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¿La huella de Delors?

Sánchez nombra a Carlos Cuerpo para suceder a Calviño, pero será inferior a las tres vicepresidentas en el Gobierno y su jefe en la Comisión Delegada. Un lío.

¿Tendrá el nuevo ministro de Economía los mismos poderes que Calviño?

Carlos Cuerpo: un técnico de confianza en Economía

Carlos Cuerpo promete su cargo de ministro de Economía ante el rey

Carlos Cuerpo promete su cargo de ministro de Economía ante el rey / BALLESTEROS / POOL / EFE

Joan Tapia

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Esta semana ha muerto, a los 98 años, Jacques Delors, diez años presidente de la Comisión Europea, padre del euro y hombre clave en la formación de la UE actual. Pero Delors fue antes ministro de Economía de Mitterrand y evitó -tras tres devaluaciones del franco- que Francia siguiera una ruta nacionalista y estatista. Mitterrand dudó, pero Delors se impuso: Francia y Alemania debían ir juntas hacia la moneda única en una economía social de mercado. Delors, que durante años asesoró a la CFDT, hoy el primer sindicato francés, creía que el socialismo democrático ni podía ni debía ir contra los principios de la ortodoxia y la racionalidad económica. Nada es gratis y lo que paga el Estado lo pagan los contribuyentes. Por ello el recurso al déficit público y a la deuda no son tabús, pero deben manejarse con prudencia.

Y Delors fue oído en Madrid. Felipe González lo tenía en mente cuando en 1982 nombró ministro de Economía y Hacienda (y presidente de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos) a Miguel Boyer. España no podía permitirse que la necesaria subida del gasto social llevara a devaluaciones a la francesa. Boyer fue su Delors. No solo frenó a los ministros que creían que el gasto público debía tener pocos límites, sino que era un social-liberal, opuesto a los dogmas, y sabía que no habría crecimiento sin inversión empresarial. Por eso Felipe no fracasó, gobernó 13 años. 

Con el viento a favor en el BCE, Nadia Calviño ha ejercido el mismo papel que Delors con Mitterrand y Miguel Boyer con Felipe González: que el coste de las medidas socialistas no haga descarrilar la economía

Pedro Sánchez quiso algo similar con Nadia Calviño. La nombró porque era directora general de presupuestos de la Comisión, sabía circular por la ortodoxa Bruselas y por eso inspiraba cierta confianza al mundo económico: las medidas sociales -unas más justificadas que otras- tendrían un límite. Boyer tenía acerados enemigos en el Gobierno, pero solo podían intentar que Felipe le frenara o desautorizara, Calviño tenía dentro socios 'descontrolados' (Iglesias y Yolanda) que no apelaban a Sánchez, sino que querían potenciar un partido a la izquierda del PSOE. Y Calviño, en buena sintonía con María Jesús Montero en Hacienda, una ortodoxa socialista que ahora es la número dos del PSOE, han sabido frenar (sin echar) a los descontrolados. Pese a errores, han impedido que la economía descarrilara.

Pero Calviño ha tenido viento a favor. Para combatir la crisis el BCE tiró al suelo los tipos de interés y ha financiado sin rechistar el déficit de los estados mientras Bruselas enviaba de vacaciones a las reglas fiscales. Ahora, cuando el viento cambia, Calviño se va. Y Sánchez vuelve a intentar lo que en principio es imposible: gobernar con los descontrolados (con Iglesias azuzando a Yolanda) y disciplinarlos (a ellos y a otros socios) haciendo vicepresidenta primera a María Jesús Montero, vicesecretaria del PSOE, que 'pastelea' pero que se ha entendido con Calviño en lo de la disciplina presupuestaria. 

Pero Montero ni es nadie en Bruselas ni inspira confianza a los mercados y es médica, no una economista de renombre. Y Sánchez hace un salto mortal. Pone de ministro (no de vicepresidente) a Carlos Cuerpo, un buen experto que ha sido secretario general del Tesoro y financiación internacional con Calviño, conoce Bruselas y no viene del mundo de la derecha. Sus padres emigraron a Suiza cuando él tenía 9 años. Pero, ¿qué 'auctoritas' tendrá un ministro, experto, sí, pero poco conocido, y supeditado a una vicepresidenta del PSOE y a otra de Sumar que necesita titulares? Doble salto mortal. Carlos Cuerpo será también (como Boyer) presidente de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Así será en el Gobierno el inferior de las tres vicepresidentas, pero en la Comisión Delegada su superior. 

¿Lógico? No. ¿Puede funcionar? Difícil. Y más con la economía en desaceleración. Pero Sánchez se atreve a todo. Las primeras declaraciones de Cuerpo son sensatas, pero debe poner orden en unos socios que creen en una receta: más impuestos y más gasto. Hay que desearle lo mejor (nos conviene a todos), pero el panorama mundial es complicado y a Sánchez no pueden salirle bien todos los saltos mortales. Hace poco Puigdemont, ahora la sucesión de Calviño… 

Pero el PP ayuda. El reajuste merece muchas críticas, pero lo que no se puede decir es lo de Bendodo, que demuestra que el auténtico vicepresidente es Puigdemont.  

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