Respuesta a un lector
Carles Campuzano

Carles Campuzano

Conseller de Drets Socials.

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Construyamos futuros sostenibles

Carta de un lector: 'Señor Campuzano, toca planificar un nuevo sistema de bienestar para las personas mayores'

El Gobierno promete pagar el 50% del gasto de la dependencia en Catalunya para 2027

dependencia vejez mayores abuelas

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El pasado 21 de febrero el señor Xavier Oller publicaba una carta al director de este diario en la que reflexionaba acertadamente sobre la necesidad de repensar la atención a las personas mayores y dependientes del país. Era el día antes de que, desde el Departament de Drets Sociales, celebráramos la jornada 'Construyamos futuros sostenibles' con el objetivo de afrontar debates imprescindibles como son el reto demográfico que nos empuja a repensar la atención a la gente mayor y los servicios de cuidados, estudiar modelos residenciales de otros países y modelos de financiación para afrontarlo.

Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos, nos dibujaba las proyecciones de población como la jubilación de la generación 'baby boom', la más numerosa de la historia, y cómo en los próximos 30 años habrá que dar respuesta a este incremento de población dependiente. Una realidad que debe tener más peso en la agenda pública y en la conciencia colectiva. Hay que poder atender al grueso de población que ensancha la pirámide demográfica por la parte superior.

A su vez, el profesor Manuel Aguilar abordaba la Ley de la Dependencia y su evolución. Una ley de 2006 que si bien supuso un reconocimiento de nuevos derechos, limitó y condicionó las capacidades de definir un modelo de cuidados propio, puesto que supone una invasión de las competencias exclusivas de la Generalitat en materia de servicios sociales. Ahora bien, el principal fallo de la Ley de Dependencia es el sistema de financiación. Tal y como apuntaba la doctora Júlia Montserrat, esta financiación territorial del Estado español poco transparente y discrecional en sus aportaciones provoca que a día de hoy solo contribuya en el 24% del total, mientras que Catalunya lo hace con el 55%, y el 21% restante recae en el copago de las familias. El incremento de la aportación del Estado en los últimos dos años sigue siendo insuficiente y es necesario que, finalmente, el compromiso del ministro Bustinduy de llegar al 50% de aportación sea una realidad.

En esta línea, el doctor Sergi Jiménez indicaba que actualmente en España tan solo se invierte el 0,7% del PIB en dependencia, lejos del 1,7% de la media europea. Esta infrafinanciación genera listas de espera, equipamientos anticuados y limita la capacidad de replantear los nuevos modelos residenciales y de atención domiciliaria. Hemos abierto el debate y lo afrontamos, pero mientras Catalunya no sea un estado independiente al que no renunciamos, no podemos hacerlo solos.

Adelina Comas-Herrera, de la London School of Economics y creadora del Global Observatory of Long-Term Care, nos remarcaba la importancia de poder evaluar diferentes modelos para adaptarse a los nuevos tipos de cuidados y necesidades. Por eso desde la Generalitat trabajamos para potenciar los pisos con soportes y servicios adaptados a una vejez más autónoma que la de la última etapa de la vida, estamos revisando la cartera de servicios y ultimamos la planificación hasta el 2040 de las necesidades de plazas residenciales y equipamientos para personas mayores, personas con discapacidad y personas con problemas de salud mental. Y por último nos encontramos con la importancia de vincular el sistema de cuidados a la integración social y sanitaria. Así lo apuntaba el catedrático Guillem López-Casasnovas, así es ya una realidad en algunos puntos del país y este 2024 estará plenamente implantada en todas partes.

Hoy afrontar estos retos implica dedicar prácticamente un 60% del presupuesto del Departament de Drets Socials al sistema de atención a la dependencia. Unos presupuestos que necesitamos para reducir las listas de espera, aumentar los salarios de las trabajadoras de los cuidados, invertir en infraestructuras y poner en marcha nuevos modelos. Hará falta responsabilidad y compromiso.