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Carles Sans
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Santas Pascuas

Ahora llegan las torrijas y con ellas la tentación de comérselas

Las torrijas, dulce irresistible de Semana Santa.

Las torrijas, dulce irresistible de Semana Santa.

Llega la Semana Santa, y con ella muchos se echan a la calle para presenciar las procesiones que, a ritmo de tambor, marchan por toda la geografía española. Otros, sin embargo, lo de la Pasión de Cristo los lleva sin cuidado y se lanzan por las pistas de las estaciones de esquí cubiertas de nieve. Otros preferimos ir al mar, eso sí, como en mi caso, sin meter ni un dedo en el agua, que a pesar del calentamiento global, a estas alturas, cualquier mar me parece frío. Si hablamos en términos religiosos podemos decir que en estas fechas hay una diáspora general hacia todas partes. Las vacaciones de Semana Santa son, tradicionalmente, de las más celebradas a pesar de las inclemencias del tiempo, porque por tradición suele ser una semana de cielos tristes y lluviosos.

Llegué a mi lugar de descanso a comienzos de semana con el firme propósito de comer moderadamente a fin de conservar el peso al que he llegado después de muchos días de disciplina. Tras varias comidas con amigos, de esas que se alargan por culpa de un buen anfitrión que va ofreciendo alcoholes y dulces sin parar, he observado con estupor la facilidad con la que mi cintura ha sido capaz de recuperar en pocos días las hechuras perdidas durante un fatigoso proceso de dieta.

Me decía uno: no te preocupes, es que tienes el metabolismo lento. Como si teniendo este dato bastara para resolver la batalla contra el aumento de peso.

Ahora llegan las torrijas y con ellas la tentación de comérselas. Prometo no probar ni una durante estas fechas, salvo que alguien me diga: “prueba una”. Que entonces, lo más probable es que acepte tal propuesta.

Lo que para muchos la Semana Santa supone la pasión, muerte y resurrección de Cristo; para mí representa la tentación, caída y resurrección de unos kilos perdidos a base de ayuno, renuncia a hidratos y negación de todo lo que lleva azúcar, como por ejemplo las torrijas. No sé qué hacer: ¿busco recogimiento dándole la espalda a los placeres mundanos, o me entrego de lleno al pecado y Santas Pascuas?

Continuará.

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