ACTO DE MENOS DE UNA HORA

Los Reyes presiden un 12-O inédito marcado por el covid y la tensión política

Juanma Romero

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Nada podía ser igual y no lo fue. El covid que ha cambiado el mundo también cambió una celebración tan asentada como la del 12 de octubre, la Fiesta Nacional. La de este lunes no tuvo lugar en el paseo de la Castellana de Madrid, sino en la plaza de la Armería del Palacio Real de la capital. Sin largo desfile militar, sin recepción, sin corrillos con los periodistas. Era un 12-O atípico, insólito, condensado en una ceremonia de apenas 45 minutos presidida por los Reyes y en la que se coló, desde la calle, el murmullo casi continuo de los abucheos contra el Gobierno y los vivas a Felipe VI

El lema elegido para este 12-O era 'El esfuerzo que nos une', en recuerdo de la lucha de todos contra la pandemia, pero el breve y extraño acto de este año dejó al descubierto la tensión política y la crisis institucional, a sumar a la crisis sanitaria y económica. Desde el frío –gélido– saludo que se dispensaron Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso apenas tres días después de la declaración de la alarma en Madrid hasta el casi imperceptible cabeceo con el que los ministros de Unidas Podemos –era el estreno de los morados en un 12-O, y el primero en el poder–, salvo un más efusivo Manuel Castells, recibieron al Rey.

En la plaza de la Armería —el mismo escenario que el del homenaje a las víctimas del covid, en julio—, minutos antes del mediodía, iba llegando el puñado de invitados a la ceremonia. Doce presidentes autonómicos. Todos, menos los de Catalunya Euskadi, que siempre son baja, y los de Aragón —Javier Lambán se encuentra aún convaleciente por una prostatitis—, de Baleares (Francina Armengol alegó las restricciones de movilidad por la pandemia) y de Murcia (Fernando López Miras anuló a última hora el viaje a Madrid por un contacto estrecho con un contagiado por coronavirus). 

Iglesias y los ministros de Podemos saludan distantes al Rey, salvo un más efusivo Castells

También los representantes de los tres poderes del Estado, los líderes de las tres derechas —Pablo Casado (PP), Inés Arrimadas (Cs) y Santiago Abascal (Vox)—, los portavoces parlamentarios de Congreso y Senado y los miembros del Gabinete de Sánchez en la Moncloa, encabezados por Iván Redondo y Félix Bolaños.

En esos minutos previos, se pudo ver charlando al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, con Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo –la institución que deberá decidir si le imputa por el 'caso Dina'–, y los presidentes del Senado y del Constitucional, Pilar Llop y Juan José González Rivas. Charla a la que luego se sumó Carmen Calvo. La vicepresidenta primera mantuvo después otro aparte con Lesmes en otro momento.

Sánchez y Ayuso protagonizan un frío saludo en el acto de la Fiesta Nacional

Sánchez y Ayuso protagonizan un frío saludo en el acto de la Fiesta Nacional / periodico

Un (re)encuentro del Ejecutivo y el Poder Judicial después de semanas de choque y justo cuando el Gabinete se dispone a una reforma de la ley para renovar el CGPJ, órgano de gobierno de los jueces, sin el PP. "Pablo Casado sigue sin ceder, está obcecado", señalaba un ministro que pudo departir con el jefe de los populares en un corto corrillo, sin presencia de las cámaras, a la salida del Palacio Real. 

"¿Cómo estamos?"

Al filo de las 12, penetraban en el patio los anfitriones, la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la capital. Ambos recibieron a Sánchez, quien les saludó con la mano en el pecho. "Buenos días, presidente, ¿cómo estamos?", replicó Ayuso. Ambos apenas se cruzaron la mirada. Se podía cortar el aire.

Robles y el Jemad ayudan a romper el hielo de un acto con el Gobierno casi en pleno

El protocolo ayudó a romper algo el hielo. Se acercaron la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Miguel Ángel Villarroya. A distancia, desde donde se situaron los periodistas, se podía ver la escena de tensión, fría e incómoda. Apenas intercambiaban palabra Sánchez y Ayuso, y la conversación parecía sostenida, sobre todo, por Robles y Villarroya.

