CONTRACRÓNICA

La gran bronca

La derecha intenta reventar la segunda jornada de la investidura durante la intervención de Bildu, con Casado haciendo el signo de la pistola y gritando "¡qué vergüenza!"

La intervención de Bildu, respondida con gritos de "asesinos" y "terroristas"

La intervención de Bildu, respondida con gritos de "asesinos" y "terroristas". En la foto, Pablo Casado (PP) gesticula durante la intervención de Mertxe Aizpurua. / periodico

Juan Ruiz Sierra

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Todo empezó con una sonrisa esbozada a medias, algo displicente, que recorrió la bancada de Vox, Cs y sobre todo el PP. La segunda jornada del debate de investidura no había comenzado, la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, todavía no había subido a la tribuna de oradores del Congreso y la sonrisa ya estaba allí. Pero en cuanto Aizpurua comenzó a hablar, transmitiendo los postulados habituales en la formación aberzale, el hemiciclo se llenó de barro, llevando la bronca parlamentaria un paso más allá, con toda la derecha interrumpiendo casi cada una de las frases de la diputada vasca, recordándole sin pausa los 850 muertos a manos de ETA y sobre todo recriminando a Pedro Sánchez que necesite la abstención de Bildu para ser reelegido.

Los aberzales volvieron al Congreso en el 2011, y hasta ahora habían podido intervenir sin mayores problemas, pero todo es distinto esta vez. Su aval a la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos es demasiado jugoso para que la derecha, volcada como está en proclamar el Fin de España, lo deje escapar. Así que sus tres partidos integrantes se dedicaron a reventar la sesión.

Algunos, sin embargo, optaron por no participar. Santiago Abascal, el líder de Vox, amenazado por ETA cuando era un dirigente del PP vasco, y dos diputados del partido de ultraderecha que son víctimas de la banda, Francisco José Alcaraz y Antonio Salvá, se ausentaron durante el turno de Aizpurúa. Otros, como Adolfo Suárez Yllana, del PP, prefirieron darle teatralmente la espalda a la dirigente de Bildu mientras intervenía.

El resto de los miembros del PP, Vox y Cs, a quienes Sánchez llamó la "coalición del Apocalipsis", se dedicaron a interrumpir. Aquí un resumen:

"Sin nuestros votos, sin atender las demandas de nuestras naciones, no hay ni habrá gobiernos de progreso", dijo Aizpurua.

Gritos de "¡eso es así!", "¡qué triste!" y "¡qué vergüenza", junto a una pregunta dirigida a Sánchez: "¿Lo ves, lo ves?".

Aizpurua mencionó a Arnaldo Otegi, máximo dirigente de Bildu, ensalzando su trayectoria, que incluye una condena por terrorismo.

Gritos de "¡terrorista!". Pablo Casado, presidente del PP, mirando al candidato socialista: "Señor Sánchez, ¿está escuchando?".

Aizpurua, que siguió leyendo su discurso sin apenas pestañear, se detuvo en el Rey, a quien llamó "autoritario" por su contundente discurso tras el referéndum independentista del 1-O.

Gritos de "¡Viva el Rey!" y "¡asesinos!".

"Ustedes son el último tren hacia la última estación", les dijo Aizpurua al PSOE y a Podemos.  

Nuevos gritos de "¡qué vergüenza!". Casado, mucho más activo que Inés Arrimadas en esta batalla, y sin tener que competir con Abascal porque el líder de Vox seguía fuera del hemiciclo, hizo el signo de la pistola, en referencia al tiro en la nuca de ETA. Después, dirigiéndose a Sánchez: "¿Lo ves, lo ves?". Y por último, varias veces: "¡Qué vergüenza, qué vergüenza, qué vergüenza!".

El candidato socialista, cuya capacidad para permanecer impertérrito ante los ataques está contrastada, intentó quedarse fuera de todo lo que ocurría a su alrededor, enarbolando un discurso sobre, entre otros asuntos, Europa y la necesidad del "multilateralismo".

"¿De qué habla?", se escuchó desde la zona de la derecha. Pero en general, su intervención logró lo que buscaba: anestesiar al hemiciclo.  

Sánchez no duda sobre si será investido el martes: "¡Claro, hombre!"

Sánchez no duda sobre si será investido el martes: "¡Claro, hombre!". / periodico

Todo podría haber quedado ahí. Sin embargo, tanto Casado como Edmundo Val, portavoz adjunto de Cs, pidieron la palabra para exigir que Aizpurua se retractara de sus palabras sobre Felipe VI y estas fueran retiradas del diario de sesiones.

Los diputados de la derecha se levantaron, aplaudieron y gritaron "¡libertad, libertad!".

"Hubo otras épocas en este país donde no se permitía la crítica ni al Gobierno ni a otras autoridades del Estado. Por suerte esas épocas han pasado. Hoy disfrutamos de una democracia plena", contestó la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.

Y aquí todos los diputados de los partidos que apoyarán la investidura de Sánchez, del PSOE al PNV, pasando por ERC y Podemos, y con ellos los miembros del Gobierno en funciones, se levantaron a aplaudir. Algunos también gritaron "¡libertad, libertad!".

Esto no ha hecho más que empezar.