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Marc Masip (Verificat)

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Las reservas hídricas de las cuencas internas de Catalunya, que incluyen los ríos y embalses que gestiona la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), se encuentran en mínimos históricos. Los niveles de agua nunca habían bajado del 20%, según los datos de la ACA, que comienzan en el año 2000, hasta que el 20 de octubre de 2023 se cruzó por primera vez el umbral. Siete meses después, las reservas siguen por debajo pese a un marzo muy lluvioso en el Pirineo.

La sequía, junto a la crisis climática, supone la principal preocupación de la población catalana antes del comienzo de la campaña electoral, según los últimos datos del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO). Es la primera vez que estas cuestiones aparecen en la lista de los mayores problemas de Catalunya.

La encuesta refleja la gravedad inédita de una sequía que se explica, en buena parte, por la falta de lluvias que vive el país desde finales de 2020. Además, las pocas lluvias se han registrado en episodios aislados y esto, junto a las temperaturas crecientes, ha reducido al mínimo la cantidad de agua que ha llegado a los embalses en estos tres años.

La situación de excepcionalidad coincide con los años en los que la ACA ha gozado de mayor presupuesto, pero en los que ha ejecutado solo alrededor del 60%, la menor proporción (junto a 2018) de los últimos 10 años. En términos absolutos la comparación mejora, pero se mantiene por debajo de años 2015, 2016 y 2019. La entidad todavía no ha publicado los datos para 2023. 

La ejecución presupuestaria de la ACA ha sido uno de los temas estrella de la precampaña. Cuando los candidatos hablan de ella no suelen referirse a la ejecución general, sino a las inversiones realizadas por la agencia, mayoritariamente en infraestructuras, según explica a Verificat Guillem López, catedrático de Economía de la UPF de Barcelona.

El dinero gastado en este apartado fue el 50,3% del presupuestado en 2021 y el 43,7% en 2022. Pese a ello la ejecución de ambos años en términos absolutos es la más alta desde, como mínimo, 2014, cuando comienza la serie de datos desglosados de la ACA.

Más allá de las acciones llevadas o no a cabo en los últimos años, el debate político también se centra en la gestión de la emergencia por parte del Govern. David Mascort, conseller de Acció Climàtica, anunció el 18 de abril que se ha descartado la opción de abastecer a Barcelona con agua de Sagunt transportada en barcos si la situación empeora, como se había sugerido en febrero. En cambio, la Generalitat ha adquirido, con una inversión de 100 millones de euros, una desalinizadora flotante que estará lista para usarse en octubre y que podrá aportar hasta 40.000 m3 diarios de agua al Área Metropolitana de Barcelona (AMB), un 6% de la que necesita.

La medida, sin embargo, dispararía el coste del recurso. El Govern calcula que producir cada metro cúbico de agua producido con la nueva instalación costará alrededor de 4,4 euros, costes de amortización aparte, en comparación con los entre 0,4 y 0,6 euros por metro cúbico del agua producida en la desalinizadora del Prat, según datos de un estudio de la Universitat Politècnica de Catalunya, y los 0,09 euros que cuesta captar el agua del Ter.

¿En qué gastan el agua los catalanes?

Catalunya recibe agua de dos cuencas hidrográficas distintas. Cada una ocupa aproximadamente la mitad del territorio catalán, pero los usos que se dan al recurso difieren mucho entre ambas. El agua de la Confederación Hidrográfica del Ebro, que gestiona el Estado y alimenta a municipios de otras ocho comunidades autónomas entre Aragón y Cantabria, se destina mayoritariamente a usos agrícolas.

El territorio acoge apenas al 8% de la población catalana, frente al 92% de las cuencas internas, gestionadas por la ACA. En estas segundas, el principal uso es el urbano (un 44%, destinado a abastecer hogares, regar jardines y limpiar ciudades, entre otros usos), seguido del agrícola (36%) y el industrial (20%). 

Los usos del agua también han generado polémica, sobre todo a raíz de las protestas de los agricultores de principios de año, en el marco de las cuales se comparó la cantidad de recursos usados por la ganadería con los que consume el turismo. Los datos consolidados de la ACA no llegan a tanto detalle como para comparar ambos consumos, pero la entidad dispone de estimaciones que apuntan a que el consumo del agua es similar en ambos sectores, en torno al 2%.

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