CITAS CON LAS URNAS

Galicia y País Vasco: elecciones de doble filo

Sobres y papeletas en un colegio electoral de Bilbao

Sobres y papeletas en un colegio electoral de Bilbao / LUIS TEJIDO (EFE)

Jose Rico

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Galicia y Euskadi celebran este domingo las primeras elecciones de la historia de España que tuvieron que suspenderse. Convocadas para el 5 de abril, la pandemia del covid-19, el confinamiento y el estado de alarma se llevaron por delante urnas y papeletas, que este domingo estarán a disposición de (casi) todos los electores en medio de extremas medidas de seguridad. La excepcionalidad y el miedo a los brotes es tal que los gobiernos de ambas comunidades han decidido incluso prohibir a medio millar de votantes ejercer su derecho de sufragio, en una medida cuestionada por los juristas. Ello y el temor a una caída de la participación arrojan incertidumbre sobre unas citas electorales cuyo desenlace antes de la epidemia parecía bastante cantado.

Los ciudadanos que acudan a votar deberán ir con la mascarilla puesta y deberán mostrar su DNI, pero no entregarlo para evitar contagios. No podrán ir a votar los infectados y los presenten síntomas, una decisión que ha provocado debate entre los juristas: unos defienden que se trata de un segmento muy reducido de la población y que la medida obedece a motivos sanitarios justificados, pero otros opinan que habría que garantizarles el derecho de voto de algún modo. Tanto el Tribunal Supremo como las juntas electorales avalaron ayer este veto y tumbaron la petición de algunos partidos de suspender los comicios en las zonas más afectadas por brotes.

La comarca lucense de A Mariña y la población guipuzcoana de Ordizia son los principales focos de inquietud por los brotes, pero los expertos vaticinan que el miedo general a los contagios dará alas a la abstención en ambas autonomías. Y ese dato puede resultar decisivo cara al futuro de los dos claros favoritos para el triunfo: el nacionalista Iñigo Urkullu y el popular Alberto Núñez Feijóo. Las encuestas apenas han variado tras la epidemia y a ambos les vaticinan los mejores resultados de su historia, con otra mayoría absoluta del PP en Galicia y la reedición de la alianza PNV-PSE en el País Vasco.

Lectura y efectos

Como en todas las elecciones autonómicas, el dictamen de gallegos y vascos tendrá una lectura y quizá efectos a medio o largo plazo en clave nacional. Es el primer test al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos y a su gestión de la pandemia. Presumir de esa gestión ha sido el principal asidero de los socialistas para ver cumplida la aspiración asequible de seguir gobernando con Urkullu y el sueño de destronar a Feijóo.

Los sondeos auguran una mejora socialista en ambas comunidades, pero sin alharacas y con el BNG disputándole la medalla de plata que el PSdG cedió hace cuatro años a En Marea. En caso de que, por sorpresa, Feijóo perdiese la mayoría absoluta, el pacto de izquierdas se da por hecho. En Euskadi, la reválida del acuerdo con el PNV, socio de investidura de Pedro Sánchez, daría alivio a la Moncloa para encarar el resto de la legislatura.

Lejos queda, pues, para Sánchez aquel 2016 en el que las debacles vasca y gallega precipitaron la rebelión interna que le depuso como líder del PSOE. La inquietud para el jefe del Ejecutivo puede venir de sus socios del Gobierno. La recuperación socialista hace presagiar sendos retrocesos importantes a las dos marcas autonómicas de Podemos. Aunque no se atisban a corto plazo, habrá que ver si el regreso a sus orígenes de muchos electores de izquierdas afecta a las relaciones dentro del Gabinete de Sánchez.

Doble revés

Más duro se le presenta el examen de este domingo para el líder del PP. Si las encuestas se cumplen, Pablo Casado sufrirá un doble revés a su estrategia. Su apuesta por la línea dura en Euskadi, apartando al moderado Alfonso Alonso e imponiendo a Carlos Iturgaiz, puede provocar que la coalición con Cs empeore los resultados del PP en solitario en el 2016. Y aunque salga a celebrar una mayoría absoluta en Galicia, ese resultado dará aire a los sectores del partido que, con Feijóo como estandarte, reclaman una línea de oposición alejada de la crispación.

El gallego puede seguir siendo el único barón del PP que gobierne con mayoría absoluta, reforzando así su rol de eterno aspirante a liderar el partido. Él lo niega, pero ha prometido que esta sería su última legislatura como presidente de la Xunta. 'Meigas, haberlas, haylas'.

Galicia: Feijóo, ante el reto de igualar la marca de Fraga

El presidente de la Xunta de Galicia y candidato del PP a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, espera conseguir hoy su cuarta mayoría absoluta, mientras que sus rivales de izquierda confían en sumar una mayoría alternativa de gobierno que solo lograron forjar en una de las 10 legislaturas que ha vivido Galicia, la que transitó entre el final de la hegemonía de Manuel Fraga y el inicio de la de Feijóo, que hoy puede igualar el récord de mayorías absolutas del fundador del PP. Las encuestas también auguran una subida al BNG de Ana Pontón a costa del desgaste de las Mareas –esta vez divididas en dos candidaturas, las de Galicia en Común-Anova Mareas, que integra a Unidas Podemos, y Marea Galeguista, coalición formada por En Marea, Compromiso por Galicia y Partido Galeguista–, con los nacionalistas compitiendo por la segunda plaza con los socialistas, con Gonzalo Caballero como cartel, a los que los sondeos pronostican una mejora de resultados en línea con los obtenidos en las generales de abril y noviembre del 2019. Ante la pujanza del PP, ni Ciudadanos y ni la ultraderecha de Vox parecen contar con muchas opciones de asomar la cabeza en el Parlamento gallego.