MAREJADA EN EL PARTIDO CONSERVADOR

El PPC se tambalea

Las críticas de los populares catalanes a Rajoy por su «inacción» debilitan a Camacho

Dolors Montserrat y Enric Millo aplauden a Sánchez-Camacho, el viernes.

Dolors Montserrat y Enric Millo aplauden a Sánchez-Camacho, el viernes.

RAFA JULVE / BARCELONA

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Cuando en el 2008 fue fichado como jefe de comunicación del PPC, pocos después de que Alicia Sánchez-Camacho se convirtiera en presidenta del partido, Eladio Jareño tuvo que renovar hasta los focos de la sala de prensa. Su experiencia en el mundo audiovisual y periodístico -fue director de RTVE en Sant Cugat entre el 2003 y el 2004- le sirvió para remozar la imagen de los populares catalanes y diseñar una estrategia que les ayudó a propulsar sus resultados electorales. Dentro de unas semanas, Jareño dejará el cargo para volver al puesto que ocupó hace una década. Su marcha coincide con uno de los peores momentos políticos que vive su todavía jefa. Y lo agrava.

El jefe de comunicación había recibido ofertas laborales tiempo atrás, pero, según fuentes del partido, Camacho las frenó. No quería perder a uno de los principales artífices del periodo de mayor auge del PP en Catalunya. Sin embargo, el desgaste ha sido mayúsculo en los últimos dos años. Jareño se tuvo que emplear a fondo cuando la presidenta se vio envuelta en el caso Método 3, una polémica que también provocó tensiones entre ellos por la forma de afrontar la cuestión en los tribunales. Surgieron voces, hasta entonces calladas por los buenos resultados en las urnas, que pidieron un cambio de liderazgo. La cúpula del partido, una guardia pretoriana fortalecida en el 2012 tras la reeleción de la baronesa y en la que el jefe de comunicación tenía mucha influencia pese a no tener cargo político, aplacó cualquier atisbo de discrepancia.

El cambio de aires de Jareño ha minado más si cabe la moral de algunos cargos. Justo cuando a Camacho le crecen las críticas internas de rebote por la «inacción» del Gobierno de Mariano Rajoy ante la celebración del 9-N. Tanto ella como la dirección de estatal -que el viernes envió a Barcelona al vicesecretario Carlos Floriano- tratan de rebajar el enfado de los suyos, pero no les está resultado fácil. «En las próximas elecciones, que vengan ellos a hacer las listas, a ver si encuentran a gente que quiera presentarse -se quejaba esta semana un dirigente municipal-. Nuestro votante no entiende que Mas se saliera con la suya».

El martes, en un intento de exhibir contundencia para calmar a su parroquia, la líder del PPC afirmó que la fiscalía presentaría una querella contra Artur Mas «en las próximas horas». Poco después, visto el revuelo generado, alegó que solo había citado lo que vaticinaba un teletipo de Efe de la noche anterior (aunque este no hablaba de los delitos de cohecho, malversación y desobediencia que ella esgrimió).

El desliz volvió a disparar las críticas internas. El WhatsApp de ciertos cargos echaba humo. Se avecinan elecciones municipales y generales y es probable que se adelanten los comicios al Parlament. ¿Será Camacho la candidata si esto último sucede? Fuentes populares lo dan casi por hecho, pero eso no quita que algunos vuelvan a poner sobre la mesa la «necesidad» de una renovación antes del batacazo que pronostican los sondeos.

Montserrat y García Albiol

La vicepresidenta tercera del Congreso, Dolors Montserrat, aparece en las quinielas para un relevo a medio plazo. Las voces más oficialistas llaman a dejar que las aguas vuelvan a su cauce. Y hay quienes critican el «servilismo» del actual PPC con el PP estatal y abogan por lograr una mayor autonomía (algo que ya intentó Josep Piqué y acabó como acabó) bajo la dirección de un verso suelto, un nuevo líder que marque perfil ante la sede de Génova, 13. Y piensan en el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, aunque admiten que este parece estar más centrado en repetir en su localidad y que cuenta con enemigos internos muy poderosos.