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El 'president' Pere Aragonès, presidiendo la reunión del Govern de este martes

El 'president' Pere Aragonès, presidiendo la reunión del Govern de este martes / Govern / Jordi Bedmar

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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El Govern de Pere Aragonès se apresta a iniciar un nuevo acto de su legislatura, el tercero, tras la salida de Junts del Govern en octubre de 2022. Como en las obras de teatro clásicas, los decorados han cambiado totalmente con respecto al capítulo anterior. El cambio más notable es la pérdida de influencia de los republicanos y el final de aquella unidad Govern-partido en la que no se sabía donde empezaba uno y acababa el otro.

De momento el foco se halla en Junts. Y si hay legislatura, y no repetición electoral, será porque los posconvergentes han pactado con Pedro Sánchez y, por tanto, serán, como mínimo, coprotagonistas del mandato. Un ejemplo al azar: la mesa de diálogo. ERC-partido la exigió a Sánchez para que ERC-Govern se sentara a negociar. En el caso improbable de que Junts haga causa de Estado la recuperación del foro cabe suponer que será con los posconvergentes sentados en ella. Y entonces, o no será una mesa entre gobiernos o bien, Junts volverá al Executiu.

Épica sin salida

ERC, por varios motivos, eligió que el Govern que lideraba tuviera un perfil bajo, sin aspavientos y únicamente centrado en la gestión. Porque encaja con el talante del ‘president’ Pere Aragonès y porque se venía de una época no solo convulsa, con el ‘procés’, sino también de cierta dejadez con Quim Torra.

Y si el Govern tenía ese perfil era porque la parte épica que se requiere a un liderazgo, especialmente si es independentista, es decir, que ambiciona una profunda transformación del estatus quo, ERC la derivó a la mesa de diálogo. Como todas las medidas de desjudicialización, como la derogación del delito de sedición que, por cierto, fue completada por el grupo parlamentario del Congreso. 

Pero no todo son malos augurios para Aragonès. Más allá de la investidura, si es que se franquea esa puerta, Sánchez anhela una legislatura estable. Esta demanda, y a la vez ese lema casi de campaña de Alberto Núñez Feijóo, precisa de una mayoría parlamentaria sólida y sin fisuras. Y ERC puede hacer valer la amenaza de romper la cohesión de esa mayoría (como ya ocurrió con la reforma laboral) para presionar al Gobierno en aquellas negociaciones pecuniarias que se vehiculan a través de la Comisión Mixta Estado-Generalitat.

Más noticias, sino buenas, si del estilo ‘no hay mal que por bien no venga’. El trato continuo de ERC con el Gobierno socialista ha pasado factura a los republicanos en las urnas, sobre todo en las municipales. Cualquier logro era inmediatamente minimizado y atacado por Junts. Pues bien, esto se ha acabado. 

Posibles balones de oxígeno

Y es que ahora deberán de ser los posconvergentes los que expliquen el por qué de cada balón de oxigeno facilitado a Sánchez, siempre en el supuesto de que se le permita ser investido. ERC estará muy al tanto de esas posibles negociaciones, no sea que en lugar de mejoras para el autogobierno los posconvergentes vuelvan al ‘peix al cove’ modelo rescate de las autopistas de Madrid deficitarias, para alegría de las empresas concesionarias.

Con todo, fuentes del Govern matizan que los acuerdos con el PSOE no han causado merma electoral alguna en estos comicios puesto que la pérdida de voto se debe al retorno del voto dual, architípico en tiempos de Felipe González y Jordi Pujol. "Esto es lo que nos ha hecho daño, mucho más que la abstención", sentencia un experto de ERC.

Además, y según coinciden varias fuentes del partido, los sondeos cara a las elecciones catalanas "no tienen nada que ver" con los resultados de las municipales y de las generales. Según señalan estas fuentes, ERC se encuentra "casi pegado al PSC". Otra cosa, señalan los republicanos, es que la suma con Junts dé para un nuevo Govern.

Una fuente de peso del Executiu asevera que "en lo esencial el Govern sigue como estaba. Teníamos que hacer equilibrios con nuestros 33 diputados que dan apoyo al Executiu y seguiremos haciéndolos. Con todo, estamos en un momento de cierta solidez, con unos presupuestos aprobados y a poco más de año y medio para acabar la legislatura".

Eso sí, entre la necesidad de hallar acuerdos de consenso para negociar conjuntamente en Madrid y la de ir preparando el terreno por si hay que gobernar juntos de nuevo, se producirán nuevas maniobras de aproximación entre ERC y Junts. "El 'president' fue el que acuñó lo del frente democrático y persistirá en ello", asevera un colaborador de Aragonès.

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