Primarias en la capital catalana

Koldo Blanco, el crítico de Cs que ha echado un pulso a Anna Grau por el Ayuntamiento de Barcelona

El arquitecto tiene el apoyo del grupo municipal, ya que fue concejal del partido naranja entre 2016 y 2019

Koldo Blanco, en un debate municipal el 2016 como concejal de Cs

Koldo Blanco, en un debate municipal el 2016 como concejal de Cs / Julio Carbó

Carlota Camps

Carlota Camps

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Las primarias para escoger el alcaldable de Ciutadans en Barcelona se pusieron interesantes cuando el nombre de Koldo Blanco (Bilbao, 1964) apareció en escena. No lo tiene nada fácil para dar la sorpresa pero, de momento, con el apoyo del sector crítico, ya ha echado un pulso a la candidata propuesta por la dirección, la diputada Anna Grau. Blanco es arquitecto de formación y actualmente es asesor de los naranjas en materia de políticas públicas y economía en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), después de serlo hasta diciembre de 2022 en la Diputación.

Conoce bien el consistorio barcelonés porque fue concejal durante tres años –de 2016 a 2019–, al entrar como sustituto de Sonia Sierra. Igual que sus entonces compañeros de grupo, no accedió al experimento de Barcelona pel Canvi, liderado por Manuel Valls. Blanco iba de suplente en la lista del exprimer ministro francés, concretamente, en el puesto 42. Carina Mejías y Santiago Alonso ni siquiera estaban. A Blanco le compensaron con un puesto en la Diputación de Barcelona.

El ahora candidato a las primarias nació en Bilbao, pero lleva 30 años –desde 1993– viviendo en Barcelona. Más de la mitad de este tiempo ha sido militante de los naranjas. De hecho, lo es desde prácticamente los inicios de la formación. Puso los pies por primera vez en Ciutadans en 2007, justo cuando la formación acababa de entrar en el Parlament de Catalunya. Antes de todo esto, estudió arquitectura en San Sebastián y se especializó en las rehabilitaciones de edificios. También pasó ocho años estudiando piano en el conservatorio de música de Bilbao.

Blanco consiguió el número mínimo de avales para presentarse a las primarias –39 firmas– y ahora, con el apoyo del sector crítico, quiere plantar cara a la dirección del partido. Sabe que lo tiene difícil y que no es conocido por el gran público, pero intenta compensarlo apelando al votante naranja con un discurso de regeneración democrática y acusando al partido de ser autoritario y con poca democracia interna. De hecho, ha empezado la campaña quejándose del funcionamiento de las primarias por no permitir el voto en urna. Asegura que hay afiliados que le apoyan y que no tienen acceso a las nuevas tecnologías.

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