CIUDAD ON
'Twerking': mucho más que mover el culo
'Booty dance por el empoderamiento femenino', se llaman estas clases. Kim Jordan enseña «danzas del culo», que dice ella, 'twerking' incluido. Ya hay quien habla de 'twerktivismo'. Una forma literal de expresar que estás hasta el culo del patriarcado
Ana Sánchez
Ana SánchezPeriodista
En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. No sabe cocinar, pero sí tirar hachas. Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda. Autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B).
Ana Sánchez
Aquí te das cuenta de que controlas menos tus caderas que Iceta en campaña. Nadie podría distinguir si estás intentando mover la pelvis o bailando La salchipapa de Leticia Sabater. «Aprieta y afloja el glúteo derecho», indica la profesora. Y tú te sientes como la protagonista de Dirty dancing intentando seguir a Patrick Swayze. Necesitarías al menos una hora más para atinar dónde tienes el trasero.
Sí, en estas clases sacas más culo que Kim Kardashian en Instagram. «Pero sirven para mucho más que solo mover esa zona», garantiza la profesora. «Yo me apunté por activismo feminista», dice una alumna. Hay quien ya habla del twerktivismo. Una forma bastante literal de expresar que estás hasta el culo del patriarcado.
«Hacer twerking no es un crimen», se lee en su camiseta. Es el lema de Kim Jordan (www.kimjordancreations.com). Dice «culo» con más naturalidad que Casado «viva España». Se vino de Seattle a Barcelona en el 2007. Es socióloga, coreógrafa y «coach del movimiento», se denomina. En sus clases –justifica– «hay un poco de terapia». Ayuda a controlar «una zona tildada como sucia».
Dices que vas a hacer twerking y te miran como si te acabara de poseer Miley Cyrus y te fueras a retorcer con la lengua fuera sobre algún tipo. Nada tiene que ver con el auténtico referente twerk: Big Freedia. Hasta tiene el récord mundial de más gente haciendo twerking a la vez (mujeres, hombres, queer, hasta niñxs). Merece la pena buscarl@ en Google. «Es una persona que se identifica como travesti y es pionera de este estilo», explica Kim. Se refiere a la cultura bounce de Nueva Orleans, de donde viene el twerk. Siempre se ha relacionado con el empoderamiento de la comunidad LGBT.
Danzas tribales
Pero en las clases de Kim no solo se hace twerk. Esto es booty dance. «Porque englobamos muchas maneras de mover el culo», explica. «Las danzas de culo», que dice ella. El twerk no es más que un movimiento. «El movimiento seco que hacemos con la pelvis hacia delante y hacia atrás», describe. El primer día de clase se pasa 45 minutos hablando de dónde vienen estas «danzas de culo» y «cómo nos pueden empoderar».
Vienen de África, cuenta. Eran danzas tribales que se extendieron por el mundo con la diáspora africana. «Se bailaban en bodas, rituales para inducir la fertilidad, para reforzar los músculos pélvicos después del parto –enumera–. Hay un montón de usos y motivos».
Ahora se identifican con chicas meneando culos sin celulitis en tanga. «¿Puede ser feminista?», pregunta Kim. «Sí –asiente–. Pero solo cuando lo bailamos en concordancia con sus orígenes de celebración, no individualistas, y con cuerpos diversos». El 8-M montaron en Barcelona un flashmob: 100 mujeres twerkearon con la canción Ni una menys.
Hoy toca mover el culo en la Casa Elizalde. Aparte de en escuelas de danza, Kim da cursos en centros cívicos. Booty dance por el empoderamiento femenino, llaman a esta clase. «Muchas alumnas me han dicho: ‘Yo siempre intentaba esconder esa zona de mi cuerpo. Con esta clase no la escondo, sino que la celebro». Y sí, es verdad: te ves mejor en tu cuerpo.
Kim te enseña a hacer twerk en todas las posiciones posibles: de pie, en cuclillas, con las manos en el suelo, con las rodillas en el suelo (se necesitan rodilleras en buena parte de la clase). «Se puede hacer hasta con los pies en la pared», dice ella. Pero también enseña a mover la cadera, el pecho, a desasociar los glúteos. Fortalece cuádriceps, isquios, abdominales. «Porque si no, no tienes equilibrio ni fuerza». Es decir, que terminas más sudado que Karate kid después de dar cera y pulir cera.
¿Por qué mover el culo? «Al activar esta zona donde desarrollamos la sexualidad la normalizamos –dice Kim–, la convertimos en un espacio de autoconocimiento, salud, diálogo y diversión».
"Es mucho poder"
Pregunta retórica para quien se escandalice al ver culos en pompa: «¿Qué pasa si bailo de una manera sexual? –a-punta Kim–. Nunca nos han dejado ser personas sexuales. Nunca. Porque eres la puta o la guarra». En su clase como mucho haces el guaddo (que no guarro). Es como se pronuncia waddle: un paso a lo pingüino. En este solo vas de culo literalmente. Hay movimientos, como el wobble que tardas 5 meses en aprender.
«Es muy difícil», resopla Raquel, una de las alumnas de hoy. «Es un arte y tiene una técnica», asiente Bea. Unas se han apuntado por «activismo», como Ana. Otras, por «el trabajo del suelo pélvico», apunta Bea, o simplemente porque les gusta «mover el culo», dice Gemma. En cualquier caso, descubrirás que ahí dentro tienes tres músculos hasta ahora inertes. «Gluteus maximus, medius y minimus», se ríe Kim. Suena a peli épica de romanos. «Es mucho poder aquí», se señala el trasero.
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