EMERGENCIA SANITARIA

Catalunya, en 'stand by' por el coronavirus

La pandemia altera la agenda política catalana y empaña el horizonte de la legislatura

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Júlia Regué / Xabi Barrena / Fidel Masreal

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Con la pandemia aún en auge parece difícil pensar, ni que sea como vía de escape, en el mundo de mañana. Pero tan cierto es que llegará como que lo disruptivo de la crisis sanitaria hace casi imposible apostar por un desarrollo concreto de los acontecimientos futuros. Lo único que se sabe a ciencia cierta son los puntos desde donde estos acontecimientos tomarán forma. Este texto compila seis de esos 'momentos cero' relacionados con la política catalana.

Lo que tienen en común los seis 'momentos cero', que por otra parte se interrelacionan como ramas de una enredadera, es que su vuelta a la actividad se producirá cuando la sociedad aún no haya apenas digerido el mal trago de la pandemia. Las nuevas sensibilidades que en la sociedad haya podido crear el coronavirus tendrán, en apenas unos meses, una primera ocasión para hacerse visible: las elecciones al Parlament.

La gestión de la crisis llevada a cabo por cada gobierno y, dentro de ellos, por cada partido, se unirá al resto de ingredientes políticos habituales, desde la mesa de negociación Estado-Generalitat a la ordenación del espacio posconvergente. Si la política catalana, con el 'procés', se abonó a la inestabilidad, el mundo post-coronavirus añade todo el suspense de la imprevisibilidad.

Los presupuestos

El Govern y los 'comuns' se conjuran para aprobar los presupuestos que acordaron en un pleno que previsiblemente se celebrará esta última quincena de abril. El Consell de Garanties Estatutàries (CGE), el órgano consultivo al que acudió Cs para analizar si las cuentas cumplen con la legalidad vigente, emitió su dictamen 12 días antes de agotar el plazo y dio vía libre a las cuentas por unanimidad.

Hay abierto un periodo de enmiendas a las cuentas hasta el martes por la tarde y la Junta de Portavoces debe fijar la fecha de su aprobación en el pleno. Este órgano consultivo de la Generalitat aún se tiene que pronunciar sobre la ley de acompañamiento de los presupuestos, que incluye medidas fiscales y financieras y que intentarán avalar "conjuntamente" en el mismo pleno.

Los naranjas consideran que el proyecto de presupuestos queda obsoleto por la crisis del coronavirus, pero JxCat, ERC y 'comuns' prefieren pactar partidas extraordinarias sobre las bases asentadas para el 2020, que prevén incrementos en Salut y Educació respecto a las del 2017, y no "perder cinco o seis meses renegociando".    

Las elecciones

En cuanto los presupuestos se aprueben, Torra dará a conocer cuándo serán las elecciones. Que ya, necesariamente será después del verano. La instrucción en el Govern y en los partidos es afirmar que ahora lo prioritario es la lucha contra el coronavirus. Sólo el 'conseller' de Territori, Damià Calvet, en una entrevista a EL PERIÓDICO, puso voz a la idea de posponer la cita con las urnas varios meses, sin concretar fecha. Calvet afirma que este era ya el plan con el que él contaba antes de la llegada de la pandemia.

Los republicanos, viendo el grado de tensión en el Executiu, apostaban por una cita con las urnas antes del verano. El retraso de las elecciones dará tiempo al espacio posconvergente y al 'expresident' Puigdemont para organizarse, y al Govern en su conjunto para defender su gestión en la crisis sanitaria y, quizás, tratar de volver a situar el 'procés' en el frontispicio del debate político con el argumento de que la independencia habría dado más herramientas para vencer a la pandemia con agilidad y proximidad. Todo ello sin contar con la alteración que provocaría la definitiva inhabilitación de Torra.

La inhabilitación de Torra

El estado de alarma ha paralizado toda la actividad judicial no incluida en los servicios esenciales. El juicio contra la cúpula de los Mossos durante el 1-O ha quedado suspendido, al igual que se ha aplazado el juicio a la anterior Mesa del Parlament en el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya.

La inhabilitación del 'president' Quim Torra, que puede marcar el final de la legislatura, también ha quedado congelada. El Tribunal Supremo debía pronunciarse sobre la admisión a trámite del recurso del jefe del Govern contra la condena por inhabilitación del TSJC. Lo que suele tardar un par de meses ahora se le sumará lo que dure el estado de alarma.

Si la sala desoye al fiscal, partidario de rechazar el recurso, y ordena el trámite, su resolución se demorará entre unos seis y ocho meses, informa Ángeles Vázquez. En cuanto se produzca el fallo definitivo, y si no hay ningún candidato que sume 68 escaños de apoyo, y no parece, habría elecciones dos meses después.

Por otro lado, el Supremo tampoco ha cursado aún el suplicatorio al Congreso para citar a declarar como imputada a la portavoz de JxCat, Laura Borràs.

