LA CONSULTA DE LOS DEMOCRISTIANOS SOBRE LA HOJA DE RUTA

Históricos de Unió llaman a poner fin a la ambigüedad de la cúpula

Joan Rigol, Núria de Gispert y Antoni Castellà, ayer, en la sede de Unió.

Joan Rigol, Núria de Gispert y Antoni Castellà, ayer, en la sede de Unió.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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El sector independentista de Unió presentó ayer sus armas cara a la breve campaña que llevará a cabo para defender el noa la pregunta en la consulta interna del próximo domingo. Sabido era ya que personalidades del partido como la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, y su antecesor Joan Rigol formaban parte de este sector. En un encuentro con la prensa, sorprendió ayer, sin embargo, su tono beligerante con la dirección del partido, que es tanto como decir con Josep Antoni Duran Lleida. Rigol, entre otros dardos, dejó alguna enmienda a la totalidad al papel que la dirección hace jugar, hoy, al partido democristiano: «Unió es un partido moderado. No es una fuerza revolucionaria. No somos la CNT-FAI», ironizó Rigol. Y sentenció: «La moderación no tiene como frontera la ambigüedad».

Rigol, como De Gispert y Antoni Castellà, situó el 27-S como la continuación del 9-N y llamó a hacer «piña» con el president. El expresidente del Parlament aseveró que «el diálogo y la legalidad», dos de los requisitos que establece la pregunta que planteó la dirección, «no pueden ser líneas rojas». «Porque lo primero nos deja en manos de Madrid, cuando ellos quieran dialogar, si es que quieren -explicó-, y porque nosotros lo que queremos es cambiar, precisamente, la legalidad». Rigol confesó que hace 15 años no era independentista, pero hoy, «tras las agresiones del Estado, como la sentencia del Estatut y los ataques a la lengua catalana», no hay otra salida. Eso sí, reclamó que, en caso de que hubiera una propuesta confederal del Estado, es decir «pacto fiscal y plena soberanía en lo lingüístico», se debería consultar a la población.

De Gispert tampoco anduvo con medias tintas y calificó de «desconcertante, engañosa y confusa» la pregunta. Sobre la afirmación del secretario general, Ramon Espadaler, de que el proceso estaba provocando una fuga de votos de CiU hacia Ciutadans, la presidenta del Parlament señaló que «si se van a» la fuerza de Albert Rivera «es que estaban mal situados. Por lo que bont vent i barca nova».

La cabeza visible de los críticos, Antoni Castellà, recurrió a la finezza finezzapara denunciar implícitamente que la consulta de Unió lleva camino de convertirse en un pucherazo.Así, narró que la comisión de control del proceso electoral ha negado a los críticos el acceso al censo de militantes por lo que ven una «carencia de garantía democrática y de transparencia» que, eso sí, dijo estar seguro que se subsanaría en las próximas horas. Por no tener, los críticos no tenían ni contactos de los medios de comunicación, por lo que la rueda de prensa fue convocada gracias al boca a boca entre los periodistas.

Que la tensión va en aumento lo prueba el rifirrafe entre Castellà y Duran. Dijo el alto cargo de Universitats en El Punt-Avui que Duran usa el mismo argumento que el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, cuando afirma que interrogar a la militancia por la independencia sería plantear una pregunta «trampa», alegando que los Tratados de la UE impiden la secesión. El líder de Unió respondió por Twitter que «es pobre, pobrísimo, decir que mi propuesta es la de García Margallo. ¿O es que García Margallo defiende la soberanía de Catalunya como yo sí hago?».