Elecciones
Joan López Alegre

Joan López Alegre

Periodista y exdiputado en el Parlament

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El nacionalismo vasco es más inteligente y peligroso que el catalán

Los datos demuestran que los partidos nacionalistas vascos le dan sopas con honda a sus homólogos catalanes

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Archivo - Vista general del último pleno de Política General de la Legislatura del Gobierno vasco, en el Parlamento vasco.

Archivo - Vista general del último pleno de Política General de la Legislatura del Gobierno vasco, en el Parlamento vasco. / Iñaki Berasaluce - Europa Press - Archivo

No todas las estrategias de los partidos independentistas son iguales ni tienen el mismo nivel de eficacia. Hoy empieza la campaña vasca y los datos demuestran que los partidos nacionalistas vascos le dan sopas con honda a sus homólogos catalanes.

Bildu y el PNV obtienen el 55,5% de los diputados vascos en el Congreso frente al 29,1% de los logrados por ERC y Junts. En las elecciones autonómicas, las fuerzas nacionalistas ocupan el 69% de los escaños de Gernika frente al 52,5% de los asientos del Parlament.

En materia competencial, los nacionalistas vascos también ganan por goleada a sus colegas catalanes. Este año, Sánchez cedió al Gobierno vasco la gestión de cercanías, la homologación de títulos extranjeros y la acogida de refugiados. El año pasado, la gestión de la Seguridad Social. En definitiva, un goteo constante de cesiones de todo tipo. Mientras ERC aún espera la quita de la deuda o la transferencia de Rodalies.

Los nacionalistas vascos pactan en Madrid y logran de todo sin que se note, a ritmo y letra de tango de Gardel Y todo a media luz, a media luz los dos, a media luz los besosy los nacionalistas catalanes lo hacen con el estilo desgarrador y a todo volumen de Rocío Jurado en 'Ese Hombre': Es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso”.

Junts anuncia la concesión de competencias en inmigración, más dinero para transporte o multas para las empresas huidas por el 'procés' pero, entre tanto golpe de pecho, a diferencia de las negociaciones vascas, las de los independentistas catalanes casi nunca se materializan en nada concreto.

Bildu entra en la campaña, por primera vez en la historia, con opciones de victoria. No es que la sociedad vasca se haya vuelto más independentista, al contrario, sino que su apuesta no es la separación sino la gestión. Han apartado a Otegi de los carteles y han centrado su mensaje en temas sociales, hasta lograr victorias en lugares como Vitoria, donde no hace tantos años había un alcalde del PP.

La institucionalización de Bildu es tal que, aunque Pedro Sánchez apoye al PNV para que no sea desalojado de Ajuria Enea, le seguirán apoyando en la Carrera de San Jerónimo. El PNV teme ser superado por los abertzales pero aún atesora un pragmatismo del que carecen ERC y Junts y no le hace ascos a pactar con el PSE para seguir en el Gobierno.

Los partidos independentistas catalanes han exportado a Madrid la emoción desquiciante del acuerdo de última hora firmado en cualquier rincón, típica de la política catalana, mientras los vascos detestan la improvisación y las emociones fuertes sobreactuadas. Para ellos el resultado es lo que cuenta.

Mientras en Catalunya ERC y Junts convierten a los socialistas en el enemigo y compiten en precampaña por ver quien la dice más gruesa sobre Salvador Illa y Pedro Sánchez, a quienes deben el indulto y la reforma del Código Penal, el PNV y Bildu miran por el retrovisor al PSE, al que ambos tienen como socio amaestrado y sin complejos en Vitoria, en Pamplona y en Madrid.

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