La mesa de diálogo

Una de las bazas de las que presumía ERC, cuando el acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez, era haber logrado que ambos gobiernos se sentaran de igual a igual a negociar. El coronavirus también ha dinamitado esa ficción de igualdad. Con el estado de alarma, el Ejecutivo central ha marcado jerarquía con respecto al catalán asumiendo algunas de las competencias. Las que ha precisado y por el tiempo que requiera. La tensión y las críticas entre ambas trincheras, derivadas de ese tira y afloja competencial, han sido notorias.

De momento, la mesa de diálogo ha quedado en suspenso y, ahora, para su reactivación, se deberá recomponer, de nuevos, los puentes. Y no todos parecen dispuestos a nuevos ejercicios de reconciliación. Y es que  JxCat embestirá contra las posibilidades de éxito de esta negociación diseñada por ERC.

La crítica consistirá en afirmar que Catalunya ya está preparada para otro referéndum y que es evidente que el Estado no lo permitirá por lo cual la mesa es un marco de tutela cuando "ya no estamos en la lógica de la sumisión sino de apoderamiento" y con la crisis se ha hecho más evidente, según esta visión..

La actividad parlamentaria

Las medidas de restricción obligaron a rebajar al mínimo la actividad parlamentaria y abrieron el debate sobre una reforma exprés del reglamento para adaptar la política a la esfera virtual. Los letrados argumentaron que la normativa no contempla los plenos telemáticos, por lo que recomendaron modificar algunos artículos para habilitar esta opción y que el Parlament no quede relegado a una unidad puramente administrativa. JxCat forzó en 2018 una ponencia que ha permanecido activa para que la reforma incluya la posibilidad de investir al 'expresident' Carles Puigdemont a distancia, que será la que acogerá el debate sobre los cambios del reglamento por vía telemática.

CsPSC y PPC temen que los posconvergentes usen esta ponencia a su favor, por lo que se decantan por celebrar plenos presenciales limitados a 21 diputados con voto delegado en representación del resto de su grupo. Esta opción también agrada a los 'comuns', porque no consideran prioritario abrir un camino que quizás no quede resuelto antes de superar la crisis por el virus.

ERC, por su parte, ha elaborado una propuesta propia que contempla los plenos reducidos mientras no se reforme el reglamento y que acota el uso de la vía telemática "en casos de fuerza mayor", es decir, en casuísticas que "objetivamente obstaculicen el ejercicio de los derechos del conjunto de los diputados". Ponen como ejemplo catástrofes naturales, crisis sanitarias, episodios graves de contaminación o la paralización de servicios públicos esenciales. En todo caso, la Mesa debería acordar por mayoría simple su idoneidad. Los republicanos han abierto conversaciones con JxCat para consensuar su plan, al que también podría sumarse la CUP.

Por otro lado, queda pendiente la convalidación de siete decretos, la mayoría relacionados con el covid-19, que previsiblemente serán avalados en el mismo pleno en que se debatan las cuentas para el 2020. En esa cita, también deberá comparecer el 'president' para pronunciarse formalmente sobre el relevo en la conselleria de Exteriors, ahora a cargo de Bernat Solé.

Los indultos a los presos del 'procés'

El Gobierno reanudó el 21 de marzo todos los procedimientos para solicitar y conceder indultos pese a haber quedado en suspenso con la aplicación del estado de alarma. El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, pidió a la oposición que no vea "fantasmas" donde no los hay en relación a la concesión de posibles indultos a presos del 'procés' y aseguró que "ni siquiera se han registrado" solicitudes en esta dirección.

Antes de la pandemia, el sindicato UGT estaba ultimando la presentación de un indulto para la 'exconsellera' Dolors Bassa, y CCOO se abrió a apoyar la tramitación. Podemos apuesta por esta vía como un camino para abordar el conflicto catalán, por lo que el abordaje de los indultos pueden incendiar el Gobierno de coalición. Por ahora no hay sobre la mesa ninguna petición. El 'exvicepresident' Oriol Junqueras, el 'exconseller' Raül Romeva  y el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, los han desdeñado públicamente. "El indulto se lo pueden meter por donde les quepa", llegó a decir Junqueras. La única vía para ellos es la amnistía.

La reordenación de los partidos

Las elecciones sin fecha ya agitaron el tablero político y activaron la reordenación de varios partidos. En el espacio posconvergente existen dos tesis: una que afirma que existe un principio de acuerdo entre el PDECat y Puigdemont; y otra, que la crisis sanitaria, social y económica dará alas al 'expresident' para exigir una candidatura "de país" en torno a su figura para afrontar tiempos excepcionales. Oficialmente, según los posconvergentes, las negociaciones no han avanzado desde el estallido del covid-19.

Por otro lado, el catalanismo sigue buscando la unión. Lliga Democràtica y Lliures se vieron obligados a volver a aplazar un cónclave que arrastran desde enero para oficiar su fusión y concurrir juntos a unas elecciones catalanas. "La incertidumbre sobre el momento político y la dificultad de reunirnos ha paralizado también la búsqueda de nuevas alianzas", apuntan fuentes de este espacio.

Durante el confinamiento, aprovecharán para diseñar el programa electoral y buscar fórmulas para una lograr una implantación territorial que les permita presentarse en las cuatro provincias catalanas. Tampoco ha habido avances ni en Units per Avançar ni en el grupo de Poblet debido al confinamiento.