29º Congreso

La cesión en la B-40 diluye la puesta de largo de la 'vía Montenegro' de ERC

Los republicanos celebran su congreso en plena resaca interna por la renuncia ideológica sobre la autovía

Pere Aragonès

Pere Aragonès / ANDREU DALMAU / EFE

Xabi Barrena

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El plan parecía perfecto. Todo estaba preparado para que ERC y, en particular, Pere Aragonès, oficiaran, este sábado en el congreso del partido en Lleida, la puesta de largo de la llamada 'vía Montenegro', la propuesta de Esquerra de alcanzar un acuerdo de claridad para celebrar un referéndum de autodeterminación que incluye, a modo de cuña, la adopción de las exigencias que la comunidad internacional puso al país balcánico cuando celebró el suyo para separarse de Serbia.

Pero la dura realidad política, en forma de cesión al PSC en la cuestión de la B-40, ha quitado brillo a esta puesta de largo. El enfado de algunas secciones locales de ERC, por ejemplo la del Vallés Occidental, por la renuncia a combatir la ejecución de la autovía orbital en aras a lograr que haya presupuestos es obvio y notorio. Y habrá que ver si observable durante el congreso.

Los republicanos contaban, hace unas semanas, con tener ya encauzados, a finales de enero, los presupuestos de la Generalitat, los que les darían oxígeno, probablemente, para acercarse al fin de la legislatura. Y con el 'día a día' encarrilado, era ya el momento de impulsar el alejamiento del PSOE y PSC, que los sondeos parecen aconsejar cara a las próximas elecciones locales, tras unos intensos meses de negociación y pacto entre ambos bandos.

Y para alejarse mutuamente -porque el PSOE necesita distanciarse tanto de ERC como los republicanos de los socialistas-nada mejor que el choque declarativo sobre la cuestión territorial. Y nada mejor para ello que un instrumento, como el referéndum, que pone en cuestión la propia unidad de España.

Y en paralelo, y en una especie de 2x1, nada mejor que poner en la primera línea del debate público este instrumento que puede desembocar a la independencia de Catalunya para ganarse la confianza de un electorado independentista, que tantas fotos de Aragonès con Pedro Sánchez ha visto en los últimos meses.

El 'pack' era invencible. Un congreso en el que, a la vez, celebrar los frutos de la mesa de negociación, en materia de desjudicializacion y presumir de haber logrado amplias mayorías políticas y sociales para los presupuestos. La mirada dirigida hacia las municipales.

La gestión de la 'vía Montegro', el Acord de Claredat, estará comandado por el mismo 'president. Pero, para ponerse a ello, y designar por ejemplo, el encargado de organizar el "debate social", según dice la ponencia, había que formalizar, mediante el voto de los militantes, la propia existencia de la propuesta. Que no era un mero 'desideratum'. Ya desacreditado, por cierto, por el pleno del Parlament, donde Junts se alineó con el PSC y otras fuerzas para tratar de desautorizarla.

Pero el plan se hizo añicos por el bloqueo del PSC a las cuentas a menos que ERC renunciara a alguno de sus posicionamientos más ideológicos, la B-40. El congreso se celebra sin tener aun respuesta definitiva de Salvador Illaal gambito de dama (renuncia ideológica a cambio de presupuestos) ofrecido por el Govern, tras ver que las huelgas se acumulaban, esta semana, ante el propio Executiu. Y tras comprobar que la puerta trasera diseñada por ERC, una prórroga presupuestaria con aprobación de las nuevas partidas económicas vía decreto ley, era interceptada por el PSC y Junts. Cabe esperar a la firma del acuerdo definitivo esta semana para que dé oxígeno a Aragonès, al menos, para este 2023.

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