Hacia la investidura de Sánchez

El PSOE y Junts se estancan con la amnistía y no prevén un acuerdo inminente

DIRECTO | Las negociaciones para la investidura, al minuto

MULTIMEDIA | El trivial de la investidura: así avanzan los pactos de Sánchez para ser presidente

Pedro Sánchez y Miriam Nogueras, portavoz parlamentaria de Junts, el pasado 13 de octubre en el Congreso.

Pedro Sánchez y Miriam Nogueras, portavoz parlamentaria de Junts, el pasado 13 de octubre en el Congreso. / DAVID CASTRO

Fidel Masreal
Juan Ruiz Sierra
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Las negociaciones en Bruselas entre el PSOE y Junts per Catalunya, capitaneadas por Santos Cerdán y Carles Puigdemont, van más lentas de lo que se preveía en un primer momento. Fuentes de ambos partidos coinciden en el diagnóstico: el acuerdo para la reelección de Pedro Sánchez es probable, y se continúa avanzando para conseguirlo, pero está atascado en cuestiones técnicas que no quisieron detallar. Las expectativas de un pacto inminente se disipan. No fue posible este viernes y lo más probable es que tampoco se cierre el sábado o el domingo, alejando el escenario de una investidura la semana que viene, como pretendían los socialistas.

En un síntoma de que la disposición al entendimiento permanece y nada se ha roto ni mucho menos, tanto el PSOE como Junts subrayaron que seguían trabajando con la previsión de que haya un acuerdo que permita reelegir a Sánchez al frente de la Moncloa. Los posconvergentes transmitieron que había buena voluntad. En el PSOE explicaron que cuentan ya con “textos muy avanzados, pero no cerrados”, porque hay escollos dentro de la futura ley de amnistía que resultan “muy complejos” y están siendo analizando por los respectivos equipos jurídicos. 

Durante toda la jornada del viernes, un día después de que los socialistas cerraran un pacto con ERC para el apoyo de los republicanos a Sánchez, hubo intercambio de papeles. Pero la esperanza de que el pacto estuviera a la vuelta de la esquina, acariciada por el PSOE a lo largo de esta frenética semana, quedó muy rebajada. Los posconvergentes aseguraron que cuantitativamente quedaba poco para cerrarlo todo, pero sí cualitativamente, en la línea del mensaje que envió por la mañana su secretario general, Jordi Turull, a los miembros de la ejecutiva del partido. “Hemos trabajado mucho, no dejaremos a ningún soldado tirado. No haremos una amnistía para VIPS", les dijo Turull. 

La confianza, cuestión clave

¿A qué obedece el retraso? Según los posconvergentes, a algo que tiene que va más allá de las conocidas discrepancias sobre la amnistía. Se trata de la confianza. El recelo de Puigdemont hacia sus interlocutores creció durante las últimas horas debido, explican en la dirección de Junts, a movimientos del PSOE que hicieron saltar las alarmas. En una negociacion entre dos posiciones tan alejadas y que tanto se han puesto de espaldas durante años, cualquier detalle genera un bloqueo.

Así, desde primera hora de la mañana, el mensaje interno fue claro: no habría ninguna precipitación. Puigdemont marcó desde su conferencia del 5 de septiembre en Bruselas una regla básica: exigir un acuerdoque a su juicio fuese "histórico". El 'expresident' ejerce un estilo negociador que aprieta pero no ahoga. Mantiene, como desde el inicio,voluntad de entendimiento. Pero debe lograr una ley de amnistía ambiciosa y, casi tan importante, el reconocimiento en pie de igualdad de Junts en el tablero político y de Catalunya como sujeto político.

La situación en el partido es de calma tensa y cerrojazo a la información incluso entre los dirigentes. Alguno llegó a reclamar el pasado jueves que se informara a la ejecutiva de los pasos que daba el núcleo duro. Por eso un día después Turull envió a sus integrantes un mensaje que denota dos claves. Una, que hay que menospreciar de entrada el acuerdo alcanzado por ERC. La batalla por el relato entre los dos actores independentistas es tan importante o más que el contenido formal del pacto, y el PSOE es consciente de ello. La otra clave es la de exhibir una firmeza total en favor de los posibles beneficiados por la amnistía, a los que Turull bautiza como "soldados".

Así, Puigdemont vuelve a estar en el epicentro de la negociación y del interés mediático y fuerza al PSOE a dilatar el calendario del acuerdo, mostrando una vez más que todo depende de él. Algunos dirigentes del partido creen que pesa más el relato frente a ERC que el contenido concreto de lo que se está negociando. Los socialistas tienen una opinión similar. Pero la versión oficial es otra: el PSOE, señala esta tesis, ha cometido errores en las últimas horas que han generado en Puigdemont una alarma por la presunta imprevisibilidad de sus socios potenciales.

No es cuestión de "nombres"

Los socialistas, mientras tanto, aseguran que el escollo no se encuentra en quiénes podrán beneficiarse del carpetazo judicial al ‘procés’. La dificultad para desencallar el acuerdo, por tanto, no obedecería según este relato a la presunta insistencia de Junts en incluir a Laura Borràs o incluso a la familia de Jordi Pujol. De hecho, las mismas fuentes aseguran que no se ha hablado de "nombres".

“Posibilidad de acuerdo hay. Avances hay”, señalan los colaboradores de Sánchez, que este viernes sí lograron cerrar un pacto con el BNG para que el único diputado de los nacionalistas gallegos, Néstor Rego, apoye la reelección del presidente en funciones. Tras transmitir que querían sellar el entendimiento cuanto antes para registrar el jueves o el viernes la ley de amnistía en el Congreso y celebrar la semana que viene la investidura, ahora evitan fijarse un horizonte temporal. 

“No nos ponemos plazos ni presión”, dijeron los socialistas, que ahora contemplan como escenario más probable que el debate en la Cámara baja tenga lugar a partir del 13 de noviembre. Si el 27 de este mes no ha tenido lugar la reelección del presidente en funciones, se convocarían automáticamente nuevas elecciones generales. Pero ni en el PSOE ni en Junts apuestan por esta hipótesis. El pacto continúa acercándose, solo que más tarde de lo previsto hace solo unos días. 

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