Tradiciones

Aquí no cabalga nadie

Con tantas películas de hombres que os susurran al oído y tanta equinoterapia con niños, estamos creando una generación de caballos de algodón

La Cabalgata de los Reyes Magos en la noche de Barcelona

La Cabalgata de los Reyes Magos en la noche de Barcelona / JORDI OTIX

Albert Soler

Albert Soler

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ignoro por qué le llaman cabalgata de Reyes si no hay ahí ni un caballo, ni camello, ni animal alguno que pueda ser cabalgado, tal vez algunas personas sí, pero eso sería al acabar el desfile y en la intimidad. Hace tiempo que en mi ciudad no hay un solo jamelgo que participe en nada, al parecer a los cuadrúpedos les podría molestar el ruido de la música y la multitud. No solo los humanos vamos a menos, es una tendencia extendida al reino animal. Imagino cómo habrán sido las cenas navideñas alrededor del pesebre de cualquier familia caballar, reunida como tantas otras estos días: alfalfa de primera en el plato, una imagen de Bucéfalo en la pared.

-¿Ruido, dices? Tu abuelo sirvió en la primera guerra mundial cargando sin inmutarse contra los primeros tanques, y otro antepasado tuyo llevó en su grupa a un mariscal napoleónico en Austerlitz, sin que se quejaran del estruendo de la artillería. ¿Y a ti te molesta que los pajes toquen el tambor y los niños griten un poco? Los potros de hoy en día parecéis yeguas. Con tantas películas de hombres que os susurran al oído y tanta equinoterapia con niños, estamos creando una generación de caballos de algodón, lo que yo te diga.

Mucho quejarse de que el rey negro es un blanco pintado, pero nadie protesta porque en la cabalgata no cabalga nadie, que es peor. Un blanco pintado de negro puede todavía dar el pego, aunque sea de lejos, pero una cabalgata sin caballos no hay quien la arregle ni pintando de percherones a los concejales municipales. Lo próximo será eliminar los vehículos que llevan a los Reyes Magos, por ser de combustión, y más adelante a los mismos reyes, no vamos a hacer que vengan a pie desde oriente, sin tracción animal ni mecánica. Será entonces el momento de prohibir a los niños que asistan, que si los caballos sufren estrés por el ruido, también deben de sufrirlo los pequeños, mejor que se queden en casa.

Una cabalgata sin nadie que cabalgue pierde su razón de ser. Un niño va con toda la ilusión a ver la cabalgata de reyes, no ve a nadie cabalgando, y empieza a sospechar que todo es un fraude. ¿Cómo van a repartir regalos estos tres viejos por todas las casas, si nos están engañando ya desde su llegada? Los niños no son tontos, seguro que se huelen el engaño.

Las ciudades que han decidido que desfilar con caballos es una tortura para estos animales en particular y para la madre naturaleza en general, deberían cambiar el nombre de la cabalgata. Mamarrachada estaría bien. 

Suscríbete para seguir leyendo