APUNTE

Ilusión mundial por Mónica Marchante

El fútbol en los juzgados

Pico y pala

La sombra de Ramos

El apunte de Mónica Marchante.

El apunte de Mónica Marchante. / El Periódico

Mónica Marchante

Mónica Marchante

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Confieso que desde que se conoció la noticia me he dejado llevar por la nostalgia. Maravillosa nostalgia del Mundial 82 de 'Naranjito' que marcó mi destino profesional y dejó en mí una profunda huella para siempre. Pensar en que la final de julio de 2030 pueda volver a ser, como aquel 11 de julio de 1982, en el Santiago Bernabéu, me emociona. No porque tenga yo más afecto hacia un estadio u otro, sino por mi vivencia personal allí. 

Con solo 13 años compré una entrada a un desilusionado brasileño y entré, por primera vez, a un estadio de fútbol. Italia, mi país de nacimiento, jugaba la final a 600 metros de mi casa. El ambiente que se vivió en las calles adyacentes al estadio me impresionó tanto que subí la cuesta de Concha Espina corriendo para romper mi hucha y volver a tiempo para pagarle las 2.000 pesetas que aquel hombre me pidió por su entrada.

Buscar mi oficio

Salí del estadio eufórica, alucinada y con la firme intención de buscarme un oficio que me permitiese volver a vivir algo semejante, había visto a Italia ser campeona del mundo. ¡¡Había vivido la final del Mundial!! El destino me permitió, 28 años después, de nuevo un 11 de julio, cubrir la final del Mundial en directo. Fue en el Soccer City de Johannesburgo en 2010 y esa noche tuve que controlar las emociones mucho más, con el micro de Canal + en mano, mientras Iker Casillas levantaba la copa que me había deslumbrado de niña, a pocos metros de mi set de entrevistas.Impagable.

En 2030 el 11 de julio no es domingo. No habrá cábala esta vez…será, probablemente el 14. Aún tengo reciente la final del Mundial de Qatar, lo que vivimos allí y lo que representa un Mundial de futbol para millones de aficionados en todo el planeta. Muchos dan lo que no tienen por estar allí.

Pensar en volver a organizar un Mundial en España, aún con los condicionantes que supone no ser sede única, con lo extraño del salto de continente, del invierno al verano etc, me ilusiona especialmente. Por muchas Champions, Ligas, Copas, Mundialitos, Supercopas que viva, nada como un Mundial. Quizás la nostalgia de aquel verano de 1982 condicione mi perspectiva para siempre, pero qué maravilla volver a vivirlo en mi país.

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