta que el club celebraba anualmente para el público local (Flower Power) cuando fue sancionada, esencialmente por exceso de aforo, estando la concejala Gala Pin al frente del distrito de Ciutat Vella.

El expediente acabó llevando a un cierre de 45 días desde el pasado 6 de marzo por las infracciones detectadas por el consistorio. Otros locales del entorno también han sufrido cierres similares en los últimos años o tienen procesos en marcha. Para el actual concejal del territorio, Jordi Rabassa, forma parte de una ofensiva municipal para mejorar la seguridad de las salas.

La medida ha afectado a más un centenar de trabajadores, pero la empresa ha aprovechado para actualizar sus instalaciones. Se ha renovado su puerta de entrada de estilo árabe, hecha a mano por artesanos, se ha cambiado el suelo, parte de la iluminación, mejorado los baños y el interiorismo, para su vuelta a la actividad desde este mediodía con el servicio de comidas. También recupera la gestión de las tumbonas de playa frente al local. Para impulsar la reapertura, se ha programado una oferta destacada de discjockeis durante estos días.

Exterior del Carpe Diem, este jueves.

Exterior del Carpe Diem, este jueves. / Ricard Cugat

Pendientes del futuro

Desde que se inició el mandato de Ada Colau, los Comuns han abierto distintos frentes en el ocio nocturno y las terrazas. En concreto, esperan erradicar toda la oferta del Front Marítim, como ya sucedió con el Port Olímpic, aunque la oferta sea muy distinta aquí, donde la titularidad es del Estado. Cuatro de los operadores pactaron en 2020 con el Ministerio de Hacienda su continuidad por cinco años más, aunque otros establecimientos fueron subastados. El ayuntamiento de Colau ha sido muy crítico con esta decisión ministerial.

El consistorio y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acordaron el año pasado un protocolo de colaboración para ampliar sus instalaciones científicas en esta zona mediante la incorporación de alguna de las discotecas, sin plazos ni presupuestos. Los locales quedan al nivel del mar, bajo el paseo, y concebidos como espacios de ocio, no tienen más entrada de luz natural que sus terrazas.

Mientras tanto, las patronales del sector reclaman su supervivencia, en el marco de una ciudad con cada vez menos opciones de ocio para sus jóvenes, y ante la potencial pérdida de casi un millar de empleos en la zona si desaparece esta actividad del litoral. En el otro lado de la moneda, entidades vecinales de la Vila Olímpica y la Barceloneta han pedido la reducción de la oferta así como un control de sus efectos en la vía pública, donde la presencia policial ha sido casi nula durante años.

Mantenimiento del paseo

En paralelo, las empresas de este eje se han quejado reiteradamente del abandono que vive el paseo Marítim, en su tramo a ras de playa, donde son los propios operadores quienes han tenido que reparar las pasarelas en numerosas ocasiones ante las muchas caídas de viandantes que se producían.

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