Esquerra en la hoguera de las emociones

Esquerra llega desfondada en las encuestas a la recta final de la campaña del 12-M. La encuesta del Gesop para EL PERIÓDICO le otorgaba entre 21 y 23 diputados mientras que la media de todas las encuestas publicadas que calculan Jose Rico y Francisco J. Moya le sitúa en 25, 8 menos que en el 2021. La sensación en la dirección de Esquerra es que su apuesta por el diálogo y la negociación desde el 2019 ha quedado desbordada por los fuegos artificiales emocionales de Carles Puigdemont, con el anuncio de su regreso tras la amnistía, y de Pedro Sánchez con su paréntesis del fango. Los más críticos acusan directamente a quienes decidieron el avance electoral en Palau desde donde tampoco se ha sabido capitalizar, dicen, la obra de gobierno.

En lo más profundo del partido, consideran que esta partida la estaría jugando Esquerra con otras cartas si el candidato hubiera podido ser Oriol Junqueras, maniatado por su inhabilitación pese al indulto y con un camino hasta la amnistía más largo que el de Puigdemont. Su figura hubiera podido jugar en el campo de las emociones en igualdad de condiciones que Sánchez y Puigdemont frente a la figura de Pere Aragonès, a quien en 2021 se le encargó huir de ese marco para dar imagen de seriedad y alejarse de las formas de Quim Torra. Si la debacle se confirma el domingo (aún hay un 25% de votantes de Esquerra en el 2021 que no han decidido a quien votarán), Esquerra necesitaría tiempo para reordenarse hasta que Junqueras pueda volver a ser candidato, unos dos años. Y ese tiempo solo se lo puede dar la aritmética si los independentistas no suman sin Aliança Catalana o la generosidad de Pedro Sánchez evitando hacer presidente a Puigdemont. La política es injusta, en este caso con los primeros que en el campo independentista apostaron primero por el diálogo y la negociación.

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