APUNTE

Pico y pala por Mónica Marchante

El apunte de Mónica Marchante.

El apunte de Mónica Marchante. / El Periódico

Mónica Marchante

Mónica Marchante

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La historia contará que además de ser campeonas del mundo, un grupo de futbolistas españolas que un día exigieron respeto y acabaron gritaron "se acabó" lograron que hubiera un antes y un después en la RFEF y en el deporte español. Ojalá también en la sociedad.

El movimiento que han protagonizado las campeonas del mundo, más las que renunciaron al Mundial por no renunciar a sus principios, como Mapi León o Patri Guijarro, ha dado la vuelta al mundo, además de inspirar a millones de mujeres en el planeta.

Por fin, Alexia Putellas e Irene Paredes se han explicado, con claridad y contundencia. Su silencio hasta ahora se había utilizado para desacreditarlas. En Goteborg eso también se acabó.

La gota que colmó el vaso

Hablan de discriminación hacia la selección femenina durante décadas y de lo mucho que les costó ser escuchadas. Aclaran que nunca pidieron la cabeza de nadie (Jorge Vilda) porque no les toca hacerlo. Lo que sí hicieron fue trasladar sus inquietudes e intentar realizar su trabajo con dignidad. Y tras el beso no consentido, exigir tolerancia cero ante quienes escondieran, aplaudiesen o incitasen el lamentable suceso. El único "pico" que aceptan es el pico y pala.

"Tuvimos que pelear muchísimo para ser escuchadas", dijo Alexia. "En la final del Mundial que ganamos sucedieron hechos inadmisibles y la gota que colmó el vaso fue la posterior Asamblea. Dijimos hasta aquí. Teníamos que decir tolerancia cero". Y añadió una frase que refleja lo que han vivido este último mes "no ha sido posible ser solo futbolistas".

El CSD llegó tarde

Curiosamente tuvo que ser ese beso no consentido el que hiciera erupcionar el volcán. Si les costó una vida ser escuchadas, hasta un mes después de ser campeonas del mundo ni RFEF ni CSD entendieron que la lava arrasaba con todo. Que esta vez iban todas a una y que el viejo truco de la división y de vender al mundo que eran unas caprichosas, ya no iba a funcionar. 

Y ahí sí, apareció el CSD para apoyarlas y forzar a la federación a tomar las medidas que ellas exigían para mirar al futuro desde el respeto que hasta ahora no tuvieron. "Se agradece el apoyo del CSD pero hasta ahora hemos estado solas y así se lo hicimos saber, que llegaban tarde. Somos conscientes de que ahora tenemos el altavoz para poder hacerlo, y queremos que esto pueda ser un punto de inflexión", explica Irene Paredes.

Quién le iba a decir a Rubiales que aquellas "chicas en paños menores" iban a lograr con su coraje y determinación lo que no logró su enemigo Tebas.

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