La huelga del sector primario

Los agricultores arrancan al Parlament el compromiso de revisar las restricciones de agua y la burocracia

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El Govern acusa a Junts de ser incoherente en la defensa de los agricultores

Unos 2.000 tractores en Barcelona: "Hoy hace gracia, verás cuando vengamos 5 o 6 veces"

Un grupo de agricultores se reúne con la presidenta del Parlament, Anna Erra

Un grupo de agricultores se reúne con la presidenta del Parlament, Anna Erra / ALEJANDRO GARCÍA / EFE

Carlota Camps
Sara González
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Tras haber sido recibidos en el Palau de la Generalitat por el president Pere Aragonès, los agricultores no han dado su brazo a torcer y los más irredentos han trasladado este jueves el rugido y los cláxones de sus tractores hasta el Parlament en busca de soluciones inmediatas. "En la reunión vimos buenas palabras y nos sentimos escuchados, pero necesitábamos garantías", han explicado los representantes de los agricultores, después de reunirse con la presidenta de la Cámara catalana, Anna Erra, y con representantes de la mayoría de grupos -a excepción de PP y Vox-, con quien han conseguido pactar una propuesta de resolución para vehicular políticamente sus demandas.

Se trata de un texto con tres puntos, en el que instan al Govern a "revisar técnicamente las restricciones de agua", a "agilizar el pago de las ayudas pendientes" y a "impulsar una revisión de la burocracia". El texto ya ha sido registrado por PSC, ERC, Junts, la CUP, los Comuns y Ciutadans y se tramitará por la vía de urgencia para que pueda ver la luz verde -previsiblemente- en el próximo pleno, dentro de dos semanas. A pesar del acuerdo, los agricultores han explicado que mantendrán las protestas hasta que se apruebe la iniciativa y vean algún resultado a sus demandas.

La más urgente es la de modificar las restricciones de agua que impone la entrada en la fase de emergencia por sequía decretada por la Generalitat la semana pasada y que, tal como han explicado los representantes de la protesta, hace insostenible mantener su actividad. Ello afecta especialmente a los agricultores y ganaderos de las comarcas situadas en las cuencas de los ríos Ter y Llobregat, que se ven obligados a reducir entre el 50% y el 80% de sus dotaciones hídricas.

"Estamos cansados y llevamos una pintas que tela", ha bromeado nada más empezar la rueda de prensa Arnau Vilumara, ganadero de Castellfollit del Boix, después de dos noches en la carretera -la primera ocupando la C16 y la segunda colapsando el centro de Barcelona-. Ha sido una breve comparecencia, obligada por la necesidad de comer y descansar tras las protestas, en la que han querido agradecer al president Pere Aragonès y al conseller David Mascort que les hayan escuchado, lo que han calificado ya como un "objetivo cumplido". Sin embargo, han implorado que estas "buenas sensaciones" se traduzcan en hechos y que los políticos no sigan "llenándose la boca de buenas palabras".

Justamente con esta actitud, de que no todo quedara como una "cabalgata" del campo por la capital catalana y que su reivindicación tuviera un impacto, esta mañana los tractores que se habían quedado a pasar la noche se han desplazado al Parlament. La mayoría de vehículos han quedado aparcados en las inmediaciones del parque de la Ciutadella, que ha cerrado todas sus puertas menos la principal, y solo dos han podido acceder dentro a modo simbólico.

Una delegación de ocho representantes del sector han subido por la escalera de honor para reunirse durante casi 40 minutos con la presidenta de la institución, Anna Erra. "Es lo mínimo, el Parlament es la representación de la ciudadanía", ha respondido la presidenta del Parlament cuando los agricultores han agradecido que los recibiera.

Aunque llevan días consecutivos acaparando foco mediático, la timidez reinaba mientras las cámaras los retrataban pisando la moqueta roja y desfilando por los salones de 'pasos perdidos' hasta el despacho de Erra. "¿Ya estáis acostumbrados a las cámaras?", ha dejado caer la dirigente para romper la rigidez del momento. A la vista está que no, que su día a día está muy lejos de los medios de comunicación y las paredes de mármol de la institución.

Tras la presidenta, parada técnica de unos minutos antes de reunirse con representantes de los grupos parlamentarios. Todos, menos PP y Vox. De nuevo, en los minutos previos a la reunión y con todas las cámaras apuntándoles, se han repetido las bromas sobre la "tensión" que genera esa exposición y han hecho cálculos sobre cuántas horas tardarán en volver a casa, y las vías por las que lo harán, cuando den por acabadas las reuniones con los políticos.

El encuentro con las formaciones ha coincidido con el debate en el pleno de una moción del PSC justamente sobre el mundo rural, que ha obligado a algunos de los diputados a salir de la reunión para plantarse ante el atril y explicar la posición de sus grupos. Una dualidad de actividades que no ha impedido que la reunión, que se ha acabado alargando casi dos horas, haya sido fructífera y haya acabado en acuerdo. El texto pactado ya se ha registrado en la Cámara y se aprobará en el próximo pleno, tan solo 15 días antes de que la Cámara albergue un pleno monográfico sobre la cuestión, a petición de Junts.

El rifirrafe político no cesa

No obstante, la entente de grupos y agricultores no ha frenado la contienda política entre ERC y Junts. Una hora antes de que empezaran las reuniones, mientras los tractores se instalaban a las puertas de la Ciutadella, tomaba la palabra en el hemiciclo el conseller de Acció Climàtica, David Mascort, que ha señalado a Junts por su incoherencia en la defensa del sector primario.

"Uno de los problemas es la competencia desleal. Tenemos que votar lo que decimos", ha espetado hurgando en las votaciones de Junts, pero también del PSC, en Bruselas avalando los acuerdos de libre comercio con regiones que los perjudican. Unos reproches a los que se ha sumado la diputada republicana Alba Camps, que ha espetado a socialistas y posconvergentes que "revisen sus votos" porque "de nada sirve salir a defender a la payesía" si después, en el marco de la Unión Europea, se vota "en contra de sus intereses".