Análisis
Xavier Martínez-Celorrio

Xavier Martínez-Celorrio

Profesor de Sociología de la Universitat de Barcelona.

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Profesorado de alto valor añadido

Haber tenido un solo maestro excelente en la vida escolar puede generar un aumento de 34.000 euros en el acumulado de la vida activa

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Sergi Garcès, profesor de japonés del INS Montserrat de Sant Andreu de la Barca.

Sergi Garcès, profesor de japonés del INS Montserrat de Sant Andreu de la Barca. / Helena López

El 'big data' del economista Raj Chetty ha descubierto que haber tenido buenos profesores es la verdadera clave para el ascensor social y el éxito en la vida. No importa haber ido a una escuela rica o a una pobre. Haber tenido un solo profesor excelente en tu vida escolar te puede generar un aumento de 34.000 euros en el acumulado de tu vida activa. Los profesores y equipos docentes que generan valor añadido deberían ser los referentes para extender su liderazgo pedagógico en el resto del sistema, empezando por los centros vulnerables.

Sin embargo, la distribución del mejor profesorado en España es socialmente regresiva, concentrándose en los centros de entornos acomodados. Otro 'efecto Mateo' que se suma a otros, como permitir ratios de grupo más altas en los entornos vulnerables y más bajas en los más acomodados. ¿Son anomalías de nuestro sistema que abren brechas y hacen bajar los resultados? Así es, y son factores de organización y gobernanza que pasan inadvertidos. Antes de hablar de calidad docente, debemos consensuar en qué condiciones de calidad van a trabajar y qué políticas de apoyo se van a activar para garantizar que sea universal y no dependa del código postal. 

Disponer de un cuerpo docente excelente y motivado cuesta dinero, pero, en especial, implica cambios de fondo en las facultades de Educación, sucesivos formatos duales entre teoría y práctica (distinto al MIR, no seamos simplistas) y una selección más exigente de formadores, candidatos y contenidos basados en la evidencia de lo que mejor funciona. En segundo lugar, una formación permanente ligada a las necesidades reales de los centros y una evaluación de los equipos docentes, la inspección y el resto de servicios de apoyo, de los que depende el valor añadido asociado a una alta calidad docente. 

Implica revertir pesadas inercias corporativas y superar paradigmas administrativos y sindicales muy encorsetados. El foco no es el profesor individual como si fuera un átomo aislado, sino el contexto colegiado en el que va a desarrollar una profesionalidad completa que siempre será en equipo. Por eso, el profesionalismo colaborativo que propone Andy Hargreaves debería ser el norte de toda reforma docente y así lo sugiere la LOMLOE con el despliegue de la codocencia. No va a ser fácil, porque predomina una cultura individualista de asignatura que se balcaniza y se aísla: un 87% nunca ha compartido ni observado el aula de otro docente en la ESO y la mitad nunca ha colaborado con docentes de otras asignaturas. ¿Queremos eso? 

Reformar la profesión docente es la asignatura pendiente de las últimas décadas y, dada su complejidad y riesgo, siempre se ha limitado a cambiar los planes de estudio de la formación inicial en manos de los decanatos y ciertas especialidades. Ha sido lo más fácil y barato. Consentimos que el certificado del CAP perdurase hasta 2010 cuando la reforma LOGSE nació en 1990. Son 20 años de desajuste, de no haber modernizado la profesión docente a la par que la reforma curricular. De aquellos vientos vemos ahora tempestades.

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