Opinión | Obituario
Escritor
Josep Maria Fonalleras
Escritor
Josep Maria Terricabras: un intelectual lúcido, irónico, sorprendente, activista y pensador
El adiós a Josep Maria Terricabras en las redes sociales
Si alguien ha merecido en Catalunya, en la historia reciente del país, el calificativo de intelectual, este ha sido Josep M. Terricabras (1946-2024). Sin lugar a dudas. Porque reúne las condiciones necesarias para ser considerado un “maître à penser” que nunca se enrocó en la torre de marfil del pensamiento o la reflexión, sino que puso estos conocimientos al servicio de la sociedad y de la lucha ciudadana. Un intelectual, pues, que cimentó su corpus teórico en una educación de raíz germánica (en la Universidad de Münster) que le permitió ser un reputado especialista en la obra de Ludwig Wittgenstein, desde la inicial publicación de "Ludwig Wittgenstein: Kommentar und Interpretation" hasta la traducción al catalán del "Tractatus logico-philosophicus". Un intelectual que, al mismo tiempo, fue capaz de divulgar y pensar en las nuevas generaciones. La implantación del Proyecto 3/18, Philosophy for children, es un hito pedagógico de primer nivel, porque Terricabras sabía, por experiencia propia, que es en la educación donde se basa el futuro de la civilidad y la democracia. Al mismo tiempo, fue capaz de combinar la investigación y la academia (miembro del Institut d'Estudis Catalans y de la Societat Catalana de Filosofia), lo que podríamos llamar filosofía en mayúsculas, con la minúscula filosofía de cada día , a partir de ensayos como “Ètica i llibertat”, “Fer filosofia avui”, “Atreveix-te a pensar: la utilitat del pensament rigorós a la vida quotidiana” o “Pensem-hi un minut: reflexions sobre política i cultura, lúcides, iròniques, sorprenents”.
Justamente él era así: lúcido, irónico y sorprendente, porque podía analizar con rigor, porque sabía que el humor, aplicado al pensamiento, es un arma imbatible, y porque nunca dejaba de encontrar una rendija imaginativa para enseñar y entender la realidad.
Decía que el intelectual de verdad debe ser capaz de combinar niveles diferentes y, al mismo tiempo, debe tener voluntad de intervención cívica y política. En el primer caso, Terricabras, gracias a la sólida amistad con Josep Ferrater Mora, fue capaz de montar, con la ayuda de Josep M. Nadal, una cátedra que llevaba el nombre del filósofo. La Cátedra Ferrater Mora de Pensament Contemporani de la Universitat de Girona es, probablemente, su legado más perdurable. Un centro que ha acogido un listado absolutamente increíble de creadores y pensadores. Desde el mismo Ferrater Mora (1989) hasta Giorgio Agamben, pasando por Bauman, Varda, Sloterdijk, Vattimo, Stiglitz, Nyman, Heller, Singer, Morin, Cavalli-Sforza, Touraine, Angelopoulos, Boff, Harvey, Bunge, Prygogine, Chomsky, Paul Ricoeur y Willard V. Quine. Y muchos más. Excúsenme por la lista, pero es que nada más leerla, te tiemblan las piernas. Ninguna otra cátedra puede ofrecer este listado de honor, un compendio de toda la filosofía del siglo XX.
La cuarta pata del intelectual es el compromiso de acción, político. Lo ejerció desde la base y la militancia independiente y también como eurodiputado, en defensa de los derechos humanos, de la lengua y la nación catalana.
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