Apuntes políticos de la semana

La amnistía augura un baile de sillas en ERC y Junts

¿Quién puede llevar al Tribunal Constitucional la amnistía de Puigdemont? 3 claves

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Júlia Regué

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Toda la información sobre la ley de amnistía en este especial de EL PERIÓDICO.

El independentismo lleva años retándose a un cambio de liderazgos para reimpulsar el 'procés', pero la reelección del presidente del Gobierno en funciones pasa por la 'rehabilitación' política de los que formaban el Govern en 2017. La negociación del PSOE con ERC y Junts se sustenta en el reconocimiento a sus dirigentes -de ahí la visita de Yolanda Díaz a Carles Puigdemont y la llamada de Pedro Sánchez a Oriol Junqueras-, a los actos por los que fueron judicializados -anular la idea de que el 9-N y el 1-O fueron delito- y a Catalunya como sujeto de relación bilateral -competencias, financiación y Rodalies-. Pero mientras los equipos pulen los detalles de la ley de amnistía para que quede registrada antes de la sesión de investidura, en los cuarteles políticos se palpa inquietud por el hecho de que los artífices del referéndum quieran regresar a la primera línea política.

Puigdemont: entre Catalunya y Europa

Hay dos contiendas electorales a la vista -dando por descontada la reelección de Sánchez y que no hay repetición electoral-: las europeas de junio de 2024 y unas catalanas, a más tardar, en febrero de 2025. Si la escala de la desjudicialización llega a la amnistía, Puigdemont y Junqueras se podrían volver a batir en duelo. El 'expresident' es el líder moral de Junts, un partido del que ya no ocupa cargo alguno y cuya candidata, Laura Borràs, ha sido condenada por prevaricación y falsedad documental y no se contempla como amnistiable por los negociadores, hecho que le aleja del cartel electoral.

La batalla de Puigdemont, por mucho que regrese a Catalunya, podría seguir pasando por Europa, volviendo a ser elegido eurodiputado, ya libre del periplo al que se ve envuelto sobre su inmunidad. ¿Por qué no tratar de regresar a la Generalitat? Tendría el reto de superar a Salvador Illa y a ERC en escaños y, después, si triunfara, debería pactar igualmente con PSC o Esquerra para ocupar el Palau aunque lo que más destaca su entorno es que ha construido un liderazgo mesiánico que podría esfumarse al tener que encorsetarse después en los límites del autogobierno. Y aquí es cuando entra en liza Jordi Turull, que mantiene la herida abierta de no haber sido elegido 'president' por la abstención de la CUP justo antes de volver a ser encarcelado en marzo de 2018.

Aragonès: al Senado para seguir en el Govern

En ERC también esconden aún las cartas, pero Aragonès se reivindica. Inauguró la semana con la puesta de largo del acuerdo de claridad y se presentó al Senado para plantar cara al PP y llenar el vacío que dejó el PSOE. La inquietud republicana parte de la posibilidad de que, tras cuatro años al frente del Govern, no opte a la reelección y sea Junqueras quien le pueda desbancar, en 2025. Una posibilidad que se interpretaría como una enmienda a su liderazgo y a la obra de su Govern.

Su círculo lleva tiempo detectando que necesita marcar perfil propio, y sus asesores han encontrado en Isabel Díaz Ayuso una baza con la que competir. Eso explica que quisiera responder por vídeo a la presidenta madrileña en defensa de la amnistía y que aceptara participar en el debate de la Cámara alta.

Aragonès no dijo nada nuevo en el Senado, insistió en que la amnistía es el "punto de partida" para que Catalunya "vote" en un referéndum pactado, porque el mensaje era su mera comparecencia en Madrid. Pero hubo un dardo al PP que se dirigía también a Puigdemont: que quien habla en nombre de Catalunya es su Govern.

El 'quid' de la maniobra de huida, no quedarse a escuchar al resto de presidentes autonómicos presentes, fue en la línea de la desconexión ('esto no va con nosotros') como colofón a su argumento de que los populares viven de azuzar el "anticatalanismo". Logró acaparar los focos, pero está por ver si capta la atención de Sánchez y si hay una llamada que interesa hacer pública como la de Junqueras.

Illa: a prueba de la convivencia

En el PSC son conscientes de que la amnistía agitará el tablero, pero Illa dice preferir tener al rival en el terreno de juego y no en el banquillo. Su candidatura a la Generalitat está más que confirmada, es el líder indiscutible de las siglas y lleva tres victorias consecutivas desde 2021. Pero sabe que ganar no lo es todo, y que para ostentar la presidencia del Govern, a tenor de las encuestas, también deberá pactar. 

¿Qué gana con la amnistía? Confirmar la tesis socialista de que 'desinflamar' el 'procés' en favor de la convivencia moviliza a su favor y divide al independentismo. Pero para ello necesita un compromiso con la legalidad vigente, como lo es el acuerdo de claridad de Aragonès, y que Junts acepte la ambigüedad en el preámbulo de la ley de amnistía.

Al PSC no le interesa una repetición electoral, la que fue su candidata, Meritxell Batet, ha dejado el Congreso y la política. Pero, si no ganan todos, no habrá pacto por Sánchez.

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