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Alberto López

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En las campañas electorales hay aspectos evidentes y otros que ocurren sin que apenas nadie se dé cuenta, pero ambos son igualmente importantes. El reciente debate cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo es un ejemplo claro de un evento evidente. Aunque ha pasado casi una semana, sigue ocupando espacio en los medios y horas de tertulia. Esto es bastante común, ya que entre los eventos programados, los debates son los más relevantes en una campaña electoral, mucho más que los mítines y las entrevistas. Sin embargo, en paralelo a estos eventos visibles, también ocurre algo sutil pero igualmente relevante: la saliencia de los temas. Es decir, el grado en que los temas son percibidos como importantes por los votantes durante las campañas electorales. Esto juega un papel crucial en la influencia de la movilización de los votantes, la clarificación de las posiciones de los partidos y en la formación de la elección electoral.

En este análisis explicaremos por qué tanto el debate como la saliencia de los temas empujan en una misma dirección: la desactivación del voto progresista, al menos en la fase previa al sprint final de la campaña.

El debate

Hablemos un momento de teoría. ¿Cómo puede afectar un debate a los resultados de unas elecciones? La primera posibilidad es que, en realidad, no cambie mucho la situación. O que los pequeños cambios de opinión que se produzcan se compensen entre sí. Esto es lo más común, sobre todo cuando ninguno de los candidatos sale claramente perjudicado del debate. Pero, ¿qué ocurre cuando hay un candidato que sale claramente perjudicado, como fue el caso de Pedro Sánchez? En ese caso, pueden ocurrir dos cosas: que el debate sea un obstáculo que se olvide pasado unos días, o que cambie la tendencia. Los datos de Predilect demuestran que la tendencia ha cambiado.

Este cambio de tendencia se refleja en tres datos importantes. En primer lugar, la participación. Por primera vez en la serie de datos, se registra una bajada en la participación prevista. Hasta el debate entre Sánchez y Feijóo, las expectativas estaban al alza, rozando el 29% de abstención, pero cuatro días después se espera un 31%. Esta caída de participación no es simétrica entre los bloques. Si analizamos los números para cada partido, se observa que la tendencia positiva del PP se ha acelerado. La caída paulatina que venía registrando Vox se ha suavizado. En la izquierda, el PSOE ha sufrido un cambio brusco: de ser el partido que más crecía, ahora registra una caída que no compensan los números de Sumar, que continúan disminuyendo a un ritmo suave pero constante.

No es casualidad que un debate pueda ser un 'shock' pasajero o instalar una nueva tendencia. Depende de hasta qué punto el perdedor sea capaz de alterar la percepción sobre su actuación en el debate o cambiar la conversación hacia otros temas. Lo cierto es que el PSOE y Sumar no solo no han logrado cambiar la conversación, sino que el debate público se ha movido en direcciones contrarias a los intereses de la coalición progresista.

La saliencia de los temas

Hace apenas una semana, comentábamos en el primer artículo de campaña que la izquierda estaba muy movilizada, especialmente en torno a la figura de Sánchez. Su presencia en los medios de comunicación le había servido para mejorar su imagen, mostrarse como un líder cálido y cercano, y marcar la agenda política. Esto lo pudo hacer con solvencia, ya que al mismo tiempo se estaban produciendo acuerdos de gobierno entre el PP y Vox en comunidades autónomas clave y en muchos municipios. La consigna era clara: la alternativa a un gobierno socialista era extender las medidas más conservadoras y excéntricas de la coalición de derechas. Eso era lo que se discutía en España. El temor del electorado de izquierdas, basado en hechos, se traducía en una tendencia al alza que, si bien no aseguraba un gobierno estable encabezado por Sánchez, evitaba que el PP y Vox alcanzaran la mayoría de escaños en el Congreso.

Sin embargo, el tono y el tema de la conversación han cambiado hoy en día. Las investigaciones demuestran que los eventos que tienen un mayor impacto en el comportamiento electoral son los que ocurren unos pocos días antes de la fecha de las elecciones. Esto puede explicar la rapidez con la que el PP y Vox firmaron acuerdos de gobernabilidad en toda España, coincidiendo con la fase previa al debate. Parece como si el debate, del cual Feijóo salió victorioso, hubiera dado por terminado el tema de los pactos con Vox.

La recta final

Todavía queda la recta final. A pesar de que los números de Predilect no aseguran la victoria del PP y Vox, la izquierda necesita cambiar la conversación pública. Ya ha agotado la carta de la presencia mediática de Pedro Sánchez, pero todavía queda el debate a tres, si Feijóo no decide participar en el último momento. Además, los partidos suelen guardar algunas promesas de última hora para los últimos días. Después de este fin de semana, la campaña entrará en su última semana, en unas elecciones especialmente importantes. Son las primeras tras el primer Gobierno de coalición, y podrían suponer otro bloqueo como el ocurrido después de las elecciones de 2015 y 2019, o la formación de un Gobierno inédito de populares y la ultraderecha. Si algo coincide en las encuestas y Predilect, es que si una u otra cosa sucede, dependerá de un número reducido de votos. Permanezcan atentos a Predilect, la única fuente de información diaria sobre cómo evolucionan las expectativas de los partidos durante la recta final, debido al silencio demoscópico impuesto por la ley.

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