Alay recusa al juez de Barcelona que investiga la trama rusa del 'procés'

Josep Lluís Alay, jefe de la oficina en Bruselas del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, ha dado un paso más, y si en un recurso a la prórroga de la pieza en la que está imputado animaba al juez Joaquín Aguirre a apartarse voluntariamente del caso Voloh, en el que se investiga la trama rusa del 'procés', ahora le ha recusado formalmente. El abogado Gonzalo Boye plantea dos motivos para que el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona se aparte de la causa: la entrevista que concedió a la televisión pública alemana y sus comentarios durante el interrogatorio a Víctor Terradellas, el que fuera amigo del exmandatario catalán.

La mano derecha de Puigdemont recurre 'en alemán' la prórroga de la investigación de una pieza del caso Voloh

El letrado argumenta que la entrevista a la televisión alemana, en la que el magistrado explicó el contenido del auto de prórroga de la investigación dictado horas antes, es una "pérdida absoluta de imparcialidad que, además, es de una intensidad como pocas veces se ha visto: un magistrado concediendo una entrevista sobre un caso que está instruyendo y hablando sobre cuál es su tesis persecutoria, que no investigadora".

La defensa de la mano derecha de Puigdemont sostiene que la concesión de la entrevista constituye una "falta de imparcialidad" que resulta "evidente", por la que el magistrado "debe ser apartado, al menos, de la investigación de, como mínimo, el presente procedimiento". Para reforzar su argumentación destaca que las declaraciones del magistrado fueron "pregrabadas" con anterioridad a su emisión el pasado 30 de enero, aunque se grabó ese mismo día, horas después de notificar el auto y ser distribuido a través del gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, según señalan fuentes jurídicas.

Las expresiones

La defensa también alude al interrogatorio de Víctor Terradellas, realizado el 11 de mayo de 2022, y en el que, según los audios publicados por 'El Mon', el juez aludió a unas expresiones por las que después pidió disculpas, como que Puigdemont había huido de España en el maletero de un coche o la reflexión que realiza sobre la expresión catalana "cagar-se en les calçes" ('cagarse en las bragas', es decir, temer miedo) que Terradellas usó en una conversación con el exdirigente de ERC Xavier Vendrell. Según Gonzalo Boye, que también representa al expresidente ahora eurodiputado, estas manifestaciones inhabilitan al juez, al que atribuye una falta de decoro, y considera que muestran que no es "imparcial".

"Pocas veces -afirma el escrito- se ha contado con una prueba tan evidente de la falta de imparcialidad, pero, en este caso, unida a un nivel de grosería impropio de la función que desempeña y que, además, acude a lugares comunes del peor de los machismos atávicos". Añade que "en una sociedad democrática sería inasumible pedir que los jueces, al igual que el resto de los ciudadanos, no tengan una opinión política e incluso una ideología concreta, pero, igualmente, en una sociedad democrática lo que se exige de un juez es que la misma no se haga pública sin esperar las consecuencias legales porque eso afecta a la imagen de imparcialidad que ha de tener toda persona llamada a enjuiciar". 

El historiador Josep Lluís Alay es uno de los imputados en la causa en la que se investiga la trama rusa del 'procés' por sus viajes a Moscú en compañía de Alexander Dimitrenko, al que se le negó la nacionalidad española por sus supuestos contactos con los servicios de inteligencia de Rusia y la mafia de ese país. En su día, el jefe de la oficina de Puigdemont alegó que esos traslados a la capital rusa fueron por motivos académicos. Sin embargo, una investigación periodística reveló que se reunió con personas cercanas al Kremlin.

La Guardia Civil recoge en un informe una noticia aparecida en medios rusos sobre los negocios de Dimitrenko, al que relacionan con Artem Lukoyaniuv (que fundó la empresa AA Pluus Wealt Management, radicada en Londres), "hijo adoptivo", inciden los agentes, de Vladislav Surkov, apodado 'el Cardenal gris', un influyente y misterioso asesor personal hasta que fue cesado en febrero del año pasado del presidente ruso, Vladimir Putin. Según Dimitreko, Lukoyaniuv, con quien mantiene todavía contacto, ya no es su socio; admitió que se lo presentó a Alay.