La encrucijada del socialismo

El PSC pide la abdicación del Rey para abrir otra transición

Navarro y Miquel Valls, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, ayer.

Navarro y Miquel Valls, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, ayer.

JOSE RICO
BARCELONA

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En el despacho que ocupaba como alcalde de Terrassa, Pere Navarro guardaba celosamente una bandera republicana. Presumía públicamente de ello, pero solo algunos visitantes privilegiados tuvieron la oportunidad de verla porque la enseña tricolor no colgaba en ninguna pared, sino que el ya exalcalde la escondía en un mueble en medio de libros, revistas y otros objetos. Este republicanismo comedido es una perfecta metáfora para representar el paso que dio ayer el primer secretario del PSC: poner sobre la mesa el debate sobre la abdicación del Rey. Navarro invitó al Monarca a plegar velas, a renunciar a la jefatura del Estado en aras de la regeneración política. Pero el «republicano convencido», tal como se definió, abogó por que Juan Carlos I deje paso a Felipe VI precisamente para blindar el futuro de la Monarquía, que ha perdido crédito por elcaso Urdangariny la cacería de Botsuana. El gesto cobra especial relevancia porque es el primer partido que propone la sustitución del Rey sin echarse a las barricadas republicanas.

La petición de abdicación pilló desprevenido al PSOE mientras su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, ultimaba sus dardos a Mariano Rajoy, y la dirección del partido corrió a apagar el fuego antes de que le quemara desautorizando a Navarro. La fugaz y fulminante respuesta desde Madrid demostró que la nueva bandera que los socialistas catalanes han decidido enarbolar fue, en fondo y forma, inoportuna, y que supone abrir un nuevo conflicto en las tirantes relaciones con el PSOE, pendientes todavía de encauzarse con un protocolo que debería dar voz propia a los diputados del PSC en el Congreso.

ESCUETA NOTA / «El PSOE no comparte en absoluto la declaración del primer secretario del PSC, Pere Navarro, en relación con el Rey y la considera del todo inadecuada», zanjó en un escueto comunicado la dirección de Rubalcaba, que desconocía lo que su dirigente catalán iba a plantear. Y es que el líder del PSC quiso emplear el factor sorpresa para lanzar subomba.Por el momento (justo antes de que Rubalcaba tomase la palabra en la Cámara baja) y el lugar (en un almuerzo-coloquio de la Cambra de Comerç de Barcelona).

Ante medio centenar de empresarios y por paradójico que pueda parecer, Navarro solicitó el relevo del Rey en la primera parte de un alegato por la estabilidad política, en el que contrapuso de nuevo las bondades del federalismo a la incertidumbre de la secesión. «Nada puede quedar al margen de los cambios», advirtió Navarro antes de reclamar a la Corona que se someta a las mismas normas de transparencia que el resto de instituciones, cosa que no sucede hoy porque, por ejemplo, está excluida de las exigencias que impone a los gobiernos la ley de transparencia. Y antes de elogiar la capacidad del Príncipe para «arbitrar profundos cambios», alertó de que si la Monarquía «no reacciona a tiempo», dará «la razón» a quienes, en vez de la abdicación, exigen una república.

Lanzado el órdago, el número dos del PSC, Antonio Balmón, telefoneó a la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, para negarle que la petición responda a un desafío, sino que se trata del resultado de una reflexión interna sobre la necesidad de que desde el socialismo se impulsen «cambios profundos» en el sistema institucional que permitan reconectar con una ciudadanía hastiada por la crisis y la corrupción. Pero las explicaciones no evitaron el malestar en el PSOE, que considera inoportuno el debate mientras la crisis económica no deje de golpear duro.

Este enfado lo expresaron en público la portavoz en el Congreso, Soraya Rodríguez («No es la postura del PSOE»); el presidente del PSOE, Manuel Chaves («Está fuera de lugar»), y el diputado Alfonso Guerra («No me representa»). En el PSC, como suele ser habitual, también se escucharon críticas a Navarro, pero en sentido contrario. Las juventudes del partido se desmarcaron y apostaron en un comunicado por «la abolición de la Monarquía y la consecución de la Tercera República». Algunas fuentes del ala catalanista consideraron que la nueva bandera del primer secretario es una «cortina de humo».