ERC apoyaría una lista sin políticos aunque CDC optara por presentarse

Mas se moja , ayer, en un acto de la campaña contra la esclerosis múltiple. Detras de él, Boi Ruiz.

Mas se moja , ayer, en un acto de la campaña contra la esclerosis múltiple. Detras de él, Boi Ruiz.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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Horas de espera antes de la batalla final. Los partidos y las entidades soberanistas tratan de apuntalar su posición en la mesa de negociación que será convocada esta semana, bajo la premisa de que cuanto más alta sea la posición de salida en la cumbre, menos tendrán que bajar. En ERC hay satisfacción generalizada por cómo su líder, Oriol Junqueras, ha esquivado, con su apelación a una lista sin políticos, el penúltimo envite de Artur Mas para tramar una lista única CDC-ERC desoyendo el pacto del 14 de enero e implicando a las asociaciones independentistas. Tras obtener el apoyo de la ANC -aunque sin la aquiescencia de su presidente, Jordi Sánchez- y, con matices, el de la CUP, el movimiento de ERC ha forzado a Convergència a pasar a la defensa y argumentar por qué Mas debe estar en esa lista. En ERC tienen claro que CDC no aceptará aparcar al president, por lo que dan una última vuelta de tuerca antes de la próxima cumbre: Junqueras mantiene la propuesta de lista civil sin políticos aun cuando Mas y CDC se presenten por su cuenta.

Es una propuesta que se antoja poco viable, porque requeriría que la CUP y las tres entidades soberanistas (ANC, Òmnium y AMI) la atendieran. El principal problema que plantea la CUP no es la confección de la lista, sino la exigencia, ratificada el sábado en su asamblea de Castellón, de que la presentación de una candidatura civil sea acompañada, en un horizonte de dos meses, de unas elecciones constituyentes, con partidos políticos, para ver quién y cómo gobierna. Si Mas desoye la unidad por la que, a la vez, tanto clama, y venciera, es difícil imaginar que esos comicios tuvieran lugar. Ergo, la lista civil perdería su sentido.

El segundo impedimento es que una lista sin políticos -en la práctica, de la sociedad civil independentista de izquierdas- sometería a las entidades a una gran presión (semejante a la que les ha impuesto el president con su propuesta de Molins de Rei) de tener que escoger entre la lista civil y la del propio Mas.

 Con todo, lo que pretende ERC es hacer palpable que su voluntad de unidad es sincera, siempre en el ámbito de la sociedad civil, y de dar a las entidades el protagonismo que, a su juicio, les corresponde tras estos años de movilizaciones. Es una manera de apuntar con el dedo a Mas y a CDC e insinuar su apego a la presidencia de la Generalitat, es decir, al poder. Huelga decir que la relación entre CDC y ERC se halla bajo mínimos y que la desconfianza hacia el rival copa los estados mayores de ambas fuerzas.

La alternativa que desea ERC es, en caso de no producirse el acuerdo con CDC para la lista sin políticos, intentarla con la CUP. Si tampoco es posible, no tanto por culpa de la CUP sino del escenario, volver a los acuerdos del 14 de enero: cada uno por su cuenta. Es decir, volver al punto de partida previo a la propuesta de Mas de Molins de Rei, pero, además, con el botín simbólico de no ser ya los que han impedido una lista unitaria, como el entorno de CDC les atribuía desde ese 14 de enero.

Se trata, pues, no solo de una batalla por la configuración de las listas, sino también de imagen. Los republicanos entienden que, con ERC, la CUP, la ANC, Òmnium y la AMI remando en la misma dirección, quien tiene la patata caliente en las manos es Mas. Con todo, y como siempre, los dirigentes de Esquerra evitan el conflicto a micro abierto, temerosos de lo que ellos denominan el «aparato mediático» de CDC.

Esta semana de julio, además, guarda sospechosas coincidencias con ese tramo de otoño en que, por una parte, se acabó con la posibilidad de convocar unas elecciones inmediatamente posteriores al 9-N y en el que Mas y Junqueras sentaron cátedra y posición sobre una eventual lista única en sendas conferencias. El miércoles, Junqueras tiene previsto un acto parecido, en el que, seguro, marcará distancia programática con CDC (justicia social y transparencia). Y el sábado, los convergentes llevan a cabo una convención política para su refundación. Más leña al fuego, mientras arde la calle. A 77 días del 27-S.