EL LABERINTO CATALÁN
Contra la conllevancia

Josep Ramon Bosch. / periodico
La conllevancia vuelve a estar de moda. Casi 90 años después de que Ortega y Gasset le pusiera ese nombre al sentimiento "vago y de una intensidad variadísima" de amor a Catalunya y desapego hacia España de muchos catalanes, el concepto regresa, al menos, a las librerías. En tiempos de 'procés', y mientras un amplio sector del independentismo abraza la tesis de la "confrontación" como proyecto político, conllevarse podría parecer una Arcadia feliz desde el punto de vista de quienes preferirían la concordia entre pueblos y personas. Pero hay gente a la que le parece poco.
Es el caso de Josep Ramon Bosch, que ha escrito un libro titulado 'Cataluña, la ruta falsa' (Deusto) en el que se rebela contra la resignación como forma de relacionarse. "No se trata de que nos soportemos, sino de que lleguemos a apreciar la diversidad", dijo Miquel Iceta, uno de los presentadores del libro, para resumir su contenido. El líder del PSC encabezó junto a Santi Vila, también en la mesa, una nutrida representación de diputados y exdiputados, y eso que el aforo estaba reducido a 50 personas. Germà Gordó, Ramon Espadaler, Montserrat Nebrera, José Domingo, Esperanza García o Fernando Sánchez Costa estaban en la Casa del Llibre para escuchar a Bosch.
La presentación se convirtió en una imitación del libro: hubo un desfile de personajes históricos –se citó a Antoni de Capmany, a Unamuno, a Azaña, a Valls i Taberner, e incluso a José Antonio Primo de Rivera- y un recorrido sentimental por la vida del autor. Bosch, fundador de Societat Civil Catalana, está de actualidad porque recientemente, y como dirigente de la Lliga Democràtica, ha pedido el indulto para los presos del 1-O. "En Madrid he pasado de ser un héroe por Societat Civil Catalana a un traidor por solicitar los indultos. Allí no hay término medio", dijo durante el acto en la Casa del Llibre.
El Senado a Barcelona, de nuevo
Pero ni aún así Bosch se resigna a la conllevancia. En el libro propone hasta 35 "soluciones" para el "problema catalán"; él mismo reconoció que varias son poco originales, como la de trasladar el Senado a Barcelona. Todas las presentaciones fueron elogiosas –habló también la politóloga Astrid Barrio-, pero Vila levantó algo de revuelo cuando calificó de "ingenuas" algunas de esas propuestas de futuro.
"Lo que tenemos es un trabajo enorme por delante, de hacer un nuevo relato de un país que se llama España", se explicó Bosch. Y añadió que para que vuelva la conllevancia, primero, y después se supere –se supone- con alguna fórmula mejor, "hay que hacer mucha didáctica en Catalunya hacia los separatistas y en el resto de España hacia los separadores".
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