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Sergi Sol

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Periodista

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Llamarse Terricabras por fuerza imprimía carácter

Su categoría intelectual está fuera de toda duda. Era un maestro, de una cultura apabullante

Josep Maria Terricabras: un intelectual lúcido, irónico, sorprendente, activista y pensador

Reacciones | Josep Maria Terricabras, sentido adiós al filósofo de la política en las redes sociales

Josep Paria Terricabras

Josep Paria Terricabras / ANIOL RESCLOSA

Hacía días que a Josep Maria Terricabras, filósofo de prestigio, políglota y un catalanista abnegado, se le veía fino. Se le veía mal de salud. Pero, tozudo como una mula, seguía prodigándose. Visiblemente fatigado seguía asistiendo a actos y dando respuesta a aquello que se le planteaba. Tanto es así que el 10 de abril participó en un debate sobre inteligencia artificial. Siempre activo, comprometido con lo que creía. Por ejemplo, volvió a repetir en las listas en el Senado de Esquerra Republicana de julio de 2023. Aceptó ir de dos, a pesar de saber que en esta ocasión ERC cotizaba a la baja. Y a buen seguro que, si hubiera resultado escogido, habría tomado posesión. Ni que esta hubiera sido efímera, por su estado de salud. De hecho, siguió dejándose ver, incansable, haciendo y deshaciendo, hasta el último aliento. Hasta que el cuerpo dijo basta al alma de activista y divulgador.

Lo cierto es que Terricabras, 'en Terri', se había ido apagando como un pajarito. Arañando tiempo al tiempo que le quedaba. Sin desfallecer. Admirable tenacidad la suya. Las últimas semanas todo se aceleró. El martes 16 de abril murió. La muerte, por esperada, no dejó de ser una sorpresa, porque tanto sí como no se mantuvo activo. La muerte siempre nos coge con el pie cambiado.

Su categoría intelectual está fuera de toda duda. Era un maestro, de una cultura apabullante. No es que se presentara como filósofo -como hay tantos- es que era un filósofo, un erudito. La lista de premios y reconocimientos del catedrático Terricabras abruma. No había lengua que se le resistiera. Porque siempre tenía interés en aprender. Pero si en una sobresalió era el alemán, erigiéndose en el más gran especialista de uno de los filósofos europeos más brillantes del siglo XX: el austriaco Wittgenstein y su especialidad, el lenguaje.

Siempre hizo vida universitaria. Por encima de todo. Pero tenía esta vocación de país que mantuvo por encima de todo. Que lo llamaba vocacionalmente. No podía evitarlo. Él fue uno de los que animó la manifestación contra el pacto Mas-Zapatero de 2006. Y antes, había visto con buenos ojos el cambio de ciclo en la universidad, cuando Pasqual Maragall llegó a la presidencia de la Generalitat. Los últimos 15 años también tomó partido. Así fue a partir de 2012, ininterrumpidamente. En aquellas elecciones anticipadas de Artur Mas, Terricabras aceptó ir en la lista gerundense de ERC, que en Barcelona lideraba por primera vez Oriol Junqueras, de quien se mantuvo muy próximo hasta el último día. Terricabras era uno de los sabios que integraban el Consell Assessor de ERC, vinculado a la presidencia de Oriol Junqueras. El presidente de ERC lo llamó a principios de abril para proponerle que cerrara la lista de las europeas de 2024. Fue entonces cuando este reveló. "No me encuentro muy bien". Ya le estaban haciendo transfusiones de sangre.

De hecho, Terricabras (haciendo tándem con Maragall) lidera la primera victoria electoral de ERC desde la República. En 2014. En las elecciones europeas. Lo que parecía lejano o casi imposible se materializó inesperadamente siendo él el protagonista. También fue aquella victoria el detonante de la lista única de Mas, que tenía por misión impedir que ERC se presentara a las elecciones y aceptara el liderazgo mesiánico de Artur Mas. Y así fue, pese a quien pese. Mas, Convergència, ganó el pulso, una candidatura que Terricabras no vio nunca clara.

La propuesta de liderar ERC en Europa se la hicieron tomando una manzanilla en el bar del hotel Amister, a media tarde. Muy informal, pero con mucho entusiasmo y convencimiento. Los encargados de hacerla fueron un grupo de jóvenes que pululaban alrededor de Junqueras, como si fueran su guardia pretoriana, más o menos al margen de la estructura orgánica de la ERC de un Junqueras que superpone estructuras. Terricabras sonrió ante la oferta que quizás ya intuía. Decía estar honrado pero que lo tenía que pensar. Y hablar con la familia y la universidad, su verdadero refugio. No tardó en aceptar. Pero exigió que le acompañara quien ya era su asistente en la Universitat de Girona.

Terricabras velaba por sus alumnos, formaba discípulos. No gastaba falsa modestia. Habría resultado una impostura. Pero siempre era extremadamente amable. Conciliador, debatía y sabía escuchar. Pero también tenía carácter. Así me lo trasladó cuando, un día de 2008, lo entrevisté: "Cuando te llamas Terricabras, la escuela te exige carácter". De aquí que siempre fuera él por encima de todo, con criterio propio y haciendo la suya.