CUMBRE DEL PRINCIPAL PARTIDO DE LA OPOSICIÓN

PSOE y PSC sellan su reconciliación a través del federalismo

Griñán, en primer término, ante Rubalcaba, Navarro y el resto de barones.

Griñán, en primer término, ante Rubalcaba, Navarro y el resto de barones.

JUAN RUIZ SIERRA
GRANADA

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Al salir de la cumbre, tras una reunión de más de cinco horas, todos los dirigentes socialistas decían que, de acuerdo, se trataba de un documento genérico, con muchos aspectos abiertos e interrogantes por despejar, pero que el acuerdo en sí mismo tenía un mérito excepcional. Las sensibilidades territoriales en el PSOE son muy diversas, las diferencias con el PSC muy variadas y el impulso federalista muy reciente. Nada de eso impidió que ayer los dos partidos consensuaran un documento para cambiar aspectos fundamentales de la Constitución (del Senado al reparto de competencias pasando por los hechos diferenciales y los derechos fundamentales) cuya respuesta hay que encontrarla en un lugar: Catalunya. La apuesta federalista del PSOE es sobre todo, aunque no solo, una dosis de oxígeno para el PSC. Tras el ambiente enrarecido de los últimos tiempos, los dos partidos se reconciliaron.

Pero no por completo. Aunque los socialistas catalanes están muy satisfechos de haber logrado llevar al PSOE a su terreno, la divergencia fundamental permanece. El PSC va a seguir apostando por el derecho a decidir, definido ayer por su líder, Pere Navarro, como un «principio democrático». Navarro también dijo que la reforma pactada permitiría, si llega a aprobarse, algo para lo que resulta indispensable el concurso del PP, que Catalunya fuese definida como una nación en la Carta Magna. Veinte minutos antes, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, había señalado que de ninguna de las maneras.

DIFERENCIAS TERMINOLÓGICAS / Todo se debe a la vaguedad del documento. Respecto a la plurinacionalidad de España, cuyo reconocimiento era una de las reclamaciones de los socialistas catalanes, el texto solo dice que las autonomías se podrán denominar de la misma manera que en sus respectivos estatutos. Para Navarro, eso implica un aval a la idea de Catalunya como nación, ya que así lo dice el preámbulo de su ley fundamental. Para Rubalcaba no, ya que el Tribunal Constitucional, en su sentencia sobre el Estatut, sostuvo que «la Constitución no conoce otra nación que la española».

Ni uno ni otro, en cualquier caso, quiso ahondar en la diferencia. El ambiente que se respiraba en el hotel granadino donde los socialistas celebraron su consejo territorial, que engloba a la dirección del partido junto a los líderes autonómicos, era de celebración y armonía casi completa. Para el PSC, porque el acuerdo, según uno de sus dirigentes, es «agua de mayo». Para Rubalcaba y la mayor parte del PSOE, porque consideran que había que reaccionar frente al aumento del «neocentralismo y el separatismo» con una propuesta que fuese más allá del actual modelo autonómico, y también porque dicen estar convencidos de que su enfoque acabará prosperando. «Hace 10 años aprobamos un cambio en nuestra doctrina territorial e incorporamos el concepto de la España plural -recordó el secretario general-. Nos llamaron de todo en el PP. Pero hace unos meses escuché al señor Rajoy hablar de la España plural en Catalunya». Y para una minoría de barones, que nunca han creído en la urgencia de esta iniciativa y la han criticado en privado, porque la negociación se ha acabado sin provocar excesivas heridas.

LÍMITES A LA SOLIDARIDAD / Así que ni siquiera el extremeño Guillermo Fernández Vara, uno de los dirigentes más combativos con el PSC, tuvo una sola palabra mala. Vara siempre ha dicho estar en contra del principio de ordinalidad en la financiación autonómica (que constituye otra de las reivindicaciones del PSC e implica que los territorios más ricos no pierdan puestos respecto a los que se benefician de la solidaridad), así que una vez que la cúpula socialista anunció que iba a incorporar esta regla, si bien de forma descafeinada, se preveía que expresase su malestar. Pero no lo hizo. Apoyó esta parte del documento al entender que, como también prescribe que haya un mínimo de prestaciones sociales igual a todas las autonomías, la solidaridad no queda limitada. Los socialistas catalanes, por el contrario, dicen que sí. De nuevo, el carácter genérico del acuerdo admite ambas interpretaciones.

«Este documento permite 19 discursos», reconoció un líder territorial. No lo dijo como una crítica, sino como un reconocimiento a la mano izquierda de un Rubalcaba que definió el federalismo como «el único punto de encuentro posible» para frenar la tensión territorial y sostuvo que el PSOE había «recuperado lo más importante con el PSC: una misma oferta para el conjunto de España». Ese, y no otro, era el objetivo.