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Las flores de Barcelona que siempre caen de pie

Estos ramos son más comentados que el fichaje de Broncano por TVE. Tienen 13 millones de visualizaciones en Instagram. Musho los presenta en redes lanzándolos al aire. Siempre caen de pie    

El jardín viral de Barcelona con más de 250.000 flores  

 Come por menos de 9 euros en Barcelona

Mushegh Poghosyan monta un ramo delante del móvil antes de lanzarlo por los aires.

Mushegh Poghosyan monta un ramo delante del móvil antes de lanzarlo por los aires. / Jordi Cotrina

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Es una floristería con currículum de ‘influencer’. Sus ramos de flores son más comentados que el fichaje de Broncano por TVE. Tiene vídeos con 13 millones de visualizaciones. Musho se encoge de hombros. “Es mi estilo al presentar los ramos”, se quita hierro viral mientras monta un ramillete XXL con brío tiktokero. Acabará lanzándolo al aire con más confianza que una novia en su boda. Estos ramos siempre caen de pie.  

Acumula 476.000 seguidores en Instagram, más de 93.000 en TikTok, 105.000 en Facebook. Abrió hace apenas un año en Barcelona: By Musho (Paseo de Maragall, 66). Es una floristería de peregrinaje tiktokero. “Hemos venido a Barcelona solo para verte”, le dijeron el otro día dos brasileñas. Le visitan 2 o 3 seguidores por semana, dice. Ya intentan replicar sus ramos voladores por todo el mundo, como si fuera un reto viral. ¿El secreto para llegar a tanta gente? Hacer las cosas de corazón –responde él-, amar lo que haces y creer en ti”.  

Mushegh Poghosyan, tiene que deletrear su nombre en Instagram. “Florista | Diseñador | Artista”, se resume en tres palabras. Es de Armenia; de Ereván, la capital. Autodidacta en esto del arte floral. “Cada ramo –suele comparar- es como un cuadro”. Él estudió Bellas Artes, también dibuja. “Pero siempre me han gustado mucho las flores”, lo dice aún con brillo en los ojos. Con 13 años ya estaba ayudando en vacaciones en una floristería. “Era de tres plantas, trabajaban más de 25 floristas –detalla-. La cultura de las flores es una pasada en Armenia”. Acabó haciendo la boda hasta de la hija del presidente.   

Musho posa en la puerta de su floristería de Barcelona.

Musho posa en la puerta de su floristería de Barcelona. / Jordi Cotrina

Llegó a tener 5 y 6 bodas en un día, recuerda. “No dormía en 4, 5 días”. Y decidió cambiar de vida. “Me faltaba algo –justifica-, no lo sé”. Se mudó a Barcelona hace 7 años. Tiene una hermana que lleva aquí dos décadas. Volvió a empezar de cero, se puso a trabajar en una floristería y abrió una cuenta en Instagram. Le daba “un poco de vergüenza” salir en los vídeos, confiesa aún con pudor. En 2021, con la pandemia todavía coleando, se desató la locura viral: Musho lanzó su primer ramo volador sobre el mostrador a cámara lenta. “En menos de un día –recuerda- lo habían visto, uf, más de 2 millones de personas”. 

Nadie se cree que le salga a la primera. Le suelen invitar a hacer demostraciones con público para que lo demuestre. “El año pasado hice cuatro –detalla-: tres en Italia y una en Rumanía”.  

Musho te monta un macro ramo en menos de lo que tardaría en decir “sujétame el cubata”. En cuanto recorta los tallos, directamente te anima a lanzarlo sobre el mostrador. ¿Seguro? Sí, sí, él no titubea. Así que sueltas el ramo en el aire con los ojos más apretados que un azulgrana al ver pasar al Real Madrid a semifinales de Champions. Y sí, el ramillete se queda ahí de pie tan campante.   

“Eso es confianza en el trabajo”, se maravillan en redes. Muchos aplauden sus malabares florales con emojis de fan. “Mucha gente me critica también–confiesa Musho-, pero si el ramo está bien hecho y bien atado, no daña las flores”. 

“No se puede hacer con cualquier ramo”, advierte. “Tiene que tener bastantes tallos para que tenga peso debajo”. ¿El truco? “Debe estar equilibrado. Es lo más importante. Si pones solo rosas en una parte y en la otra 4 o 5 claveles, cuando tiras el ramo se caerá donde hay más rosas”.  

Musho recorta los tallos de uno de sus ramos virales.

Musho recorta los tallos de uno de sus ramos virales. / Jordi Cotrina

Lo mismo lanza ramos al aire en las redes que enseña cómo montar centros de flores. Utiliza cualquier cosa. ¿Un ramo con plátanos?, se ríe, ¿por qué no? Reaprovecha jarrones rotos, troncos que se encuentra en el bosque, flores estropeadas. Ahí en un cuartito tiene una ristra de flores secándose.  

Los ramos grandes que monta en Instagram se los suelen pedir online. “Desde Rusia, Armenia, EEUU”. “Casi todos son personalizados –añade-, da igual si quieres gastar 10 euros o 500, atiendo igual”, promete. Ha llegado a hacer ramilletes de 300 rosas. ¿El encargo más grande? “Una cesta de 1.000 rosas”, responde. Se la regaló un chico a su novia en Armenia. 5.000 euros en flores. 

Aparte de ramos virales, también vende plantas 'mainstream' y ramilletes del día a 28 euros. Para Sant Jordi tiene rosas naturales preservadas, de esas que duran 4 o 5 años. También organiza talleres en el mismo mostrador donde graba los vídeos: 10 personas, sábado tarde, montas tu ramo con una copa de vino. Se suelen agotar en 2 horas. 

Rosas naturales preservadas para Sant Jordi.

Rosas naturales preservadas para Sant Jordi. / Jordi Cotrina

De aquí puedes salir incluso con un máster en Armenia, a poco que les preguntes. Musho abrió la floristería con su cuñado, Sevada Sahakyan. Es uno de los fundadores de la Asociación Cultural Armenia de Barcelona. “Cualquier cosa es posible”, te garantizan. Y les crees. “Si tienes ganas y tienes fuerza -insisten-, nunca te rindas”.  

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