Los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, aterrizaron a las 12. Enseguida, tras los honores, pasaron a saludar al Gobierno casi en pleno, con la única ausencia de Arancha González Laya (Exteriores), de viaje en Luxemburgo. Iglesias, ataviado con mascarilla en defensa de la sanidad pública, movió ligeramente la cabeza, como hicieron sus compañeros morados del Gabinete, salvo el responsable de Universidades, que fue profesor del entonces Príncipe. Además de los integrantes del Ejecutivo, por el grupo morado también acudió el secretario tercero de la Mesa de la Cámara baja, Javier Sánchez

El resumen del atípico 12-O de 2020

El resumen del atípico 12-O de 2020. / periodico

Lo que sí se convirtió en una compañía constante en todo el acto fueron los gritos de "¡Sánchez, dimisión!" y los abucheos y pitos contra el Ejecutivo, y también los vivas al Rey de algunos ciudadanos congregados a las puertas del Palacio Real y que penetraban por los muros hasta hacerse oír, como una banda sonora casi continua, en la plaza de la Armería. Vox había convocado protestas contra el Ejecutivo este 12-O y contra la declaración del estado de alarma. 

Una vez arrancado el acto, no hubo ocasión de que el presidente y la dirigente del PP se volvieran a acercar. Por el puro protocolo, ya que Ayuso y Almeida se sentaron en la tribuna de autoridades, distinta a la del Gobierno y al palco real. Sánchez en cambio sí departió generosamente con la Reina y con sus hijas mientras Felipe VI, con uniforme de capitán general del Ejército del Aire, pasaba revista a las tropas. 

Solo 527 efectivos

La ceremonia [aquí, íntegra] fue básicamente castrense. Y reducida a la mínima expresión. Solo participaron unidades ubicadas en Madrid, con excepción de la Legión, y en este caso fue porque en este 2020 se cumplieron sus primeros cien años de vida. De la parada militar, en concreto, solo formaron parte 527 efectivos (el año pasado fueron 4.200). Una unidad de música y ocho secciones correspondientes a la Guardia Real, la Academia Central de la Defensa, el Regimiento Inmemorial del Rey número 1, la Agrupación de Infantería de Marina, la Escuadrilla de Honores del Ejército del Aire, la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Agrupación de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil y la Legión. 

Homenaje a los colectivos civiles que luchan contra el covid

Defensa quiso además que, aparte de las Fuerzas Armadas, participaran representantes de los colectivos civiles que están luchando contra el covid, como la Policía Nacional, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, el SUMMA, el ERICAM (la unidad de emergencia y respuesta inmediata de la Comunidad de Madrid), el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, el SAMUR, la Policía Municipal de Madrid y los cuerpos de bomberos de la capital y de la región. El Rey condecoró a seis miembros de las Fuerzas Armadas en representación de todo el personal militar que trabajó en la 'operación Balmis' en la primera ola del coronavirus.  

La ceremonia se compuso de pocos momentos: los honores a los Reyes, la revista, el izado de la bandera, la imposición de condecoraciones a quienes han estado en primera línea contra la pandemia, el homenaje a los caídos, un pequeño desfile terrestre. Y la pasada de la Patrulla Águila, que pintó el cielo azul y fresco de Madrid con los colores de la bandera de España. El acto iba llegando a su fin. A las 12.45, ya todo había acabado. El Gobierno y las autoridades se adentraban en el Palacio Real para charlar unos minutos fuera de los focos y preparar la salida mientras en la calle aún se escuchaban gritos contra el Ejecutivo y vivas al Rey.

Concluida la celebración, se supo la fecha de la quinta moción de censura de la democracia. Será el 21 y 22 de octubre, en el Congreso, por decisión de su presidenta, Meritxell Batet. No triunfará, pero servirá para visualizar (una vez más) la crispación irrespirable