Detalles del pacto 'in extremis' con el Gobierno

¿Por qué Junts salvó los decretos de Sánchez? Todas las claves de la decisión

MULTIMEDIA | Los tres primeros decretos del Gobierno: qué se vota y con qué apoyos

Junts salva a Sánchez a cambio de competencias en inmigración y de la publicación de las balanzas fiscales

Puigdemont, Nogueras y Turull.

Puigdemont, Nogueras y Turull.

Fidel Masreal

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"Vuelve la mejor tradición convergente". Así resumía en privado este miércoles un destacado dirigente de Junts -y exlíder también del partido fundado por Jordi Pujol- la decisión de JxCat de salvar al Gobierno en el último minuto a cambio de destacadas contrapartidas. Se ha sacado tajada ("tall", en catalán, según expresó el secretario general, Jordi Turull en la reunión de la ejecutiva en la que se aplaudió el pacto) y además ERC ha quedado como "pagafantas" (según también se dijo en la reunión de la cúpula de JxCat, que ha actuado hasta el último minuto con la amenaza de tumbar los tres primeros decretos del Ejecutivo. "Se le comunicó al PSOE que o había algo disruptivo o el 'no' era clarísimo", explicó Turull a los suyos.

La posición de Junts se mantuvo firme y fue de enojo por las formas usadas por el Gobierno, al que acusan de haber ocultado deliberadamente que uno de los tres decretos incluía una reforma de la LEC (Ley de Enjuiciamiento Civil) por el que los jueces pueden suspender la aplicación de una ley mientras se consulta a la justicia europea, las llamadas cuestiones prejudiciales. Ello enervó a Junts, mientras el Gobierno adujo que se trataba de una potestad que ya tienen los magistrados y que es necesario recoger en la legislación española para adaptarla a la normativa de la UE sobre la materia. ERC asumió esta explicación y ha mostrado su apoyo a los decretos. En los medios de comunicación se aguantaba la amenaza del voto contario. Y, según la versión del partido de Carles Puigdemont, el Gobierno no hace los primeros gestos significativos hasta la tarde del martes, pero sin que las cesiones fueran significativas. Mientras, la negociación ya empezaba a incluir "tajada".

El contenido del pacto

Junts pasó del 'no' a la abstención en los tres decretos que el Ejecutivo sometía a votación. La formación del 'expresident' decidió salvarlos a cambio de obtener competencias en inmigración, de la publicación de las balanzas fiscales, del compromiso del Gobierno a retirar el artículo sobre la amnistía, de una reforma de la ley de sociedades de capital (para reforzar los mecanismos que hagan que las empresas tengan su sede social donde efectúen su actividad, y facilitar así que puedan volver a Catalunya las que cambiaron de sede por el 'procés'), de fijar el IVA del aceite en el 0% y de multiplicar los recursos para la digitalización de la justicia, así como que el Estado suma el coste de la bonificación del transporte público y el reconocimiento de los derechos históricos de Catalunya "en materia de régimen local".

Lograron superar el asunto que generó perplejidad a patronales y a dirigentes de Junts: sancionar a las empresas que no regresen a Catalunya tras haber cambiado de sede social durante los meses conflictivos del 'procés' en 2017. Junts asume internamente que explicó mal una medida que no está en el pacto de investidura. Se trata, aseguran, de que las empresas cumplan la ley que indica que han de tener su sede donde realizan su actividad. Y como en todas las leyes, existe siempre un marco sancionador para quien incumpla la norma. El PSOE solo acepta fomentar el regreso de las firmas catalanas a Catalunya y así ha quedado recogido en el acuerdo.

La cuestión más aplaudida por la dirección de JxCat es la cesión de competencias en inmigración a la Generalitat, en un momento clave porque Junts tenía ya en mente una convención para dedicar a este asunto atención prioritaria entre otras cosas por la amenaza del discurso de extrema derecha independentista de Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll.

El pacto sobre inmigración incluirá, según Junts, la decisión sobre los flujos migratorios. Y se ha logrado que tanto el dirigente del PSOE Santos Cerdán como los ministros Félix Bolaños y María Jesús Montero estampen su firma en un texto que certifica esta cesión, que va acompañada de la retirada del artículo que preocupaba a Junts porque puede dilatar la aplicación de la amnistía.

Borràs celebra el acuerdo

La negociación la ha pilotado Turull de la mano de Nogueras en Madrid. Y según admiten en Junts en tono distendido, ha puesto a prueba la tensión emocional de Nogueras porque se logró en tiempo de descuento. Todo ello generó las felicitaciones casi unánimes de la dirección, incluida Laura Borràs, que destacó que ERC ya había dado el 'sí' porque "juega a españolizar la política catalana".

La única pequeña duda la trasladó un miembro de la dirección que se preguntó: "¿Qué tenemos? ¿Qué nos diferencia esto de hoy de cuando ERC ha dado su apoyo a cambio de Rodalies?", pero todas las intervenciones fueron laudatorias para los negociadores por el contenido de lo negociado y la firmeza mostrada. Toni Comín subrayó que si se hubiera votado contra los decretos se hubiera conseguido modificar alguno de sus contenidos, pero no cuestiones al margen de los mismos, como las competencias en inmigración.

La decisión final sorprendió a todos en el partido favorablemente. Los que siempre han defendido esta política de pactos -entre los que se debe incluir a Turull- no escondían su satisfacción por haber logrado contrapartidas tangibles -frente al gran rival, ERC, que ya había comprometido su voto a favor sin lograr compensaciones- de forma discreta y con una actitud de diálogo.

Quizá pasó desapercibido en una larga y tensa sesión en el Senado, pero en su intervención para abordar las enmiendas a ley de amnistía por parte del PP y Vox, el parlamentario de Junts Josep Maria Cervera afirmó: "Nuestro terreno de juego son los parlamentos, no los tribunales; nuestra vía es la negociación política, no la sumisión judicial". Lo que a partir de este miércoles hará Junts es explicar, sobre todo ante el electorado independentista más radical, que ha valido la pena salvar al Gobierno. Algo que se podría interpretar, según un destacado dirigente, como el regreso de la mejor tradición de Convergència.

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