Maniobras electorales europeas

Von der Leyen, ahir a Brussel·les. | KENZO TRIBOUILLARD / AFP

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Eliseo Oliveras

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Cuando faltan poco más de cien días para las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha puesto fin a meses de suspense anunciando su candidatura a repetir en el cargo al frente de las listas del Partido Popular Europeo (PPE). Los populares europeos también han comenzado a maniobrar para afianzarse como la primera fuerza de la Unión Europea (UE) y debilitar el cargo que habitualmente ocupan sus rivales socialistas. El amplio descontento existente augura un significativo voto de protesta a favor de la extrema derecha, que espera un número récord de escaños.

El próximo Parlamento Europeo contará con 720 escaños, 15 más que ahora tras la salida del Reino Unido. Las encuestas anticipan una Cámara muy escorada a la derecha: los populares y las distintas fuerzas de ultraderecha podrían llegar a sumar la mayoría absoluta. Dada la colaboración gubernamental nacional y regional de los populares en distintos países con la extrema derecha (Italia, Suecia, Finlandia, España y Austria) y la asunción por el PPE de parte de la agenda ultra hacen previsible un acuerdo entre los populares europeos y al menos un sector de la ultraderecha.

Esto abriría la vía para el proyecto de los primeros ministros ultraderechistas de Italia, Giorgia Meloni, y Hungría, Viktor Orban, de reformar la UE desde dentro. El voto decisivo del eurodiputado Gunnar Beck de la ultra Alternativa para Alemania (AfD) para ubicar en Frankfurt la sede de la Agencia Europea contra el Blanqueo de Capitales y los vetos de Orban muestran que la extrema derecha ya dispone de un poder mayor del que se admite.

Von der Leyen suaviza las medidas

Von der Leyen ha comenzado a suavizar las medidas y propuestas que generan más oposición en los ciudadanos y los gobiernos para asegurarse un buen resultado electoral y que los líderes de los Veintisiete la designen para repetir en el cargo otros cinco años. Von der Leyen necesitará después ser aprobada como presidenta de la Comisión Europea por el Parlamento Europeo con el respaldo mínimo de 361 eurodiputados (más de la mitad). En 2019, sólo superó la votación por nueve votos y sin los 13 diputados de Orban no habría sido elegida. Von der Leyen aún debe vencer alguna oposición dentro de los propios populares, como la de Los Republicanos franceses. Von der Leyen también se ha mostrado abierta a colaborar con la extrema derecha que no vaya contra la UE y no sea "amiga" del presidente ruso, Vladimir Putin.

Von der Leyen ha propuesto esta semana medidas para apaciguar la revuelta agraria, que se suman al abandono de la ley de pesticidas anunciado el 6 de febrero. También han desaparecido de la agenda las propuestas conflictivas (alimentación sostenible, etiquetas nutritivas y restricciones a fumar en exteriores). Ante las criticas al veto a partir de 2025 de los coches nuevos con motor de combustión del Pacto Verde, Von der Leyen ha subrayado que esa medida puede revisarse en 2026.

Como el ingreso de Ucrania en la UE genera reservas entre los alemanes y los votantes de su partido democristiano CDU, Von der Leyen anunció el 21 de febrero que el marco negociador que la Comisión Europea debía presentar en breve como paso previo a la apertura de negociaciones no estará listo hasta después de las elecciones europeas. El 52% de los alemanes y el 51% de los votantes de la CDU son contrarios al ingreso de Ucrania en la UE, según un sondeo de la Fundación Bertelsmann.

Populares, primera fuerza

Los populares se afianzarán como primera fuerza política de la UE, según los sondeos, superando en 40 escaños a los socialistas. Para debilitar el poder del responsable de la política exterior y de seguridad de la UE, un cargo ocupado habitualmente por un socialista y que ahora desempeña Josep Borrell, el PPE propone crear el puesto de comisario de Defensa con el objetivo de que sea ocupado por un conservador polaco.

Los socialistas europeos han escogido como cabeza de lista al comisario de Empleo, el luxemburgués Nicolas Schmit, desconocido del público a diferencia de Von der Leyen. El descontento ciudadano con el canciller socialdemócrata alemán, Olaf Scholz, y la debilidad de los socialistas franceses e italianos refuerzan las malas perspectivas del segundo grupo político europeo.

El 65% de desaprobación de los franceses al presidente Emanuel Macron, el hundimiento de Ciudadanos en España y los liberales en Países Bajos también auguran un retroceso del grupo liberal. El descontento con los Verdes en Alemania reducirá asimismo el peso de los ecologistas.   

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