Congreso de los socialistas catalanes

El PSC convierte su congreso en el primer gran acto electoral de Salvador Illa para alcanzar la Generalitat

Lluïsa Moret será la número dos de Salvador Illa en la nueva dirección del PSC

La Moncloa teme que el adelanto en Catalunya haga peligrar la legislatura y acusa a Díaz: "No controla ni a los suyos"

Del despliegue del Estatut a las "cosas del comer": las claves de la nueva hoja de ruta del PSC

El PSC reforzará el federalismo en su congreso de marzo para gobernar la Catalunya 'post-procés'

El líder del PSC, Salvador Illa, en un acto del partido

El líder del PSC, Salvador Illa, en un acto del partido / FERRAN NADEU

Sara González

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Calculaban que sería una semana de alto voltaje con la aprobación de la amnistía y, creían, también de los presupuestos catalanes. Pero un giro de guion ha convertido el congreso del PSC de este fin de semana en el primer gran acto electoral de un Salvador Illa que, con las encuestas a favor, se dispone a dejar de ser jefe de la oposición para convertirse en el próximo president de la Generalitat a partir de las elecciones convocadas el 12 de mayo. Desde la caída del Govern del tripartito de hace 14 años los socialistas catalanes no habían estado nunca tan cerca de lograr ese objetivo. Y al servicio de ese fin se pone toda la maquinaria del partido en simbiosis con un Pedro Sánchez que, de nuevo, fía su suerte -y la de la legislatura- al "efecto Illa". El presidente del Gobierno en la clausura y José Luis Rodríguez Zapatero en la inauguración llamarán a somatén para auparlo como futuro jefe de la Generalitat.

El líder del PSC se sube este fin de semana al mismo escenario del Palau de Congressos de Catalunya desde el que a finales de 2019, cuando todavía era secretario de organización -ajeno aún a su futuro como ministro- y ejercía de cicerone del XIV cónclave, pronosticó que el PSC volvería a ser el primer partido de Catalunya. Con el historial de haber ganado las últimas tres contiendas -catalanas, municipales y generales- y Sánchez habiendo descartado aprobar nuevos presupuestos por la batalla campal que se abriría en plena pugna electoral de los independentistas, Illa tiene ahora las manos libres para repartir estopa contra sus principales rivales políticos: ERC y Junts.

Los bloques, rotos

El congreso que arranca este viernes ha sido diseñado al milímetro para que, además de ganar los comicios, el PSC logre gobernar. Los socialistas miran de reojo la onda expansiva del caso Koldo y son conscientes también de que la amnistía no causa entusiasmo entre su electorado. Las urnas se pondrán en pleno fragor por estas dos carpetas. Pero, al mismo tiempo, Illa está convencido de que con la desjudicialización y la incapacidad del independentismo de superar su división, se puede dar por cerrada la etapa del 'procés'. Confía que este es su 'momentum' en Catalunya.

Hace tres años que trabaja para romper a pico y escarpa los bloques para proyectarse como alternativa al Govern de Pere Aragonès. Con el divorcio del Govern de ERC y Junts en otoño de 2022, se hizo añicos el telón de acero que los independentistas habían levantado contra los pactos con socialistas. Acuerdos como los de los presupuestos y la amnistía dan cuenta de ello por mucho que en campaña se impongan vetos desde el terreno declarativo.

Una ejecutiva con Lluïsa Moret de número dos

Así que, con estos mimbres, Illa se rodeará de una ejecutiva hecha a medida, previsiblemente más pequeña que la actual -ahora tiene medio centenar de miembros- en la que ascenderá a personas de su estrecha confianza, como la presidenta de la Diputación de Barcelona y alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, que en los últimos tres años ha sido su mano derecha en el partido y que ahora, como viceprimera secretaria, se consolidará como su número dos. Bajo la máxima que impera en la sede de la calle Pallars de que "si algo funciona, no lo toques", habrá una parte de continuidad, pero también algunos cambios.

Habrá que ver si repite Miquel Iceta como presidente -ambos dirigentes ya han hablado y el exministro está "a disposición"- y si cambia la portavocía del partido, ahora en manos de Elia Tortolero. También qué papel jugarán otros dirigentes de la confianza del 'primer secretari', como la portavoz en el Parlament, Alícia Romero; la alcaldesa de Santa Coloma, Núria Parlon; o el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.

Una hoja de ruta para "las cosas del comer"

El PSC también actualizará una hoja de ruta que espolea el adjetivo "federalista", la defensa de un nuevo modelo de financiación sin concreciones más allá de defender que debe de ser "justo y solidario" y el despliegue del Estatut vigente. No es momento, consideran en la cúpula socialista, de abrir el melón de una nueva norma catalana -en el recuerdo está la vivencia del Govern tripartit con José Luis Rodríguez Zapatero y la semilla del auge independentista. Cada palabra de la ponencia política está calculada al milímetro para no pisar callos en un PSOE que fía su devenir al éxito de su principal barón socialista después de la pérdida de musculatura territorial de autonómicas y municipales del año pasado.

El objetivo de la nueva hoja de ruta es, sobre todo, que se hable más de "las cosas del comer" y menos del conflicto territorial. La partida para ganar, insisten, se juega ahora en el terreno de la gestión con patatas calientes encima de la mesa como la gestión de la sequía o la crisis educativa y la defensa de proyectos como la ampliación del Aeropuerto de El Prat, además de enarbolar medidas como la reducción de la jornada laboral y la abolición de la prostitución. El marco de campaña de Illa será proclamar a los cuatro vientos que el proyecto independentista ha fracasado, que toca "mirar al futuro y no al pasado" y que solo él puede dar paso una etapa de estabilidad para la gobernabilidad de Catalunya, pero también para la de España.

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