Negociaciones tras el 23-J

Aragonès fía la legislatura al traspaso de Rodalies y a la mesa de diálogo

Puigdemont: "No hay ninguna negociación en marcha con nadie"

¿Puede Sánchez conceder una amnistía a Junts?

¿Cómo es la amnistía que el independentismo reclamó en 2021 y que tumbó el PSOE?

Pere Aragonès

Pere Aragonès / GLÒRIA SÀNCHEZ / EUROPA PRESS

Xabi Barrena

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Habitualmente el primer fin de semana de septiembre significaba la 'vuelta al escaño', por así decirlo, de los políticos catalanes. Unos días de transición entre el estival solaz y el pistoletazo efectivo del retorno a la normalidad que significa la Diada. El adelanto de las elecciones generales, las negociaciones para la formación de la Mesa del Congreso y las primeras estribaciones de la investidura del futuro presidente del Gobierno han quitado al mes de agosto de toda su 'agosticidad'. Tan cierto es que el mes ya finalizado ha ido cargado de actualidad política como que estas novedades han dejado en un segundo plano al Govern de la Generalitat.

Pere Aragonès encara ya el tramo final de su legislatura, que echará el cierre, a lo más tardar, en febrero de 2025. Es decir, los republicanos, tras anclarse en el llamado relato de los ejes multicolor (rojo, lila, verde y amarillo por las cuestiones sociales, feministas, ecologistas y democráticas) se sienten ya acuciados por los dos batacazos consecutivos de mayo y julio. Y precisan de resultados con los que pasearse, en campaña, por toda Catalunya.

Fiel a su estilo, Aragonès fía el éxito de esta parte final de la legislatura, que sin duda contribuiría a que el global de los cuatro años estuviera en saldo positivo, a dos grandes asuntos. Uno, del llamado la gestión del día a día, y el otro, la larga marcha hacia la independencia de Catalunya, el banderín de enganche del partido desde que Àngel Colom asaltara la presidencia de la formación en 1989.

La mesa, en el aire

La continuación de la negociación entre el Estado y la Generalitat para la resolución del conflicto político está, ahora mismo, en el aire. Conjurado, a menos que se produzca otro ‘tamayazo’, el principal peligro para la continuación de ese diálogo -como era un Gobierno del PP y, lo que era peor para los intereses independentistas, con el apoyo de la extrema derecha-, falta ver si los republicanos tienen suficientes dotes de persuasión para lograr que el diálogo se retome.

Agotada la desjudicialización con el pacto político entre PSOE y ERC de elaborar una ley de amnistía o una que tenga sus efectos, los focos se centran ya en la cuestión de fondo. La más difícil y de la que se hace imposible vislumbrar una solución que contente, en ambos gobiernos: la demanda de un referéndum de autodeterminación.

Una demanda y una batalla dialéctica para la que el Executiu de Aragonès lleva tiempo ya preparándose. Muestra de ello es el impulso que Aragonès dio a la creación de un proceso participativo para formular una propuesta catalana sobre cómo hacer ese eventual referéndum, el llamado Acuerdo de Claridad.

Justo a los seis meses de tomar posesión del cargo, este diario radiografió la gestión de Aragonès, el ‘aragonesismo’ y la comparó con las partes del esqueleto humano. La mesa de diálogo fue definida como la “columna vertebral” del entramado gubernamental republicano: "Si hay algo que sostiene la Generalitat de Aragonès en comparación con la '(pos)convergente', es la mesa de diálogo. Una reserva espiritual donde tratar las grandes cuestiones que movilizan al electorado independentista: la autodeterminación y la amnistía. Ajena al día al día, de modo que no se puedan mezclar con las cuestiones diarias y una vía para escapar de las acusaciones de 'vender' el ansía independentista por uno u otro traspaso o partida presupuestaria”, exponen fuentes de ERC.

ERC, al entrar en la presidencia de la Generalitat, entendió que tenía que abrir el abanico para poder llegar a más votantes, siguiendo los postulados de la 'doctrina Junqueras' de "ensanchar la base". Y para ello nada mejor que tratar de demostrar solvencia en la gestión y lograr u efecto parecido al de Iñigo Urkullu en Euskadi.

Y en esa línea, ERC identificó en su día, en el caos estructural de cercanías la cuestión que les permitiría acercarse al electorado de su gran enemigo electoral, el PSC, por cuanto los retrasos afectan, sobre todo, a municipios donde los socialistas campan electoralmente a sus anchas. ¿Qué busca Esquerra? Poder presumir en campaña de que ha sido bajo su mandato cuando se ha puesto la semilla del fin del desastre.

Los presupuestos de 2024

Pero la columna vertebral es la mesa de diálogo. Sin ella se hace difícil imaginar con qué suplirá ERC esa dosis de acercamiento a Ítaca que buena parte de su electorado precisa. Y a sabiendas de esto -es decir, de la imperiosa necesidad que tiene el ‘president’ por mantener la negociación–, ganan fuerza las aseveraciones de cuadros del partido que advierten a los socialistas de que si Sánchez corta el oxígeno a Aragonès, este hará lo propio con aquel.

Más allá de lo obvio, la incertidumbre derivada de la negociación para la investidura de Pedro Sánchez también tiene otros efectos sobre el Govern. Por ejemplo, sobre la tramitación de los presupuestos de 2024. Una cosa es que, habiendo sacado adelante los del presente año, y vía prórroga, Aragonès pueda aguantar sin despeinarse hasta 2025 y otra que, lo siempre deseable, es llevar al año las cuentas de la administración. Pero la coyuntura que se dibuja para este año, con una dura rivalidad con Junts para ser el más listo de la clase y obtener los mayores réditos del PSOE y una negociación, precisamente con los socialistas, en las que estos se juegan el Gobierno, pero los republicanos el oxígeno de la Generalitat, no parece la mejor para un entendimiento con el PSC.

El retorno a la normalidad lleva consigo también un cambio en la política de comunicación del propio ‘president’, quizá demasiado rígido en ejercicio del cargo y poco cercano. Dos son los puntos de esta nueva campaña por relanzar, ya con vistas a los comicios, sean cuando sean, su figura. Un cambio en las visitas del ‘president’ por el territorio por el que, si hasta ahora su calendario atendía a hechos o acontecimientos básicamente de empresas, es decir, lejos del ruido popular, ahora los aterrizajes de Aragonès tendrán en grandes actos ciudadanos, para que la gente mire, toque y escuche.

Pero el que, sin duda, dará que hablar es la otra gran medida: la celebración de actos de pequeño formato en el que los ciudadanos entrevisten, sin guion previo ni aviso de lo que se va a preguntar al jefe del Govern. El primer 'round' reunirá a 10 jóvenes con el 'president'. Y es que el partido ha detectado que, a pesar de que su punto fuerte es su "velocidad en las réplicas", apunta un asesor de Palau, la imagen que llega al ciudadano es siempre de un 'president' solemne que lee un texto.

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