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Illa tiene el deber de gobernar

No hay ninguna mayoría políticamente posible que no pase por Illa. La alternativa es la repetición electoral

Elecciones 2024 en Catalunya | Última hora del ganador, reacciones a los resultados y pactos, en directo

Resultados de las elecciones al Parlament

Salvador Illa, candidato del PSC, gana las elecciones en Catalunya

Salvador Illa, candidato del PSC, gana las elecciones en Catalunya / Manu Mitru

Los catalanes han dado a Salvador Illa una oportunidad única. Con 42 diputados, la primera victoria del PSC en votos y escaños desde la recuperación de la Generalitat, no hay ninguna mayoría políticamente posible que no pase por su liderazgo. Este hecho, sumado a que es el candidato que más escaños ha logrado en solitario en la última década, debería hacer posible que Illa forme gobierno. Con los resultados en la mano, lo podría conseguir pactando con Junts, sobre todo si Carles Puigdemont se retira como anunció tras conseguir un resultado discreto que no le permite aspirar a la investidura si no es con un acuerdo bajo mano con el PSOE. Lo podría conseguir Illa también con Esquerra y Comuns, pero el batacazo de los republicanos requiere de mucha terapia interna para forjar un acuerdo como este. Y lo podría conseguir si Junts y Esquerra asumieran los resultados y se abstuvieran dejándolo gobernar al menos mientras funcione la mayoría de la investidura en las Cortes y se haga efectiva la amnistía. Catalunya se merece, tras una década de vaivenes emocionales e institucionales, una cierta estabilidad, si puede ser basada en un acuerdo transversal que incluya a partidos que han estado a uno u otro lado de la confrontación independentista y, si es posible, que tenga una cierta coherencia en las políticas que se propone realizar. El tiempo de convivencia entre Junts y Esquerra no ha dado casi nada bueno para el país y ha acabado por perjudicarlos. Se trata de no repetir errores del pasado. 

Lo que no convienen son nuevos experimentos. No tendría sentido en el contexto actual activar una mayoría constitucionalista con el PP y Vox apoyando al PSC. Ni tampoco que Junts supeditase su apoyo a Sánchez a que Illa renuncie a la presidencia que le permiten los resultados y la aritmética para dar paso a un gobierno independentista en minoría. Con todo, el peso de la carga está ahora en las manos de Illa, que debe sacar el mejor partido posible al apoyo que ha recibido de los ciudadanos y de muchos sectores sociales que no siempre han estado con el PSC. Su conocida serenidad y su obstinación deben abrirse paso para superar la frialdad de sus posibles apoyos en las horas inmediatamente posteriores al cierre de los colegios. La precipitación es mala consejera. Esquerra sucumbió ayer a ella mientras que PSC, Junts y Comuns fueron más cautos. Los de Junqueras necesitan tiempo para recomponerse y para poder competir en igualdad de condiciones y una repetición electoral o un adelanto de las elecciones generales no les arreglaría nada.

Junto a la gobernabilidad en Catalunya, los resultados han puesto en evidencia otras muchas cosas. Si los medimos en los términos que utiliza Pedro Sánchez, el bloque de su investidura ha retrocedido tres escaños mientras que el PP y Vox han sumado 12. No hay, pues, motivo para grandes euforias, especialmente hasta que se despeje la duda de si Illa logra la presidencia. En este sentido, Feijóo sale reforzado de las elecciones catalanas al pasar por delante de la extrema derecha con claridad. Pero atención a la irrupción de Aliança Catalana, que ha sido compatible con el mantenimiento de Vox, un indicio de lo que puede pasar en las europeas. El conjunto ha quedado teñido por una baja participación que no por repetida deja de ser preocupante.