Director de EL PERIÓDICO
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
¿Qué problema hay con Louis Vuitton?
La firma de moda Louis Vuitton ha celebrado un desfile de moda exclusiva en el Park Güell con motivo de la Copa América. Su presencia ha alterado la vida de algunos de sus vecinos, aunque el Ayuntamiento ha puesto todo lo necesario para mitigar los inconvenientes. Es difícil saber la magnitud del malestar. Seguramente, nadie se atreve a decir a cara descubierta que le parece bien esta iniciativa. Seguramente, algunos que hace cuatro días mandaban en la plaza Sant Jaume alientan el descontento al grito de “después de mí, el caos”. Seguramente, los organizadores podían haber sido todavía más cuidadosos. Seguramente, un desfile como este no sería problema sin los desmanes de otras épocas en las que algunos intentaron que el turismo pasara por encima de los vecinos. Y, seguramente, ya no queda nadie en el barrio que recuerde cuando el Park Güell, entonces Parque Güell, era casi un arrabal a los pies de la colina del Carmelo, por el que paseábamos sin saber muy bien el valor de lo que pisábamos y teniendo mucho menos cuidado que los de Louis Vuitton. El dragón del Güell fue una de las primeras piezas rescatadas por aquella campaña del ‘Barcelona posa’t guapa’ que todos aceptamos como una forma de contrato social local que nos permitiría vivir en una ciudad más agradable que resultaría atractiva para los turistas, a los que entonces deseábamos como el agua de mayo.
Muchos millones de visitantes después, Barcelona trata de rehacer ese contrato social entorno al turismo apostando por la calidad y no por la cantidad que siempre es más gravosa para los vecinos. Por eso extraña que la turismofobia se cebe con este desfile cuando es uno de los ejemplos de lo que la ciudad requiere. Una nuestra más de que demasiadas veces, tras el rechazo al turismo o tras cierto fundamentalismo medioambiental lo que hay es un anticapitalismo impotente que busca causas que le granjeen el apoyo que los ciudadanos no le dan. La mayoría ni queremos que el Park Güell vuelva a ser un arrabal ni queremos vivir rodeados de despedidas de solteros/as del norte de Europa. Y Louis Vuitton no es un problema.
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