Tras la retirada del escaño a Juvillà

Borràs descarta dimitir y culpa a ERC y CUP del acatamiento a la JEC

La presidenta del Parlament asegura que su propuesta en defensa del acta del cupero "no fue aceptada" y pide un expediente informativo sobre la actuación de los funcionarios

Laura Borrás, presidenta del Parlament de Catalunya

Laura Borrás, presidenta del Parlament de Catalunya / Quique García (EFE)

Júlia Regué

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La presidenta del Parlament, Laura Borràs, rompió este lunes el silencio lejos de la sede parlamentaria y se defendió atacando. Lo hizo desde los micrófonos de RAC-1 donde sentenció que no piensa dimitir y se afanó a culpar de la retirada del escaño al cupero Pau Juvillà a ERC y CUP por no quererse comprometer con un supuesto plan de "resistencia colectiva" que no quiso desvelar, así como a los funcionarios que, según ella, actuaron por libre, sin su plácet.

“No se ha querido ir colectivamente hasta las ultimas consecuencias", indicó, acusando a republicanos y anticapitalistas de llevarla hacia el precipicio. Sopesó dimitir, pero lo descartó al considerar que se interpretaría como una "renuncia", y ofreció un largo argumentario sin un ápice de autocrítica.

Confirmó lo que adelantó este diario, que propuso al 'president' de la Generalitat una desobediencia conjunta: si ella se plantaba contra la Junta Electoral, Pere Aragonès debía hacer lo propio sobre la sentencia del TSJC que fija un 25% de las clases en castellano en las aulas catalanas. "Estamos aquí porque esta propuesta no ha sido aceptada", afeó, aseverando que se ha sentido como un "alma machacada por los que querían 'sacrificarla' y verla 'muerta' políticamente", en una "lucha fratricida" entre independentistas: "Me sentí muy inútilmente expuesta".

Un "sacrificio estéril"

Borràs se esforzó en desmarcar su actuación de la de su predecesor, Roger Torrent, en el caso del 'expresident' Quim Torra. Llegó incluso a afirmar que el "precedente" es precisamente lo que ha impedido un desenlace distinto. Pero también inquirió en el papel del cuerpo funcionarial -al que dijo no querer coaccionar, admitiendo al mismo tiempo que la desobediencia al 25% sí pasaba por implicar a los directores de los centros educativos- sosteniendo que hubo una "disociación" entre lo que los empleados hacían -cumplir con la JEC- y su voluntad de que siguiera siendo parlamentario. "Tirar adelante sola es un sacrificio estéril", señaló.

Ante esto, planteó una doble vía. Por un lado, analiza si presenta una querella contra la JEC "por la manera como se arroga unas facultades que previamente le ha dado el Tribunal Supremo, pero que van contra todo Estado de Derecho" porque se dejó sin efecto al cupero cuando el Tribunal Supremo todavía no se ha pronunciado sobre la petición de medidas cautelares. Y, de otro lado, pide un expediente informativo para conocer al detalle la actuación de los funcionarios del Parlament. "La rendición no es una opción y que el resultado haya sido que el escaño de Juvillà llegara al Parlament retirado y no se haya podido revertir, no quiere decir que esto deba despertar sonrisas bajo la nariz en independentistas. Me parece lamentable. Los que sí se ríen son los que aplican la represión desde el Estado", replicó Borràs a las críticas recibidas.

El conflicto de intereses

La presidenta desgranó las actuaciones que llevó a cabo desde que se votó el primer dictamen en defensa de Juvillà en el pleno el 17 de diciembre y hasta la suspensión de Juvillà el 3 de febrero, con efectos retroactivos del 28 de enero, cuando recibió el burofax de la JEC que confirmaba el cese. Y, a lo largo de la explicación, encadenó contradicciones y medias verdades. La más significativa: la justificación de su rechazo a la delegación de voto de Juvillà en el pleno del jueves, cuando se acogió al artículo 16.1 sobre conflicto de intereses para denegar su pronunciamiento y defendiendo que tampoco iba a votar. De todas formas, el cupero sí se pronunció -como se encargó de recordarle la CUP por las redes sociales- sobre le primer dictamen, aunque se abstuviera después, el 25 de enero, sobre la presentación de un recurso contencioso-administrativo del Parlament. Pero, más allá de esto, apeló a un artículo del reglamento al que sólo puede acogerse el diputado y no tomar desde la presidencia esta decisión por él. La secretaria general del Parlament emitió un comunicado en el que asume la suspensión y exculpa a Borràs al defender que no constó en acta la admisión de la delegación debido a un problema electrónico.