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Biden contra Trump, susto o muerte

Biden y Trump, candidatos a la presidencia de EEUU.

Biden y Trump, candidatos a la presidencia de EEUU.

Albert Sáez

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El llamado ‘supermartes’ de las primarias de los Estados Unidos va a dejar en el cuadrilátero a dos candidatos claros: el actual presidente, Joe Biden, y su antecesor, Donald Trump. Visto desde la distancia, la elección es endiablada. A pesar de la buena gestión de la administración Biden y de los buenos resultados de la economía, el candidato demócrata, además de su avanzada edad, ha mostrado en más de una ocasión no estar en condiciones para gobernar. Trump, a pesar de que el Tribunal Supremo le haya autorizado a presentarse, está claro que participó activa o pasivamente en un intento insurreccional tras la victoria de Biden. Elegirán entre susto y muerte.

Los ciudadanos europeos no hemos hecho suficientes esfuerzos para entender el fenómeno Trump y hemos tendido a caricaturizarlo. Pero tiene que ver con una cierta idea de la globalización y de su impacto en las economías locales, incluso en las más poderosas, y con esa superioridad moral de la progresía que confunde la ideología con el sentido común y con la legislación en materia de derechos civiles. No tenemos a un Trump en el horizonte, pero las causas que lo catapultan también se pueden dar en nuestros países. La crisis de la agricultura tiene que ver en parte con ese malestar que allí se concentra en un personaje tan estrambótico como Trump.

Lo que resulta aún más difícil de entender es que dentro de partido demócrata no haya surgido ningún liderrazgo desde los tiempos de Obama. Su secretaria de Estado fue derrotada por Trump y su vicepresidente llegó septuagenario a la presidencia y ahora no tiene un recambio creíble ni en la otrora carismática vicepresidenta Harris. ¿Qué ocurre en ese mundo? ¿No hay líderes o no hay ideas potentes? O las dos cosas. El centroizquierda europeo tampoco va muy sobrado ni de una cosa ni de otra. Sánchez es el liderazgo más consistente que queda en pie y ya vemos cómo está. La polarizacón ahuyenta los liderazgos en base a los méritos.

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