LA LOGÍSTICA

BCN absorbe sin problemas la invasión de manifestantes

Autocares en Reus, a punto de partir hacia Barcelona, ayer.

Autocares en Reus, a punto de partir hacia Barcelona, ayer.

XABIER BARRENA
BARCELONA

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La logística funcionó. Barcelona esquivó el colapso circulatorio con una buena dosis de organización y otra, aún mayor, de concienciación, o temor, ciudadana. Los miles de catalanes que se acercaron a su capital para protagonizar la masiva 'V' por la independencia y por poder votar el próximo 9 de noviembre entraron y salieron sin mayores problemas. Más allá de puntuales retenciones, hasta cierto punto lógicas.

Los 2.000 autocares fletados para la ocasión fueron llegando a Barcelona a lo largo de la mañana y primeras horas de la tarde, de manera escalonada. Se dispuso su aparcamiento a lo largo de la calle de Aragó, equidistante, o todo lo equidistante que se puede estar de la Diagonal, que es una vía oblicua a la trama ortogonal del Eixample, de las dos vías de la concentración. También se preparó espacio para estos vehículos en las calles adyacentes a la Gran Via, ya encarados hacia la pertinente salida de la ciudad.

RETENCIONES EN EL SUR

En cuanto a la organización, la ordenación de los asistentes en tramos y la otorgación de estos a las diferentes comarcas y localidades permitió evitar viajes innecesarios dentro de Barcelona. Con todo, el Servei Català de Trànsit informó de que entre las 12 y las 14 horas hubo retenciones en la B-23, entre Esplugues de Llobregat (Barcelona) y la avenida Diagonal, de entrada a Barcelona. En otra de las entradas a Barcelona, en la C-31 sur, se registró un kilómetro de colas entre L'Hospitalet de Llobregat y la plaza Cerdà. Ya por la tarde, hubo retenciones en la avenida de la Meridiana de salida de la urbe. Por otro lado, en la capital catalana el tráfico fue fluido a lo largo del día en las dos rondas que rodean la ciudad.

Curiosamente, el momento más temido, el inicio, a las 15 horas, de las restricciones de tráfico en la plaza de Sarah Bernhardt (en la Gran Via) y en la de Pius XII (en la Diagonal) para proceder al montaje de los escenarios desde los que se cerró el acto, tampoco supuso grandes colas, entre otras razones, por la precaución de los barceloneses que, a partir de mediodía, y ayudados por tratarse de un día festivo (de puente, para más inri), prefirieron no coger el coche.

El uso del transporte público fue masivo. Según fuentes de Ferrocarrils, las cancelaciones de billetes supusieron un 35% más que en la manifestación de la Diada del 2012. Las de TMB, la principal operadora de metro, tuvieron registros similares, según un portavoz municipal.

VAGONES A REBOSAR

Entre las dos y las cuatro de la tarde los convoyes del transporte metropolitano estuvieron ya repletos y las autoridades tuvieron que regular el flujo de pasajeros en los accesos de aquellas estaciones intermodales en las que coincidían metro y las líneas de cercanías, singularmente las de Renfe, como Arc de Triomf, paseo de Gràcia y plaza de Catalunya.

El ayuntamiento reforzó con 135 y 700 efectivos tanto las brigadas de limpieza como el dispositivo de la Guàrdia Urbana, respectivamente, para hacer frente a la millonaria concentración.