Cumbre extraordinaria

Hungría levanta el veto y desbloquea el paquete de 50.000 millones de euros de ayuda a Ucrania

Orbán ha mantenido la incertidumbre hasta el final sobre la revisión del presupuesto europeo y el plan para respaldar financieramente a Kiev

Último aviso a Orbán: o apoya la financiación para Ucrania o la UE boicoteará su economía

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, conversa con su homólogo eslovaco, Robert Fico, este jueves durante la cumbre extraordinaria.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, conversa con su homólogo eslovaco, Robert Fico, este jueves durante la cumbre extraordinaria. / GEERT VANDEN WIJNGAERT / AP

Silvia Martinez

Silvia Martinez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El tiempo juega en contra de Ucrania. El dinero para financiar su maquinaria administrativa y garantizar el funcionamiento del país se agotará en el mes de marzo y su único salvavidas era la revisión del presupuesto europeo y el paquete de 50.000 millones de euros con el que dar estabilidad financiera a Kiev durante los próximos cuatro años. Tras un primer intento fallido en la cumbre de diciembre, por el veto del primer ministro de Hungría a dar un cheque en blanco a Kiev, Viktor Orbán se ha rendido ante la evidencia, ha dado su brazo a torcer y ha permitido a los líderes europeos aprobar por unanimidad una ayuda "crucial" para que Ucrania pueda seguir haciendo frente a Rusia.

"Tenemos un acuerdo. Unidad. Los 27 líderes han acordado un paquete de apoyo adicional de 50.000 millones de euros para Ucrania dentro del presupuesto de la UE. Esto garantiza una financiación firme, previsible y a largo plazo para Ucrania", ha anunciado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Tras intensas negociaciones de estas últimas semanas, una cena de trabajo el miércoles y una reunión restringida de última hora antes del inicio de la cumbre extraordinaria, el pacto se cerraba con inesperada rapidez en apenas cinco minutos de reunión. "Es un buen día para Europa", ha celebrado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. El acuerdo permite iniciar los trámites para lanzar la negociación de la reforma presupuestaria con el Parlamento Europeo y empezar a preparar los pagos a Ucrania.

La última pieza del puzzle se colocaba en un encuentro reducido --"amistoso y constructivo", según fuentes presentes-- en el que han participado, además de Orbán, Michel y Von der Leyen, el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. Tras constatar el apetito del húngaro por plegarse y aceptar el sentir de la mayoría, se han sumado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el belga Alexander de Croo, el holandés Mark Rutte, y el polaco Donald Tusk. A consultas previamente también habían llamado a los mandatarios de los países bálticos y nórdicos, muy implicados y sensibles ante todo lo que afecta a Ucrania. "La UE asume el liderazgo y la responsabilidad en el apoyo a Ucrania; sabemos lo que está en juego", anunciaba Michel minutos después de la aprobación.

Malestar y mucha frustración

El malestar y la frustración entre los líderes europeos estas últimas semanas ha ido in crescendo a la par que la insistencia de Orbán por mantener su pulso. El Gobierno húngaro exigía, a cambio de autorizar el nuevo paquete de 50.000 millones para Ucrania, el derecho a vetar la ayuda cada año. Las restantes 26 delegaciones estaban dispuestas a aceptar una revisión anual, pero no a modificar el acuerdo cerrado a 26 países en diciembre ni a que la ayuda tuviera que validarse por unanimidad cada año. Una línea roja que no han aceptado cruzar.

El acuerdo mantiene las cifras de diciembre. Es decir, una dotación presupuestaria adicional de 64.600 millones, de los cuáles 50.000 millones --17.000 millones en forma de subvenciones y 33.000 millones en forma de créditos-- irán a Ucrania. En cambio no incluye la posibilidad de veto que exigía Orbán, aunque sí varias simbólicas concesiones que le permitirán salvar la cara ante su parroquia. "Nos hemos mantenido firmes y tras largas negociaciones hemos aceptado la oferta de la UE", ha resumido Orbán al término de la reunión.

En primer lugar, habrá un informe anual de la Comisión Europea sobre la implementación del fondo para Ucrania que expira en 2027, un debate a nivel de líderes europeos "con vistas a ofrecer una guía sobre el enfoque de la UE hacia la situación derivada de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania" y "si es necesario, en dos años, el Consejo Europeo invitará a la Comisión Europea a hacer una propuesta de revisión (de la ayuda financiera) en el contexto del próximo marco financiero plurianual", una decisión que tendrá que adoptarse por unanimidad. Aunque no altera el resultado ni supone concederle el derecho de veto que reclamaba, el húngaro ha preferido cantar victoria. "Misión cumplida. Los fondos de Hungría no terminarán en Ucrania y disponemos de un mecanismo de control al final del primer y segundo año", ha resumido en su cuenta de X.

Mecanismo de condicionalidad

El texto pactado también se hace eco de las conclusiones del Consejo Europeo de 2020 sobre la aplicación del mecanismo de condicionalidad, el instrumento que ha permitido a la UE mantener los fondos a Hungría congelados por su deriva autoritaria, y que señala que las medidas tienen que aplicarse de forma "proporcionada". Según fuentes diplomáticas, la inclusión de esta mención no cambia nada en la práctica ni ayudará a Budapest a ver liberados los fondos congelados. "No hay nada nuevo, solo se recuerda lo que se pactó. Imagino que puede regresar a Budapest y decir que ha logrado el compromiso de que haya proporcionalidad pero esto no abre la puerta a que la Comisión le de más dinero", apuntan. "Al contrario, se recuerda que algo que pactaron sigue siendo válido", subrayan desde la Comisión.

La jornada arrancaba con muestras claras del hartazgo al que han llegado los líderes europeos con Orbán. "No tenemos fatiga con Ucrania, tenemos fatiga con (Víktor) Orbán", había dicho a su llegada a la reunión el polaco Tusk expresando el hartazgo ante la estrategia negociadora de Orbán. "Víctor quiere ser el centro de atención cada vez que estamos aquí pero no debería ser así", le reprochaba también la estonia, Kaja Kallas. "Tenemos un sistema de unanimidad para tomar las grandes decisiones, pero se hace sobre la base de que todo el mundo actúa de buena fe y está dispuesto a hacer concesiones y a veces a aceptar cosas que no apoya necesariamente por un buen mayor", decía a su llegada a la reunión primer ministro irlandés, Leo Varadkar.

La frustración llegó a niveles nunca vistos el domingo, tras la filtración de un documento elaborado por funcionarios de la secretaría general del Consejo al Financial Times en el se hablaba de boicotear la economía húngara si no había acuerdo este 1 de febrero. Había países que incluso llegaron a plantear la posibilidad de activar el botón nuclear, el artículo 7 del Tratado para retirar los derechos de voto de Hungría en el Consejo. "Muchos países ven la guerra en Ucrania como existencial, de ahí la frustración. El nivel de nerviosismo es muy elevado", señalaba otro alto cargo europeo. "Hay frustración e insatisfacción", añadía un segundo diplomático.