Manual para amnistiar al hombre del tiempo

Una cosa es que nunca llueva a gusto de todos y otra muy distinta que nos llegue a fastidiar la falta de puntería de las nubes, tan caprichosas que a veces osan precipitarse fuera del lugar señalado por el hombre del tiempo, pero lo vivido esta semana con la DANA que se paseó por la península da buena cuenta del nivel de intransigencia climática que hemos alcanzado: como anuncien lluvias en nuestra calle y estas caigan dos calles más abajo, ya la tenemos liada. 

La noticia meteorológica de la semana ha sido el destrozo que ha causado la ‘gota fría’ en varios puntos del país, que acabó causando varias muertes y desapariciones, pero en pleno temporal no se hablaba de otra cosa en la red, a ratos con bastante saña, que del “error de cálculo” de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que pronosticó el diluvio universal sobre la ciudad de Madrid y al final aconteció a 30 kilómetros de la Puerta del Sol.

¿Habrase visto tamaña humillación?, se quejaban esa tarde muchos madrileños, indignadísimos por haber tenido que pasar el domingo encerrados en casa, previo aviso “orweliano y dictatorial” recibido en sus teléfonos móviles, y total para nada.

Hasta el alcalde, José Luis Martínez Almeida, llegó a tirar públicamente de las orejas a la Aemet y lanzó un lastimero ‘emosido engañados’ que le granjeó abundantes reproches en la plataforma antes conocida como Twitter. Aunque el mayor aguacero se lo llevó Juan Manuel Moreno, presidente del gobierno andaluz, que no tenía vela en ese entierro y se lanzó él solito y por su cuenta al charco del negacionismo meteorológico con un tuit que ya ocupa un lugar de honor en la orla de las grandes meteduras de pata online.

La tuitera @Elehwhite resumía la situación con un post en el que se preguntaba: “Para que lo entendamos los de provincias: ¿los madrileños estáis indignados porque ha llovido poco y esperabais el diluvio o porque queríais que fuera sorpresa?”.

Como era de esperar andando Puigdemont de protagonista, la palabra de la semana en el debate público -y en el patio de vecinos virtual que ofrecen las redes sociales- no podía ser otra que amnistía. La petición de borrón y cuenta nueva lanzada por el ex president como condición previa para empezar a hablar de la investidura de Pedro Sánchez ha galvanizado las tertulias políticas, las tribunas periodísticas y los rifirrafes de X, donde partidarios y contrarios de la solución propuesta por el líder de Junts han practicado los habituales combates argumentales que suelen librarse en esta plataforma con los temas controvertidos y de difícil conciliación: mandándose unos a otros a tomar viento a partir de la tercera respuesta. Cinco años después del 1-O, el ‘procés’ sigue excitando las pasiones más bajas de este país.

El asunto tuvo su prólogo con la visita a Bruselas de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, cuyo sonriente posado al lado de Puigdemont inspiró numerosos comentarios en la red. Abundaron los descalificativos y triunfó un vídeo-montaje que mostraba a la líder de Sumar planchando una estelada a la vera del president. 

Otros tiraron de hemeroteca para repasar las incontables veces que en el pasado Sánchez y sus ministros abjuraron de la amnistía como de Satanás. Pero si algo ha sacado a la luz esta semana la plataforma de Musk es la cantidad de catedráticos de Derecho Constitucional que había en España camuflados de vecinos del quinto. Sabíamos que todo español lleva un seleccionador nacional bajo el pecho; ahora sabemos que también alberga un experto en leyes de amnistía, visto el torrente de mensajes vertido estos días a la red a cuento de la constitucionalidad, o no, de la medida. Doctores tiene la Iglesia... y Twitter.

Casi tres semanas después del acontecimiento futbolístico del que todo el planeta está hablando –no la victoria de la selección femenina en el Mundial, sino “el piquito” sin consentimiento de Rubiales a Jenni Hermoso-, los jugadores de La Roja se han animado a opinar. Lo hizo Morata, capitán del equipo, quien este martes leyó un comunicado que ha sido criticado en las redes por la tibieza de su crítica al alto directivo y falta de apoyo expreso a la futbolista. Pero al día siguiente Dani Carvajal subió la apuesta –o la rebajó, según se mire- y en una rueda de prensa se resistió a considerar a Hermoso “una víctima”, reclamó “presunción de inocencia” para Rubiales y le compadeció, porque “él tampoco está viviendo momentos agradables”. 

Carvajal es amado y odiado en las redes por sus conocidas simpatías hacia la extrema derecha, lo que suele granjearle encendidas odas de español que se viste por los pies y severas descalificaciones que lo ponen de nazi para abajo. Esta semana, su equidistancia entre el directivo y la jugadora ha añadido una nueva cosecha de elogios e improperios digitales a su larga colección, aunque lo que más ha llamado la atención en las redes ha sido su insistencia en no tomar partido “sin conocer qué ha pasado”.

Después del que pintó Klimt, probablemente el beso de Rubiales a Hermoso es el más analizado y escrutado de la historia, pero a estas alturas el defensa lateral del Real Madrid sigue sin verlo claro. Hay quien ha tenido que recordarle el día que asaltaron su casa preguntándole si habría esperado al juicio a los ladrones para hacerse una idea de lo que había pasado. Con su retranca habitual, El Mundo Today anunciaba: “Morata y Carvajal aseguran que mientras Rubiales sea presidente no volverán a jugar en la selección española femenina”