La gobernabilidad de España

El PSOE asume una negociación larga con Junts, que decidirá su apoyo en un consejo nacional

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Los 6 escollos en la negociación para la investidura de Sánchez

Pedro Sánchez secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones durante la reunión que mantuvo esta mañana con Miriam Nogueras , portavoz de Junta en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones durante la reunión que mantuvo esta mañana con Miriam Nogueras , portavoz de Junta en el Congreso de los Diputados. / David Castro

Fidel Masreal
Juan Ruiz Sierra
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El PSOE suele comparar a Junts con un “trasatlántico”. Los socialistas no aluden a la fortaleza del partido de Carles Puigdemont. Al fin y al cabo, fueron quinta fuerza en votos en Catalunya en los comicios generales del pasado 23 de julio. Lograron siete escaños, una cifra muy inferior a la que solía cosechar CiU en sus buenos tiempos. Al utilizar esta expresión, los colaboradores de Pedro Sánchez se refieren a las dificultades de los posconvergentes para cambiar de rumbo en poco tiempo, similar a la de los barcos capaces de cruzar el océano. Ahora, cuando el apoyo de Junts resulta indispensable para que el presidente del Gobierno en funciones sea reelegido, el reloj juega en su contra. Si el 27 de noviembre no ha habido investidura, se convocarán nuevas elecciones. El PSOE llegó a confiar hace unas semanas en sellar el pacto con rapidez, pero esa esperanza se ha disipado. 

Los socialistas destierran la esperanza de un pacto rápido y se preparan para una investidura de Sánchez en noviembre

“Va para largo”, anticipan en la dirección socialista. Aun así, continúan creyendo que la legislatura echará a andar, solo que más tarde de lo planificado en un primer momento. Ya nadie habla de octubre como momento más probable. El diagnóstico es similar en Junts. La cúpula del partido no observa ningún obstáculo insalvable en el camino hacia la investidura, con la futura amnistía del ‘procés’ en el centro del debate, pero tampoco cree que el acuerdo cristalice a corto plazo. Y cuando lo haga, continúan las mismas fuentes, será sometido a la votación del consejo nacional de Junts, una maniobra que acerca mucho más la posibilidad del entendimiento que una consulta a las bases. 

“Junts no ha virado todavía. Faltan gestos y hay que darles su tiempo. Estamos en la liturgia de la negociación y aún tiene que haber altos y bajos”, continúan los colaboradores de Sánchez. La reunión que mantuvo este viernes en el Congreso el líder socialista con la portavoz parlamentaria de Junts, Míriam Nogueras, vino a confirmar esta impresión. “Continuamos lejos”, dijo Nogueras al terminar el encuentro, que duró algo más de una hora. 

El PSOE ni siquiera se molestó en valorar la cita, la última de la ronda de Sánchez con todos los grupos parlamentarios, salvo Vox, para explorar su investidura. Las negociaciones siguen marcadas por un absoluto oscurantismo. Casi dos semanas después de que el presidente en funciones fuese nombrado candidato por el Rey, los socialistas siguen sin concretar hasta dónde están dispuestos a llegar para asegurar la reelección. 

La decisión de los posconvergentes de someter el acuerdo a una votación de sus dirigentes y no de las bases allana el entendimiento

Los grandes escollos con Junts, explican en privado varios dirigentes, son básicamente dos. Por un lado, la exigencia de los posconvergentes en que la relación del Gobierno con el independentismo catalán sea auditada por un mediador internacional, una figura que los socialistas rechazan de plano. Por otro, la renuncia a la vía unilateral por parte de Junts, que según el PSOE debería comprometerse, aunque fuese de forma implícita, a no repetir un referéndum como el celebrado en octubre de 2017

Optimismo creciente

En el partido de Puigdemont, mientras tanto, el optimismo continúa cotizando al alza. Este es el estado de ánimo que se desprende de las reuniones de la comisión permanente del partido y las conversaciones internas de sus dirigentes. Los más pactistas no solo dibujan esta visión positiva, sino que la desean fervientemente. Los más radicales asumen que será el 'expresident' quien marque la pauta y solo se formulan una pregunta: ¿Será suficiente la amnistía para votar a favor de Sánchez? La respuesta, por ahora, no la dará la militancia en una consulta interna sino un consejo nacional que deberá ratificar o no el eventual acuerdo.

Las razones para el optimismo son las siguientes. En primer lugar, la voluntad política. Se trata de un factor intangible, pero de gran trascendencia en toda negociación. Puigdemont quiere negociar y llegar a un acuerdo, apuntan todas las fuentes. En segundo lugar, ninguna de las condiciones que ha puesto sobre la mesa el 'expresident' (amnistía, mediador, oficialidad del catalán en la UE y reconocimiento del independentismo como interlocutor, además de una negociación que aborde el referéndum durante los próximos cuatro años) ha caído por completo en saco roto. 

En tercer lugar, Puigdemont controla de forma personalista la posición de Junts, así que los sectores más radicales no tienen palancas con las que forzar una toma de posición. Y un cuarto indicio de la voluntad de acuerdo es que cuando han recibido un jarro de agua fría respecto a sus pretensiones (como que la futura ley de amnistía no estará aprobada antes de la investidura), nadie se ha levantado de la mesa. Los más optimistas del entorno de Junts concluyen que se ha llegado ya a un punto de no retorno en el avance de las conversaciones con el PSOE.

Las dudas internas

A partir de ahí, el silencio se impone cara al exterior. Eso impide que trasciendan las dudas internas sobre el cambio de posición hacia el terreno del pactismo. Son dudas que se concretan, por ejemplo, en la pregunta siguiente: ¿Si solo se consigue el acuerdo de la amnistía, es eso suficiente para votar sí a Sánchez? Los más cercanos a las posiciones de la presidenta del partido, Laura Borràs, contestan negativamente. Como era previsible, los dirigentes más cercanos a las tesis unilateralistas y de confrontación con el Estado son los más escépticos respecto al pacto con el PSOE. En respuesta a esta pregunta, el martes el negociador de Junts con Sumar, Toni Comín, ya avanzó que no será suficiente la amnistía para el acuerdo.

La cuestión sobre la amnistía lleva a otra: ¿Cómo se decidirá el 'sí' o el 'no' a Sánchez? A fecha de hoy, lo único previsto es un consejo nacional -máximo órgano entre congresos- para ratificar o no el eventual acuerdo. Nadie ha pedido formalmente una consulta a la militancia, como se hizo para ratificar el pacto de gobierno con ERC y la decisión de salir de ese mismo Govern.  

Que la decisión final la tome una reunión del consejo nacional y no una consulta es clave. Una reunión de ese consejo dificulta que las posiciones contrarias se expresen públicamente, en una sesión en la que previsiblemente intervendría telemáticamente Puigdemont y en la que el criterio mayoritario puede ser favorable al 'sí' al PSOE. En cambio, una consulta permite que cada asociado a Junts decida en solitario y en secreto su posición.

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