La declaración de Cristina
"Por ser hija del Rey me han sometido a un mayor control"
La infanta dijo no haber pisado nunca el Instituto Nóos, negó haber defraudado al fisco y reconoció algún 'e-mail'
J. G. ALBALAT / MARISA GOÑÍ / Barcelona / Palma
«Nunca he recibido de la Agencia Tributaria un tratamiento diferente. Por ser hija del Rey me han sometido a un mayor control y siempre he cumplido». La infanta Cristina se defendió el sábado ante el juez José Castro con esas palabras de la sospechas sobre el presunto trato de favor que pudo recibir de Hacienda por ser quien es. Durante las seis horas y media de interrogatorio (cinco las ocupó el magistrado) la duquesa de Palma, que ayer mismo ya voló a Ginebra después de haber dormido en el palacio de la Zarzuela, hizo un recorrido sobre los negocios de su esposo, Iñaki Urdangarin, uno de los principales acusados de malversar fondos a través del Instituto Nóos. «Mi marido hacía labores de asesoramiento y consultoría a nivel deportivo», explicó la hija del Rey, según ha podido saber EL PERIÓDICO.
El interrogatorio del juez fue muy detallado. Hizo hasta 400 preguntas. No solo sacó a relucir facturas y recibos sobre gastos privados cargados a la empresa Aizoon, que la infanta comparte al 50% con Urdangarin, sino también multitud de nombres y correos electrónicos. Hasta tal punto fue la concreción, que la hija del Rey admitió, al enseñarle el magistrado un e-mail de marzo del 2003 dirigido a ella, que su marido le llama «Kid» y que la dirección a la que se lo envió era de la corporativa de La Caixa, donde ella trabaja.
Castro no quería dejarse nada en el tintero y empezó su interrogatorio remontándose a los negocios que desarrolló Urdangarin antes de crear el Instituto Nóos y a la primera de las empresas patrimoniales que utilizó el duque, Namaste-97. La infanta dijo que no recordaba ni el objeto social de esta sociedad, que se constituyó antes que Aizoon, la compañía que presuntamente sirvió de «pantalla» para defraudar a Hacienda y que se nutría de los beneficio obtenidos por Nóos. «No era una empresa pantalla» y yo «no soy un escudo» contra Hacienda, aseguró.
Las firmas, tampoco
Cristina explicó que su marido le propuso ser socia de Aizoon, una sociedad, indicó, que se constituyó para «canalizar» los ingresos de Urdangarin. «Él me lo pidió; confiaba en él», explicó. Según la infanta, ella nunca llevó la gestión, el día a día, de esta empresa. De ello se encargaba el duque de Palma. De ahí que no supiera, incluso, que una tarjeta de crédito de las dos que utilizaba estaba vinculada a esta firma. «Nunca he asistido a una junta de Aizoon», aseguró. Cuando se le enseñaron algunas actas de reuniones, negó que estuviera la firma de su marido. Intentó en todo momento desvincularse de la trama y de los negocios de Urdangarin. Hasta tal punto que dijo: «Nunca he visitado la sede del Instituto Nóos». Más adelante sí se acordó de que una vez fue a buscar a su marido al local de la empresa, pero que no llegó a entrar. Negó también que visitara el Ayuntamiento de Alcalá de Henares en el 2003 para avalar un proyecto de su esposo en esa localidad. «Fui a ver la cabalgata de Reyes», insistió.
La hija del Rey declaró tener conocimientos de temas tributarios (estudió Ciencias Políticas, aclaró) y alegó que de la declaración de renta se encarga el funcionario de Hacienda Federico Rubio Carvajal, que es el asesor de la Casa del Rey en asuntos fiscales y tributarios. La defensa llegó a preguntarle si sabía en qué consistían determinadas gestiones fiscales. Las desconocía todas.
La duquesa de Palma también relató que entró como vocal en el Instituto Nóos porque se lo pidió su marido. Hablo de ello, añadió, con el conde de Fontao y asesor de la Casa del Rey, Jose Manuel Romero, así como con su secretario personal, Carlos García Revenga, que acabó siendo tesorero de esta entidad. Según explico la infanta, a ambos les pareció bien. «No lo comenté con el Rey», confesó. La confianza en su marido era de tal calibre que no se leyó ni los estatutos. «Con García Revenga no hablaba de Nóos porque teníamos otras cosas de las que hablar», sostuvo. «Sé lo que hacía mi marido, pero no lo que hacía Nóos», puntualizó.
Retirada por estética
Además, recordó que en 1996 Urdangarin le comentó que el conde de Fontao le había dicho que se desvinculase de Nóos por estética e imagen, pero que no sabía si la petición procedía del Rey. Eso sí, la infanta entiende que la recomendación venía de la Zarzuela. Y reconoció que el conde de Fontao le comentó a su marido que «dejara de trabajar con la Administración pública».
El juez también le preguntó por Diego Torres, el exsocio de Urdangarin. «Le he visto dos veces en cuatro años», afirmó. Después explicó que ella y su marido le dejaron 400.000 euros y que se los devolvió.
En su largo interrogatorio, el magistrado se interesó por el préstamo de 1,2 millones que el Rey les hizo para comprar la casa de Pedralbes, del que han devuelto 150.000 euros. La infanta desmintió que se pagara al servicio doméstico en negro y dijo desconocer por qué algunos empleados figuraban en Aizoon como administrativos. Eso sí, reconoció que la empresa había pagado gastos privados, como un viaje a Río de Janeiro.
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